Charlas matronales por España
«Se empieza a descuidar la preparación al parto; hay mujeres que delegan todo en la epidural»
«Las matronas nos equivocamos al insistir en que la crianza es cosa de dos; estoy por la labor de recuperar a las abuelas»
Foto: CHARO SÁNCHEZ GARZÓN, Matrona, durante la charla.
A. RUBIERA, en La Nueva España
Una veintena de mujeres gijonesas participaron ayer, en las instalaciones del Casino de Asturias, en una charla matronal con Charo Sánchez Garzón como ponente. Diplomada en Enfermería, con las especialidades de Psiquiatría y Matrona, además de experta en sexología, Sánchez Garzón está en la recta final de un recorrido por España -con citas en 25 localidades de todo el territorio nacional-, organizado por la empresa DKV, con la maternidad y sus circunstancias como tema de trabajo. Matrona en el Hospital de la Defensa de Madrid, su trabajo lo compagina con la docencia como profesora de Antropología y Bioética y Sexualidad Humana en la Universidad Autónoma de Madrid. Asegura que este recorrido con el proyecto de charlas matronales ha resultado aleccionador, además de servir para constatar que las futuras mamás se parecen mucho, sean de la zona que sean de España.
-¿Cuánto han cambiado en 25 años de profesión las madres españolas?
-Sobre todo han cambiado los miedos. Antes, cuando no había tanto diagnóstico prenatal, el miedo estaba relacionado con el bebé, si estaría bien o no. También había miedo al dolor. Ahora, con las técnicas ecográficas más novedosas y con el uso de la analgesia epidural, esos miedos han perdido algo de potencia y crecen los temores a cómo será el parto, en general, y si seré capaz de emprender esta nueva aventura.
-También la edad de las madres es diferente. ¿Qué implica la maternidad tardía?
-Desde el punto de vista biológico una chica de 20 años pare genial; la elasticidad en toda la musculatura, en los tejidos -en el periné, en la pelvis...- es total. Así que desde ese punto de vista físico, parir joven es lo ideal. Desde el punto de vista psicosocial, en cambio, una persona más madura tiene menos expectativas con respecto a otras cosas en la vida y eso lleva a que se centre más en el proceso de la maternidad. A veces, también hay que decirlo, exageradamente. Con los pocos hijos que se tienen ahora todo se centra en el hijo o hija.
-¿A una matrona, la edad de la parturienta le influye en algo?
-El temor que podemos tener las profesionales viene más bien cuando ha habido una gestación asistida, si ha habido una fecundación in vitro, una donación de óvulo... No tanto por la edad. Esa presión tiene que ver con ser consciente de las pocas posibilidades de esa mujer de tener hijos, de volverse a embarazar, y si ahí falla algo el drama es doble.
-¿Cual diría que es la preocupación estrella de las mujeres embarazas?
-La pregunta más repetida en las charlas es: ¿Cuándo me voy al hospital? Y a esa, en el caso de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla suman la de ¿Y me dará tiempo a llegar?
-Entonces, ¿cuándo tiene que ir una embarazada al hospital?
-Las pautas son claras: hay que ir cuando se empiezan a tener contracciones rítmicas, cada cinco minutos o menos; si se rompe la bolsa del líquido amniótico; si se sangra como una regla; si no se siente al bebé o si la mujer tuviese algún síntoma de infección urinaria. Pero lo que realmente indica que empieza el parto es la contracción rítmica de cinco minutos o menos durante una hora y media o así. Aunque repitamos y repitamos estas indicaciones, hay que reconocer que es difícil que una mujer no tenga dudas porque no sabemos ni nosotros con certeza cuando va a empezar un trabajo de parto.
-Sus encuentros son también con mujeres que ya han tenido un bebé. ¿A ellas, qué les preocupa?
-Estas mujeres suelen preguntar cosas que tienen que ver con la expectativa de la maternidad, algún problema de la lactancia... Creo que en general se habla poco de las necesidades de apoyo en el posparto. Tanto los profesionales como las mujeres nos centramos mucho en el parto, porque es lo inminente, lo que parece que interesa, pero luego llega otra etapa que también es dura y se debe orientar a las madres.
-¿En qué sentido?
-Creo que los profesionales hemos cometido un error. Hemos dicho mucho a las parejas que la maternidad es cosa de dos, que entre ellos tienen que llevar adelante la crianza, que fuera abuelas... Y añadíamos la coletilla de que, ante cualquier dudas, «ven a vernos cuando lo necesites».
-¿Y dónde ha estado el fallo?
-Que la realidad es que las matronas no tenemos tiempo para atender a esas mujeres y sus dudas o problemas. Por eso estoy por la labor de recuperar el apoyo familiar en aquellas mujeres que puedan. Porque el primer mes de vida de un bebé, con la adaptación a la lactancia tanto de la madre como del niño, puede ser todo un reto. Y los primeros meses, sobre todo si se sufren los cólicos del lactante, aunque sea un niño sano y normal, pueden resultar una experiencia abrumadora. Y todo con el añadido de que la expectativa social es que esa madre tiene que estar muy alegre, lo que supone un doble desgaste energético.
-Ahí entra esa frase tan repetida por muchas madres: «no tengo tiempo ni de ducharme».
