No requiere comentarios, sólo leer
Yo también soy minero
Por Amalia Álvarez, escritora.
nuevatribuna.es
Un lazo negro, como el rojo del SIDA, como el rosa del cáncer, como el azul de gesto por la paz. Esta vez negro. Un lazo negro y una leyenda “yo también soy minero”. Un lazo por la solidaridad con los hombres y las mujeres de la mina. Un lazo que nos identifica con un sentir y un pensar.
Con el sentir de la marcha negra, con el esfuerzo de los hombres y mujeres que caminan desde hace días, que partieron de las comarcas mineras de todo el país para ver si conmueven al gobierno, para que rectifique su postura, para que sepa que caminan y esperan, pero que si no se cumple lo pactado llegaran a Madrid. No piden nada nuevo, salvo que se cumpla la palabra dada, el acuerdo firmado. Ignacio Fernández Toxo, que les acompaño, junto con Candido Méndez, en algún tramo del camino, repreguntaba “¿Cómo puede haber incendiarios al frente de ministerios?” en los que se toman decisiones que "hacen tanto daño a tanta gente" y que generan conflictos.
El camino y el calor se alían para cansar a los mineros, son muchos kilómetros, y son muchos grados al sol, y mientras unos caminan, otros permanecen encerrados en el fondo de la mina, reivindicando lo mismo. Que se cumpla lo pactado. El abismo, la humedad y el frío, se alían para cansar a los mineros, son muchos metros bajo tierra, es mucha la humedad. Y mientras unos caminan y otros esperan, otros se manifiestan en las carreteras, en las calles, y son reprimidos y les llaman terroristas.
Cansancio, sol, humedad, frío, lucha, siempre lucha. Y ellos caminan, esperan, y luchan. Están fuertes y unidos, y decididos, y reciben el apoyo de las gentes por donde pasan. Los ciudadanos los miran, les aplauden, los ojos se humedecen, los gritos de apoyo se suceden.
Hoy son un símbolo. Tal vez lo sepan o no. “¿Qué piensa la gente de nosotros?”, ¿Qué dicen?” pregunta un joven minero. “Nosotros caminamos y luchamos y sentimos el apoyo de la gente y eso nos gusta, pero leemos cosas en muchos medios de comunicación que no nos gustan”.
El martes 10 de julio, a las 10 de la noche entraran en Madrid, por Moncloa, todos juntos. Una marcha nocturna, donde el Madrid solidario y obrero que no comprende que no se cumplan los convenios firmados, tiene que saludarles, acompañarles, reivindicarlos y reivindicarse, porque no son terroristas, son mineros, son trabajadores, quieren trabajar y exigen que se cumplan los pactos.
El miércoles 11 de julio, a las 11 de la mañana una manifestación partirá desde Colon hasta el Ministerio de Industria. El resto está por escribir. El gobierno tiene la palabra. Los mineros, la dignidad y la lucha.
0 comentarios