Artículo de Juan Torres López, Consejo Científico de ATTAC España, a propósito de la falacia de la falta de competitividad de los salarios en España
¿Hace falta bajar salarios para que España sea competitiva?
El discurso oficial de los políticos y economistas neoliberales, tanto en España como en Europa, es que hay una serie de países, entre ellos España, que tienen salarios muy elevados respecto a los alemanes y que, por tanto, necesitan imponer moderación salarial para que sus empresas sean competitivas en el exterior y así poder crear empleo.
Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo hemos aportado en nuestro libro HAY ALTERNATIVAS. PROPUESTAS PARA CREAR EMPLEO Y BIENESTAR SOCIAL diferentes argumentos para demostrar que el sentido común y los datos empíricos no prueban esa tesis. Pero ahora voy a retomar el tema a propósito de la publicación de un informe muy reciente de la sociedad francesa NATIXIS que trata de mostrar qué países europeos son competitivos y cuáles no.
(Quels pays de la zone euro sont compétitifs, quels pays ne le sont pas?
13 de febrero de 2012,). Su tesis es la siguiente:
1. La variable que es relevante para determinar la competitividad-coste de una economía es el coste salarial en la industria corregido por la evolución de la productividad en este sector. Pues bien, para 2011, ese coste en euros es el siguiente en los diferentes países analizados:
Bélgica: 36,73
Francia: 33,51
Alemania: 28,85
Italia: 28,32
España: 22,87
Grecia: 15,56
Portugal: 10,83
2. Pero a la hora de evaluar la competitividad de una economía no puede considerarse únicamente el coste unitario del trabajo sino que hay que tener en cuenta también el tipo de productos en los que está especializada. Un país especializado en producir bienes o servicios de alta gama (de mayor calidad, más sofisticados o diferenciados) puede permitirse venderlos a precios más elevados sin perder mercados, es decir, ser igual o más competitivo incluso con salarios más altos que los de sus competidores.
Para conocer la especialización de cada país en este aspecto se puede utilizar la llamada elasticidad-precio de las exportaciones que indica en qué grado varían éstas últimas cuando suben o bajan sus precios. La estimación de NATIXIS califica a la exportación española como de gama débil (por debajo estarían Grecia, Irlanda y Francia, que sería el de gama más baja), en relación con la de los demás países analizados (Alemania, Italia, Portugal y Bélgica).
Habría que señalar que esta conclusión de NATIXIS es incluso más desfavorable para la economía española que otras estimaciones. Los indicadores de la OCDE que miden la intensidad del nivel tecnológico sectorial de las exportaciones señalan que España está especializada en productos de tecnología media y media-alta o en otros de tecnología baja y media-baja (agrícolas, pesqueros, bebidas y tabaco, textil y calzado) pero que tienen una marca diferencial de calidad que les permitiría competir por vías diferentes al precio. Esto explicaría que, a pesar de que nuestros costes laborales unitarios hubieran subido en los últimos años, se haya mantenido constante nuestra cuota de exportaciones.
3. Precisamente, el tercer factor que toma en consideración el informe de NATIXIS es la evolución del valor de las exportaciones de los diferentes países analizados en relación con el total mundial desde el año 1999 a 2011. Los datos que ofrecen le permite concluir que Alemania, España, Portugal, Bélgica e Irlanda han sido competitivos y han mantenido o aumentado su participación en el total mundial de exportaciones.
Estos datos permiten a NATIXIS concluir que no ha habido problema de costes salariales que explique el incremento del déficit exterior español de los últimos años, como dicen la mayoría de los economistas y políticos neoliberales para justificar así sus constante propuestas de moderación salarial. En su opinión, lo que ha sufrido la economía española ha sido un problema de demanda interna.
La idea es bien sencilla: por muy competitivo que sea un país en términos de costes salariales no mejorará su posición en los mercados internacionales si la demanda interna absorbe la producción y no hay productos para vender fuera.
Mi explicación de por qué se ha consolidado (sobre todo desde la entrada en el euro) ese modelo tan desfavorable para España y tan insostenible la he analizado en otro lugar (Crisis inmobiliaria, crisis crediticia y recesión económica en España) y podría resumirse en dos grandes razones. La primera porque es el que ha convenido al capital extranjero, a las grandes empresas alemanas, francesas, italianas
que nos venden productos y que además han tomado literalmente la producción española de bienes y servicios orientados a la demanda interior. Y la segunda, porque es el modelo que también interesaba a la banca puesto que la combinación de bajos salarios más fomento del consumo y de la adquisición de la vivienda es lo que mejor garantiza el incremento de la deuda que es su negocio. Y gracias al enorme poder del que disponen los grandes grupos empresariales y los banqueros en nuestra incompleta democracia no les ha sido difícil imponer ese modelo al conjunto de la sociedad a pesar de que sabíamos que llevaba a donde nos ha llevado.
Por tanto, la respuesta a la situación en la que estamos no puede ser la moderación salarial sino un cambio de modelo que especialice a nuestra economía en nuevas gamas de bienes y servicios, que fomente un consumo más sostenible y vertebrador de nuestra economía y de nuestra sociedad, y que garantice la generación endógena de recursos y la financiación más racional y descentralizada para el desarrollo de un tipo de actividades económicas mucho más pegadas al terreno y menos dependientes del capital extranjero. Bajar salarios es la vía directa a la destrucción de empresas y empleo, a la mayor precariedad e insatisfacción y a nuevas crisis.
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