Actualidad del nuevo y viejo HUCA
Los profesionales del nuevo HUCA, en pie de guerra frente al Millennium
El Hospital avanza más lento de lo esperado: 18 quirófanos están activos, ocho menos de los previstos
Foto.- Recepción de Maternidad en el viejo HUCA.
E.C., Gijón, en El Comercio.
El nuevo Hospital Universitario de Asturias (HUCA) avanza a un ritmo ligeramente más lento de lo previsto, según reconocen los propios responsables del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Un ejemplo: el centro hospitalario inició ayer con 49 operaciones las cirugías programas en 18 quirófanos, ocho menos de los previstos inicialmente por los encargados de liderar la puesta en marcha del complejo de La Cadellada.
Desde la Dirección del nuevo HUCA aseguran que el arranque no se está produciendo al cien por cien porque todavía son necesarios unos días para la adaptación completa a los nuevos equipamientos.
De esos 18 quirófanos, tres son para Urgencias y el resto para intervenciones programadas, pero lo que continúa invariable son los problemas con el Millennium, que «incluso han llegado a la UVI», denunció ayer Ángel Colmeiro, presidente de la Sección de Atención Especializada del Sindicato Médico (Simpa).
«A lo mejor, dentro de seis meses funciona, pero hoy por hoy, que digan que no está poniendo en peligro la salud y la seguridad de los pacientes es una falsedad absoluta», cargó. Y, como muestra, un ejemplo: «Este fin de semana, una radiografía pedida de manera urgente tardó en procesarse doce horas gracias al Millennium».
Ese será, precisamente, uno de los tres puntos del día de la asamblea convocada por el Simpa que se celebrará mañana, a partir de las 8.15 horas, en el salón de actos del flamante HUCA, la primera del nuevo hospital y a la que están llamados todos sus facultativos.
Junto a los problemas técnicos, que nada tienen que ver con la impericia del personal, subrayan los trabajadores, los otros dos asuntos que se tratarán serán las plantillas orgánicas y «un proyecto de decreto sobre participación de los profesionales que acaba de publicar el Principado y que pretende terminar con el sistema participativo que, hasta ahora, imperaba en los hospitales asturianos».
La lista de problemas no es pequeña, lo que está colmando la paciencia de los profesionales. Desde demoras sin precedentes en las Urgencias, hasta analíticas cuyos resultados no llegan o llegan tarde, pasando por equipos de laboratorio que fallan, tratamientos oncológicos de quimioterapia que se aplazan, órdenes para estudios radiológicos que se pierden en el limbo de las redes inalámbricas de La Cadellada donde, además, los fallos de cobertura telefónica ponen en riesgo las comunicaciones internas y urgentes dentro del propio hospital.
«Estoy convencido de que en la Clínica Mayo utilizan el Millennium, pero no el que se está usando aquí», apuesta Colmeiro, que da testimonio de una situación caótica en la que, «muchas veces, resulta imposible acceder a los informes o ver las radiografías, por lo que el personal se vuelve loco buscando un ordenador que tenga instalado el sistema del antiguo hospital».
Tapiados los accesos
Y, mientras eso ocurría en el nuevo HUCA, en el viejo seguían los trabajos para vedar el complejo de El Cristo con el vallado y el tapiado de los accesos. También se ha decidido sellar parte de sus 123 puertas, como las del antiguo Hospital General, donde se ha puesto un cartel advirtiendo de que las instalaciones permanecerán cerradas. Y lo mismo ha ocurrido ya en el Materno-Infantil y en el Covadonga.
El barrio de El Cristo, muerto y crucificado
Los propietarios de los comercios aseguran que se verán abocados al cierre si el Gobierno del Principado no presenta alternativas de uso para la zona
Andrea R. Cipitria, en Asturias24.
El barrio de el Cristo en Oviedo ha perdido, en apenas unos días, a cerca de las 10.000 personas que cada día acudían al Hospital Central entre personal, pacientes y acompañantes. Tras culminarse la mudanza del HUCA, los comerciantes de la zona se han quedado sin clientes y sin respuestas. Menos de quince días después de realizarse el cambio de ubicación del hospital, los propietarios de los negocios, sobre todo los hosteleros, ya han comenzado a notar las primeras consecuencias.
