Si hubiera discusión del verano como hay canción del verano la ministra hubiera conseguido su mayor éxito eso si tan pachanguero como lo que parece es su ministerio ahora.
La ministra en su laberinto
Por Marciano Sánchez Bayle, Portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública
nuevatribuna.es
Estamos viviendo un vodevil veraniego con las declaraciones de los responsables del Ministerio de Sanidad sobre la atención sanitaria de los inmigrantes irregulares, un vodevil que tendría bastante gracia si no fuera porque lo que está en juego es la salud y la vida de muchas personas.
Veamos la trama, la Sra. Mato - ¡gensanta que éxito escoger para ministra de Sanidad a alguien con este apellido y que además lo desconocía todo del tema!-, parece que decidió que, para que los recortes y la destrucción de la sanidad escenificadas en el RD Ley 16/2012, pasaran mas desapercibidos lo mas practico era encontrar un “buen culpable”, y como Zapatero ya está bastante amortizado, se fijo en los inmigrantes que son fáciles de identificar y cuya estigmatización ya está dando réditos electorales en otros países de la UE y en alguna zona de España.
Y se puso en marcha la exclusión de la atención sanitaria de los inmigrantes irregulares, primero sin más, luego se descubrió que este país, contra lo que parecía a primera vista está lleno de gente sensiblera, a la que eso de dejar morir a otras personas en medio de la calle les parece francamente mal, y que además muchos profesionales de la salud estaban convencidos de que su profesión tenía un componente ético que les obligaba moralmente a ayudar a las personas enfermas, cualquiera que fuese su situación reglamentaria y que no estaban dispuestos a ser cómplices de semejante tropelía.
Pues, vuelta empezar, primero se declara que por supuesto se garantizará la atención sanitaria, y de salud pública (como no saben nada desconocen que las medidas preventivas, vacunaciones, etc, se realizan en atención primaria), y nos dicen que las ONG están para eso, lo que provoca otro revuelo porque éstas en lugar de asumir sus obligaciones, le recuerdan al Ministerio que les han recortado los ingresos dejándoles con escasísima capacidad para hacer lo que ya hacían, y nula para asumir nuevas tareas, y que la atención sanitaria es muy compleja, y necesita muchos medios y tecnología que no están a su alcance.
Para salir adelante, nuevas propuestas, para que luego no se diga que este Ministerio no está demostrando tener tanta imaginación como falta de conocimiento. Ahora los inmigrantes podrán acogerse a unos convenios y pagando unas cantidades tendrán atención sanitaria. Pero de nuevo otro inconveniente, resulta que la mayoría de la población sabe leer e incluso enterarse de lo que lee (maldita educación pública, aunque eso ya lo tenemos en vías de liquidación), y descubren que las cuantías que se les piden son muy altas, en la práctica inasumibles (claro está, teníamos que acordarnos de las aseguradoras privadas, al fin al cabo “son de los nuestros”), que se limitan a los irregulares con más de un año de empadronamiento (menos de una tercera parte de los mismos). Y para colmo nos sacan a los enfermos crónicos cuya vida pende del hilo del tratamiento y que si lo abandonan se van a morir (resulta que tienen nombre y apellidos y caras, y se exponen sin pudor ante los medios de comunicación ¡estos inmigrantes ya no saben a dónde llegar!) .
El nuevo movimiento tiene su aquel: les atenderemos pero les cobraremos a sus países de origen, nos dicen los del Ministerio. De nuevo los críticos nos preguntan ¿Cómo?. Los países de origen de estos inmigrantes, como a casi nadie se le escapa, tienen una situación económica y social mucho peor que la de España, y la probabilidad de que asuman estos costes tiende simplemente a cero.
Y hasta aquí hemos llegado, porque el vodevil todavía no ha acabado y el segundo acto promete ser todavía más movido. Yo, modestamente, me permitiría aconsejarles que incluyesen las novenas, rogativas y quizás alguna que otra procesión para pedir por la salud, o preferiblemente, por el retorno de los inmigrantes a sus países y que en su televisión (la que antes era de todos y ahora han secuestrado) algún obispo o cardenal nos explicara porque es tan importante mantener vivo un embrión sin expectativas de vida y no nos tenemos que preocupar de la salud y la vida de las personas reales.
Dejémonos de bromas. La desatención de este grupo de población tiene repercusiones muy negativas desde el punto de vista humanitario, de salud pública y de funcionamiento de los recursos asistenciales, e incluso es dudoso que consiga ahorros económicos. El Ministerio de Sanidad está demostrando un nivel de incompetencia que parecía difícil de conseguir, seguramente la Sra. Mato y su equipo tienen algunas habilidades ocultas, dejen la Sanidad y dedíquense a ellas, porque están contribuyendo a sumir en la miseria sanitaria y moral a un país que su gobierno ya había colocado en la miseria económica.
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