El camino hacia una medicina personalizada, diseñada a medida de cada enfermo
López Otín cree que podrán crearse fármacos personalizados para el cáncer en seis años
El equipo científico que comanda el investigador de la Universidad de Oviedo identifica 78 genes involucrados en la leucemia linfática
Foto: López Otín, durante su conferencia en la Fundación BBVA, en su sede de Madrid.
05.09.12 - A. PANIAGUA / E. PRESS | MADRID, en El Comercio.
Un equipo de científicos comandado por Carlos López Otín, de la Universidad de Oviedo, ha descubierto 78 genes implicados en la leucemia linfática crónica, la variedad más común de este tipo de cáncer. Los investigadores han descifrado el genoma de 105 personas con leucemia, lo que en algunos casos permite predecir la evolución de la enfermedad. En una rueda de prensa en la Fundación BBVA, el experto adujo que los desajustes en los mecanismos de supresión del cáncer conducen a los pacientes a un rápido envejecimiento.
Pese a los logros obtenidos, López-Otín es consciente de las dificultades para desenredar la maraña genética que entrañan los tumores. Hace ahora un año los investigadores liderados por López Otín concluyeron la secuenciación del genoma completo de cuatro pacientes y observaron que cada enfermo presentaba unas 1.000 mutaciones, no siempre en el mismo gen. Ello da idea de la complejidad que supone la empresa en que se ha embarcado López Otín.
De ahí que el reto a que se enfrenta ahora la ciencia estriba en identificar las mutaciones más relevantes y clasificar los tumores en función de ellas, y no solo atendiendo a su morfología. A la luz de los nuevos avances, se sabe que tumores aparentemente muy similares, clasificados con técnicas diagnósticas convencionales, pueden resultar muy distintos si se atiende a sus características genéticas.
López Otín, que coordina con Elías Campo, del Hospital Clínico de Barcelona, el proyecto de secuenciar el genoma de la leucemia linfática crónica, se ha percatado de que la variedad de mutaciones se multiplican. No en vano, las recurrencias más frecuentes aparecen solo en 15% de los pacientes. Aun así, las mutaciones recurrentes acontecen en los genes NOTCH1 y SF3B1, que permiten pronosticar un rápido desarrollo de la dolencia. Por primera vez el gen SF3B1 aparece relacionado con el surgimiento del cáncer, por lo que ahora se abre un campo de investigación importante para esclarecer cómo funciona.
Del NOTCH1 se sabe que interviene en otras enfermedades y se han ensayado fármacos para influir en su actuación.
El objetivo López Otín es llegar a descifrar el genoma de 500 pacientes con la leucemia descrita dentro de un año. Aunque no quiso adelantar el resultado, el investigador anticipó que en breve habrá noticias sobre algunos «descubrimientos importantes» relativos a este proyecto. Como al ritmo actual será difícil cumplir el hito de secuenciar 500 genomas, los promotores del proyecto aplicarán una nueva técnica que, sin analizar con tantos pormenores la secuencia genética, permite centrar la atención en las regiones que contiene información tumoral más relevante, que son las zonas codificantes o exomas. La iniciativa de López Otín participa en el proyecto internacional que pretende analizar en cinco años los genomas de 25.ooo pacientes, clasificados en ochos grupos en virtud de los tumores más frecuentes.
Epigenoma
La tarea del investigador persigue buscar no solo mutaciones relacionadas con cada tumor. También trata de averiguar los secretos del epigenoma, los cambios que conciernen a la función y expresión de los genes sin alterar la propia secuencia del ADN. Se trata de un desafío importante, ya que los epigenomas del cáncer son extremadamente «dinámicos» y muchos de sus aspectos constituyen una incógnita.
López-Otín prevé que en un futuro próximo, que ronda los seis años, «a cada enfermo se le hará un test para conocer el perfil genético de su tumor y se le administrará el fármaco más idóneo de entre todos los disponibles». De esta manera se camina a una medicina personalizada, diseñada a medida de cada enfermo, y con una colección de medicamentos que se elaborarán en función de dianas terapéuticas diferenciadas. Como señala el científico, «el cáncer es un proceso caótico pero que tiene una lógica por descifrar».
Todos estos estudios han demostrado que la actividad científica a veces aporta resultados insospechados. López- Otín fue de los primeros en percatarse de la asociación existente en muchos casos entre cáncer y envejecimiento, «dos partes de la misma ecuación». «Ambos fenómenos surgen de las mismas alteraciones químicas, que pueden ser muchas o pocas».
Casi sin buscarlo, Otín, catedrático de Biología Molecular, se encontró con que un ratón modificado genéticamente, que nació y creció en el laboratorio, experimentó en cuatro semanas un proceso de envejecimiento acelerado, de modo que su aspecto era el que tienen los ejemplares de su misma especie a los dos años. Tras indagar en el hecho, se descubrió que la causa era la acumulación anómala de una proteína tóxica llamada progerina. «Gracias a este hallazgo se ha revelado que, a veces, el descontrol sobre los mecanismos de supresión del cáncer lleva al ser humano a envejecer y si el proceso es enorme el envejecimiento es extraordinario», dijo.
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