-Sí, es muy habitual y es tremendo. En parte es normal, pero hay que ponerle coto de tiempo a ese estado porque puede ser agotador y muy frustrante.
-¿Diría que en España hay una buena cultura de preparación al parto?
-Sí, se estaba trabajando bien y las mujeres acudían masivamente, aunque ahora detecto un problema. En determinado tipo de pacientes se tiene tanta expectativa con la epidural que se ha delegado todo en esa analgesia y las clases de preparación al parto se sustituyen por meterse en google y leer libros. Pensando que total, luego ya tendrán la epidural. Eso es un error. Creo que la experiencia compartida con otras mujeres y tener a un profesional que te puede orientar es muy importante y no se puede sustituir con nada.
-¿Las matronas también tendrían que decir algo antes del embarazo?
-Claro. Sería muy interesante crear hábitos alimenticios previos al embarazo. Porque luego la mujer ya llega con unas connotaciones de ansiedad determinadas por la situación emocional, hormonal, de miedos y alegrías que hace que ese manejo del embarazo sea más difícil.
-¿Qué entiende por un buen hábito alimentario previo?
-Llegar al embarazo en el peso ideal, haciendo cinco comidas al día, ingiriendo frutas, verduras y fibra de una manera habitual... En ese tiempo previo hay que aprender a comer bien, algo que evitaría esas descompensaciones y que haya mujeres que engorden 20 kilos en el embarazo.
-¿Cómo de importante y de habitual es la depresión postparto?
-Que una mujer llore puede ser normal. Ciertos estadios de melancolía son muy comunes por la deprivación hormonal, por la presencia de otras hormonas -la prolactina, en concreto- y por el estrés de la crianza del bebé, la adaptación y el gran cambio que supone. No se debe olvidar que el embarazo es un vaciamiento de la mujer: se acabó su yo individual. Por lo que respecta a las grandes depresiones, el porcentaje es pequeño, menos mal, ya que es una situación muy grave. El mayor indicador de esa depresión es la incapacidad de una mujer de cuidar a un bebé, algo que es difícil de reconocer y de verbalizar, por la gran vergüenza que implica.
«Las embarazadas deben huir de los antojos»
Gijón y Oviedo acogen talleres para ayudar a futuras madres a afrontar la maternidad desde la salud física y emocional
La matrona Charo Sánchez advierte de que un exceso de calorías «puede llevar a la diabetes gestacional»
07.11.12 - LAURA FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.
Comer a deshora, pegarse un atracón de dulce sin venir a cuento o prepararse extrañas combinaciones gastronómicas (un donut relleno de jamón o de pepinillo, por ejemplo) no es bueno casi nunca, pero menos durante el embarazo. «Las embarazadas deben huir de los mal llamados antojos porque pueden llevar a la diabetes gestacional». Así lo advirtió ayer la matrona Charo Sánchez Garzón, que ofreció en Gijón un curso para ayudar a las embarazadas y sus parejas a afrontar la maternidad desde la salud física y emocional. «Hay que prepararse para el embarazo antes, durante y después de dar a luz», señaló esta profesional que trabaja en el Hospital Central de la Defensa, en Madrid.
Las charlas son una iniciativa de la compañía DKV Seguros, que ha puesto en marcha un plan de acción para potenciar la salud de la mujer durante el embarazo. Gijón y Oviedo acogieron ayer dos talleres a los que asistieron más de medio centenar de mujeres y unos pocos hombres. «Te preguntan de todo, aunque la mayor parte de las embarazadas o de las que buscan tener un hijo disponen de mucha información», constató Charo Sánchez.
Pero pese a tratarse de una sociedad mucho más informada que «la de nuestras madres y abuelas» algunos de los mitos que rodean al embarazo, persisten. Entre ellos, «el de los antojos, que es algo malísimo porque en la mayor parte de las ocasiones consiste en ingerir calorías vacías, que son las que no nutren y, sin embargo, hacen mucho daño», precisó esta matrona.
Mantener una dieta equilibrada «y hacer caso omiso a esa errónea recomendación de comer por dos» es uno de los mejores consejos para quienes queden embarazadas. «También es bueno hacer algo de ejercicio y descansar lo suficiente».
¿Cuándo ir al hospital?
Una pregunta recurrente en estos cursillos, tanto de ellas como de ellos, es «¿cómo saber que estamos de parto?». Charo suele aconsejar a las embarazadas que cronometren las contracciones. «Si son cada cinco minutos hay que prepararse para ir al hospital porque es más que seguro que el parto se produzca en pocas horas». También hay que tener en cuenta otras señales, como puede ser un sangrado o la rotura de aguas.
El uso de la anestesia epidural es cada vez más demandado por las embarazadas. También la presencia del compañero o compañera durante el parto. «La pareja debe acompañar a la mujer, pero no sólo en el momento de dar a luz, sino también luego. El primer mes de un recién nacido es muy duro ya que es un periodo de adaptación que no siempre discurre plácidamente», recordó Sánchez. Los cólicos, algo habitual en los primeros meses de vida, «suelen impedir que el bebé duerma bien y eso acaba alterando mucho a las madres».
Charo Sánchez recomienda a las embarazadas que huyan de los remedios de la abuela. «No siempre son acertados, salvo lo de meterse en la ducha con agua caliente para aliviar las contracciones».
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