En Asturias 4 de cada 10 suspenden a las autonomías
Los partidarios del centralismo se disparan en las comunidades del interior
En Madrid, Castilla La- Mancha y Castilla y León son mayoritarios los ciudadanos que prefieren una España sin comunidades o con autonomías con menos competencias
DESCARGABLE Barómetro autonómico del CIS
Elsa García de Blas, Madrid, en El País.
El último barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundido ayer dibuja una España aún más polarizada y con un modelo de Estado cada vez más cuestionado. Frente al creciente soberanismo de Cataluña, donde uno de cada tres ciudadanos quiere independizarse, la tendencia contraria, el centralismo, se dispara en las comunidades del interior. Así, según el estudio, realizado de septiembre a octubre de 2012 y publicado ayer, en Madrid, Castilla La- Mancha y Castilla y León son mayoritarios los ciudadanos que prefieren una España con un único Gobierno, sin comunidades, o con autonomías con menos competencias que las actuales. Madrid es la comunidad con más partidarios del centralismo, aunque dentro de esta tendencia, la opción más extrema, la de que las comunidades desaparezcan, es más secundada en Castilla y León: hasta un 38% de ciudadanos la prefieren. Casi un 37% de castellanomanchegos no quiere autonomías, y un 36,8% de madrileños tampoco. En torno a un 60% de españoles reclama un cambio en el modelo de Estado.
El sentimiento centralista en estas tres comunidades del interior del país ha aumentado considerablemente respecto al anterior barómetro autonómico, elaborado entre septiembre y octubre de 2010. Si en el último estudio, el difundido ayer, el porcentaje de ciudadanos que propugna la recentralización —bien con un Estado sin autonomías o bien con comunidades con menos peso— es en Madrid del 56,5%, en Castilla- La Mancha del 55,2% y en Castilla y León del 55,6%, hace casi tres años, en el estudio anterior, el mismo dato para Madrid era del 38%, para Castilla- La Mancha del 31,3% y para Castilla y León del 39%. O lo que es lo mismo, respecto al último barómetro, los partidarios del centralismo han aumentado casi 20 puntos en Madrid, 24 en Castilla- La Mancha y 17 en Castilla y León. Del resto de regiones, la Comunidad Valenciana registra también unos niveles similares de centralistas: un 56,2% de valencianos apoya hoy esa opción.
La elaboración del último estudio del CIS que ha arrojado estos datos coincidió con el órdago soberanista de Artur Mas, que el presidente catalán lanzó en septiembre del año pasado. Precisamente, en el extremo opuesto a las regiones del interior se sitúan las comunidades con tensiones territoriales más fuertes, fundamentalmente Cataluña, y País Vasco.
En Cataluña, solo el 11% prefiere eliminar las comunidades, y apenas un 3% apuesta por restarles competencias. En cambio, el 65,1% quiere hoy avanzar hacia una mayor autonomía, bien en el marco de un Estado más federal (27,7%) o bien en un Estado en el que se reconociese a las Comunidades Autónomas la posibilidad de convertirse en estados independientes (37,4%). En 2010, ambos porcentajes eran inferiores. Un 52,9% apostaba por avanzar hacia la autonomía, con un 29,3% que quería más competencias y un 23,6% un Estado en el que se reconociese la posibilidad de la independencia.
En el País Vasco, el 45,9% está hoy por dar pasos adelante hacia el autogobierno. Un 20,2% quiere más competencias para su comunidad y un 25,7% un Estado en el que se reconociese a las Comunidades Autónomas la posibilidad de convertirse en estados independientes. En 2010, en el barómetro anterior, el número de ciudadanos con aspiraciones nacionalistas era ligeramente superior: ascendía al 50,3% (de los cuales el 28,4% quería más competencias y el 21,9% la posibilidad de la independencia).
El barómetro autonómico revela también que casi el 60% de los españoles quiere una reforma del Estado autonómico, frente al 31,6% que prefiere que el modelo de Estado permanezca como está. ¿En qué sentido quieren los ciudadanos esa reforma? Dentro de los que opinan que es necesario el cambio, son más los de tendencia centralista: el 37%. De ellos, el 23% cree que sería mejor un Estado sin autonomías y el 13,9% que las comunidades tuvieran menos competencias. El 22,9% se encamina, sin embargo, a la tendencia opuesta: un 13,2% prefiere comunidades con más autonomía y un 9,7% un Estado que permita la posibilidad de que las comunidades puedan ser Estados independientes.
