Presentación en Milán de las «Directrices ESH/ESC para el manejo de la hipertensión arterial»
La complicidad combate la hipertensión
La nueva «biblia» europea de la presión arterial subraya el seguimiento del paciente y unifica en 140 mmHg el nivel máximo para casi todos los enfermos
Foto: Francisco Fernández Vega, a la izquierda, y Miguel Ángel Prieto
Oviedo / Milán, P. Á. / Europa Press, en La Nueva España.
La complicidad entre el médico y el paciente se ha convertido en la medicina más eficaz para combatir la hipertensión arterial (HTA). Al menos, ésta es una de las principales conclusiones obtenidas por los especialistas asturianos presentes en el 23.º Congreso Europeo de HTA y Riesgo Cardiovascular, que se está desarrollando en Milán.
«Es fundamental el seguimiento de la evolución del riesgo cardiovascular y vigilar muy de cerca los resultados del tratamiento, con lo que estamos poniendo el énfasis en la relación médico-paciente, en el compromiso de ambas partes», subrayaron Francisco Fernández Vega -nefrólogo, vicepresidente de la Sociedad Española de Hipertensión Arterial (HTA) y presidente de la sociedad asturiana de esta disciplina- y Miguel Ángel Prieto -coordinador nacional del área cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria ( Semergen).
La Sociedad Europea de Hipertensión (ESH, en sus siglas en inglés) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, también en inglés) presentaron en la ciudad italiana sus muy esperadas «Directrices ESH/ESC para el manejo de la hipertensión arterial», en las que destaca la decisión de recomendar un único objetivo de presión arterial sistólica de 140 mmHg para casi todos los pacientes. Se estima que entre un 30 y un 35 por ciento de la población asturiana es hipertensa, y que entre los mayores de 65 años, la tasa puede alcanzar el 60 por ciento. Se trata de porcentajes equiparables a los del resto del territorio nacional, donde residen unos 14 millones de personas afectadas por el denominado «silent killer» (el «asesino silencioso»).
Esta novedad de la «biblia» europea contrasta con la versión de 2007, que recomienda un objetivo de 140/90 mmHg para los pacientes de riesgo moderado a bajo y 130/80 mmHg para los de alto riesgo. «No había pruebas suficientes para justificar dos objetivos», afirmó el profesor Robert Fagard, de Lovaina (Bélgica). Otros cambios van en la línea de los señalado por los expertos asturianos. Hablan, por un lado, de un papel cada vez mayor de la monitorización de la presión arterial en el hogar, junto con la presión arterial ambulatoria. Por otro, de un mayor énfasis en la evaluación de la totalidad de los factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y otras, ya que la mayoría de los hipertensos también padecen daños en los órganos, diabetes u otros factores de riesgo cardiovasculares a tener en cuenta.
Las nuevas directrices europeas prestan también especial atención a los nuevos tratamientos, como la denervación renal en la hipertensión resistente, que se describe como «prometedora», aunque se admite que precisa más ensayos. También describe cómo y cuándo tomar los medicamentos antihipertensivos, aunque no indica ninguno en concreto para la presión normal alta, ninguna preferencia específica para la monoterapia, pero recoge un protocolo actualizado de medicamentos que se toman en combinación.
Estas directrices se desarrollaron a lo largo de un periodo de 18 meses y fueron supervisadas en dos ocasiones por un equipo de 40 evaluadores europeos, además de los revisores internos. Por vez primera, clasifican las pruebas de acuerdo a la clase de la recomendación y el nivel de evidencia. Los expertos insisten en que el estilo de vida, la falta de conocimiento por los pacientes y los médicos, la vacilación en la iniciación y la intensificación de tratamiento contra las drogas y las deficiencias estructurales de la salud figuran entre las razones para el creciente problema de la presión arterial alta en Europa.
Ponen de relieve los especialistas cómo ha cambiado el panorama de la hipertensión e indican lo que hay que hacer para reducir la mortalidad y la morbilidad de la presión arterial alta y los problemas asociados. De hecho, describen esta condición como «el riesgo global líder para la mortalidad en el mundo», que afecta, desde 2003, a entre el 30 y 45 por ciento de la población europea.
«Realmente tenemos que crear conciencia de la enfermedad», señaló el profesor Giuseppe Mancia, de Milán, al subrayar que es una condición que puede ser controlada si se trata adecuadamente. Según el informe, los cambios de estilo de vida son «la piedra angular para la prevención de la hipertensión», entre ellos la reducción de la sal y el alcohol, así como el mantenimiento de un peso corporal saludable, ejercicio regular y la eliminación del hábito de fumar.
Más contacto con el paciente para luchar contra la hipertensión
Las nuevas guías europeas para el manejo es esta enfermedad, presentadas en Milán, mantienen en 140/90 el límite de presión arterial
16.06.13 - JAVIER FERNÁNDEZ | GIJÓN, en El Comercio.
Desde 2009 no se había publicado ninguna revisión y los profesionales esperaban ya con interés la nueva actualización de la guía de 2013 para el manejo de la hipertensión que, ante unos 6.000 congresistas, la Sociedad Europea de Hipertensión presenta estos días en Milán.
«Apela a la estrecha relación entre médico y paciente», destacó ayer Francis Fernández, vicepresidente de la Sociedad Española de Hipertensión y presidente de la asturiana, desplazado a Milán junto con otros sanitarios del HUCA y del Centro de Salud Vallobín-La Florida, de Oviedo. Recalcó que el nuevo documento recomienda un seguimiento más ajustado y que la labor del médico debe ir más allá del simple cálculo de la magnitud del problema. «Hay que controlar la evolución y tratar de bajar los niveles de riesgo», que se mantienen en las mismas cuatro categorías vigentes: muy alto, alto, moderado y bajo. El enfermo, tampoco puede quedarse de brazos cruzados. Llevar unos hábitos de vida saludables, medirse la tensión, tomarse la medicación y acudir puntualmente a las revisiones, son algunos de las lógicas rutinas que no puede descuidar.
Los estudios que se han venido realizando en los últimos cuatro años, cuando se realizó la última revisión de la guía de 2007, no han encontrado fundamentos suficientes para cambiar los límites de presión a partir de los cuales han de comenzar a tomarse medidas, que permanecen en 140/90 milímetros de mercurio para la práctica mayoría de los pacientes. Los diabéticos, sin embargo, tendrán unos márgenes más estrechos y deberán procurar que su presión arterial se ajuste a los 140/85 milímetros. Los expertos han incidido también en Milán en la necesidad de trabajar en la prevención y el desarrollo de tratamientos precoces.
La delegación asturiana, por su parte, no se ha dedicado a actuar de simple oyente en una cita de «un nivel científico muy alto». Han tomado la palabra hasta en cuatro ocasiones para comunicar al resto de asistentes sus estudios sobre el riesgo cardiovascular y la monitorización ambulatoria de la presión arterial.
Su contribución y la del resto de congresistas permitirán seguir luchando contra la hipertensión -que en España afecta a 14 millones de personas- y las enfermedades cardiovasculares, primera causa de mortalidad en los países avanzados
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