Eso y mucho más
Insultos y groserías, ¿en el ADN del PP?
María Dolores Amorós, Catedrática de Lengua Española
nuevatribuna.es
Primero fue Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP, que es su rabia pasional por la decisión del juez Santiago Pedraz, sobreseyendo las acusaciones de delito contra unos participantes del 25-S, en un auto magistralmente razonado, y en el que comenta, además, el que estas protestas de los manifestantes del 25-S se deben, entre otras cosas, a "la decadencia de la clase política", sin mencionar a nadie en concreto, ha vomitado los exabruptos propios de gente maleducada y ordinaria contra el magistrado al que ha insultado personalmente como "pijo ácrata" -entre otras lindezas- y de" utilizar las togas y la Audiencia Nacional para hacer demagogia"; igualmente le hace responsable de cualquier agresión que pudiere sufrir algún diputado. Es más, el prototipo de auténtico "pijo chulito" que representa el tal Hernando manifestó sus dudas acerca de la 'calidad jurídica' del magistrado.
Y aunque posteriormente ha querido rebajar su nivel de insulto personal y ha matizado alguna que otra cosa, lo ha hecho por clara cobardía, pero las hemerotecas y filmotecas ahí están para reflejar la verdad.
Y es que el PP no tolera que nadie le lleve la contraria. Bien que apoyaron a los jueces que, injustamente, apartaron temporalmente a Baltasar Garzón por denunciar las trampas y corrupciones de la Gürtel en que tantos del PP están imputados. Y por defender a los masacrados por la dictadura sangrienta de Franco, procurando que los familiares recuperen a sus asesinados perdidos en fosas anónimas por la geografía nacional. La injusticia realizada al juez Baltasar Garzón marca un hito en la decadencia de la democracia de este país. Tiempo al tiempo.
Ahora ha sido otro sujeto del mismo partido, José Manuel Castelao Braña, persona de Feijó, y recientemente propuesto por Fátima el lunes, 1 de octubre, como Presidente de la Ciudadanía Española en el Exterior, el que ha tenido que dimitir, al cabo de cuarenta y ocho horas, por sus expresiones extremadamente vulgares y sexistas, propias de un ser repulsivo y que nadie con un mínimo de dignidad puede consentir.
En una reunión interna del Consejo General de Ciudadanía Española en el Exterior se originó el infortunio: La desafortunada frase se produjo cuando el pasado martes, Castelao Bragaña estaba reclamando el acta de la reunión a la mesa de educación del consejo que representa a los emigrantes, pero faltaba un voto para formalizar el documento. "No pasa nada. ¿Hay nueve votos? Poned diez. Las leyes son como las mujeres, están para violarlas".
Después, y al exigirle que pidiera disculpas, lo hizo aunque sin mentar el porqué de sus excusas.
De todas formas, y al margen de las groserías, el poco rigor en formalizar los documentos le hacen también incapaz para el desarrollo de tal cargo. Ha demostrado fehacientemente lo poco que le importa la Ley, que, según este tipejo, 'está para violarla.' Es un ejemplo típico de un perfecto pepero, que viene a recordarnos a aquél otro de la 'manteca colorá' y su desprecio por los que él considera que están 'por debajo de'.
Un personaje público, pues ha desempeñado el cargo de diputado en Galicia y ya fue presidente del Consejo para el que ahora había sido nuevamente propuesto, al soltar espontáneamente la procaz frasecita de "Las leyes son como las mujeres, están para violarlas" demuestra que no es la primera vez que profiere tal obscenidad, sino que es algo que tiene muy interiorizado. Y este mensaje, impúdico en cualquier boca, dicho por este sujeto debería ser constitutivo de delito, pues incita a la violación y a la desobediencia de la ley.
Al PP le viene grande su mayoría absoluta. Están locos por no perderla, y en esta su embriaguez van desbocados y sale lo mejor de ellos mismos. Nos han quitado nuestros derechos sociales, nos han empobrecido, han aumentado brutalmente el número de parados, y no se contempla ninguna salida a esta política de recortes; recortes siempre para los mismos, para los menos pudientes y más sensibles. "Disminuirá el paro cuando la economía crezca", perogrullada de Rajoy. ¿Es ese el futuro que nos espera? ¿Un círculo vicioso y sin salida? Pues justo esto es lo que nos depara el PP.
Mientras, la encuesta del CIS continúa dando la mayoría absoluta al PP en Galicia, donde hay cerca de 800.000 pensionistas, en tanto Rajoy está ocultando qué va a hacer con las pensiones hasta pasadas las elecciones gallegas y vascas, ¿no se lo imagina la ciudadanía gallega y especialmente los pensionistas? Y Feijó, en una clara manifestación de mentiras, promete que no va a subir los impuestos, a sabiendas de que su incumplimiento es forzado. Justo lo mismo que repetía Rajoy antes de las Elecciones Generales del 20-N, y ya se ve cómo no sólo no ha ejecutado sus promesas electorales sino que ha hecho precisamente lo contrario. ¿De verdad despierta Feijó, o las gaviotas ahora ocultas, credibilidad? ¿No es demasiado "déjà vu"?
Es incomprensible la ceguera de un pueblo al que un PP, soberbio de poder y dinero, tiene sojuzgado y humillado.
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