El porcentaje de los ciudadanos que quieren la reforma del Estado también ha aumentado respecto al último barómetro autonómico del CIS, de 2010. Entonces los que pretendían un cambio ascendían al 48,4%.
Cuatro de cada diez asturianos, el cuádruple que hace diez años, suspenden al Estado autonómico
Los partidarios de recortar el autogobierno alcanzado por el Principado en la Transición duplican a los que piden conceder más competencias a las diferentes regiones
Oviedo, Marcos PALICIO, en La Nueva España
El desapego de los asturianos hacia el Estado de las autonomías ha dilatado la brecha en la última década. Los resultados del barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), difundidos ayer, evidencian un sostenido incremento en el número de adeptos que tiene en la región el modelo centralista, así como de los descontentos con el desarrollo del sistema actual desde la Transición y de los que piden recortar las competencias de las regiones en beneficio de las del Estado. El estudio de opinión, confeccionado a partir de 400 entrevistas realizadas entre septiembre y octubre del pasado año, confirma el brusco cambio que en este aspecto se ha operado en el parecer de los ciudadanos a lo largo de los últimos diez años.
El 40,5 por ciento de los encuestados valora como «más bien negativo» el proceso de creación y desarrollo de las comunidades autónomas. Son casi diez puntos más que en el resultado del barómetro anterior, elaborado en 2010, y hasta cuatro veces más que hace una década: en la encuesta de 2002, sólo el diez por ciento de los consultados calificaban con un suspenso al sistema autonómico actual.
Por primera vez desde que se elaboran estos estudios, además, el porcentaje de los desafectos respecto al desarrollo del modelo supera al de los partidarios y el rechazo pasa a ser la opinión dominante. Los asturianos que simpatizarían con la opción de dotar al país de un «máximo centralismo» han pasado en dos años del 7,1 al 18,3 por ciento, aunque crecen igualmente -del 6,3 al 9,8- los que asentirían a una descentralización absoluta. La tendencia, no obstante, se inclina hacia un repunte de las alternativas recentralizadoras. Se ha incrementado la proporción de quienes a la pregunta por la organización territorial ideal optarían por «un estado con un único gobierno central sin autonomías» y crece asimismo la cifra de los que preferirían uno en el que las regiones «tengan menor autonomía que en la actualidad». En este punto son todavía mayoría los que dejarían el modelo tal y como está, aunque su porcentaje ha pasado del 43,2 por ciento de 2010 al 32,8 de 2012. También experimenta un repunte -del 1,9 al 4 por ciento- la alternativa más minoritaria, la de un Estado que reconozca la posibilidad de la independencia de sus regiones. Más de siete de cada diez de los consultados optarían por dotar a Asturias de un nivel de autonomía igual o inferior al actual, mientras que el porcentaje de los partidarios de recortar las competencias regionales -el 35,3 por ciento- duplica al de los que piden un grado más alto de autonomía -el 18,5.
El peso que tiene la crisis económica en los motivos de este giro hacia el centralismo se aprecia en las respuestas que dan los detractores a la pregunta por las razones de su rechazo al Estado autonómico. Más de seis de cada diez afirma que lo denuesta porque ha supuesto «un aumento del gasto público», mientras que más de la mitad -un 55 por ciento- considera que el Estado autonómico ha contribuido a incrementar las diferencias de prosperidad y riqueza entre las regiones.
Un 60 por ciento afirma que la situación económica es peor que en el resto del país
04.05.2013, Oviedo, M. P. P., en La Nueva España.
El barómetro autonómico del CIS contiene un retrato de la percepción de los ciudadanos respecto al panorama político y económico donde el desempleo arrasa entre los problemas más graves, la culpa la tienen a dúo «la situación económica internacional» y la labor del Gobierno central y la corrupción ha carcomido más la política nacional que la autonómica o la local. «Mala» y «muy mala» son las dos alternativas mayoritarias para calificar el momento político y económico del país y de la región, aunque en el Principado los problemas más preocupantes son los de la economía. Un sesenta por ciento de encuestados define la situación económica regional como «peor» o «mucho peor» que la del resto de España, mientras que el porcentaje baja cuando la pregunta se formula sobre la realidad política: ésta es más negativa que la del país en opinión de un 45,3 por ciento de la muestra. Los políticos son, sin embargo, el tercer problema más grave en la percepción de los ciudadanos tras el desempleo, que gana con un abrumador 81,3 por ciento, y los problemas económicos. La economía de la región, por lo demás, está «poco o nada» preparada para superar la crisis al decir de tres cuartas partes de los consultados.
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