Fermín José Fernández del Río, dueño del restaurante Las Vegas situado justo en frente de uno de los laterales del hospital y afectado por este traslado dice: “El bar está vacío. Antes para venir aquí a comer un pincho y tomar una caña había que pedir audiencia. “Vivíamos del hospital, era lo que nos daba la vida” añade el empresario. Tras la migración del complejo, Fernández del Río ya ha cerrado uno de los dos comedores de su local y sus expectativas de futuro no son positivas. “Estamos abocados al cierre”, insiste.
La falta de información por parte de los políticos sobre el futuro de los edificios del HUCA, ha dejado a vecinos y comerciantes con la sensación de que les aguarda un futuro negro y poco prometedor. El propietario de Las Vegas denuncian la inexistente comunicación entre Ayuntamiento y los comerciantes: “Si a mí me dicen que existe un proyecto para reactivar la zona, sabría a qué atenerme, bien sea continuar abiertos o cerrar". El sector vecinal de El Cristo recogió firmas por el barrio para presentarlas al Gobierno pero la medida ni tan siquiera ha sido vista. "Los políticos no se han molestado ni en venir por aquí" declara Fernández del Río.
Como aún quedan trabajadores en el antiguo HUCA recogiendo los últimos utensilios, continúan acudiendo a los bares de en frente del hospital en los descansos. A la salida de uno de estos mesones se encontraban dos trabajadoras del departamento de rayos. Cuentan entre otras cosas que: “El barrio de El Cristo está muerto”, “yo que desayuno todos los días en el bar de la esquina; antes siempre estaban las mesas llenas, y ahora sólo hay dos personas en la barra”. Es evidente que la actividad ha descendido en picado y los efectos ya son catastróficos para algunos comerciantes. “Cuando no quede nadie, se verán obligados a echar el cierre”, dice Rosa Prieto, trabajadora del hospital.
No sólo el sector hostelero se ha visto afectado, también los negocios relacionados con la estética como la peluquería Gloria situada en las proximidades del centro sanitario. Gloria García, dueña del local, comenta: “Del hospital solían venir acompañantes de pacientes o trabajadoras, eran pocas pero también es dinero”. Bien es cierto que aún el porvenir de los empresarios es difícil de calcular porque ha pasado poco tiempo desde el traslado. Pero estas pequeñas pérdidas pueden ser claves dentro de algunos meses en la economía de estos comercios situados en la zona.
Por otro lado, están los vendedores que no notan el cierre del hospital y que aseguran que, de momento, siguen teniendo la misma clientela. José Pasarón, dueño de una tienda de decoración, dice que: “Aquí se acercaba gente relacionada con el hospital pero únicamente para hacer tiempo. Llevo aquí más de diez años y, si hubiera tenido que vivir de las ganancias del hospital, habría cerrado hace mucho”. Enfrente se sitúa la administración número 23 de Lotería y Apuestas del Estado donde la gerente Eva Cordero comenta: “Puede ser que alguien que subiera al hospital entrara aquí porque les pillaba de paso, pero mis clientes son del barrio”.
El cierre del HUCA ha dejado carreteras vacías de coches y calles desérticas. Las líneas de autobús siguen en activo y pocas son las personas que las utilizan. “Antes iban llenos y ahora hay sitio hasta para sentarte” explica Arturo Núñez, gerente del Centro de Día Gayol y usuario frecuente del transporte público.
El descenso de tráfico ha liberado plazas de aparcamiento. Los comerciantes de la zona piensan que ahora mismo El Cristo es un buen lugar para realizar todas las compras necesarias. Pasarón hace un llamamiento a los ciudadanos: “Ahora se puede venir al Cristo porque hay aparcamiento y tiendas de muy buena calidad. Todo está cerca y siempre es mejor comprar en comercios pequeños por el trato y calidad del producto”.
Continúan en el viejo HUCA…
El personal técnico de Silicosis está "aislado"
24.06.2014, P. Á., en La Nueva España.
Los integrantes del departamento técnico del Instituto Nacional de Silicosis se han quedado "aislados" en el viejo complejo sanitario del Cristo, cuando toda la actividad sanitaria del mismo ya ha sido trasladada al nuevo recinto del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de La Cadellada. "Han rodeado de vallas el edificio, no pueden recibir las muestras que les envían para analizar y están mano sobre mano", explicó Ángel Colmeiro, presidente de atención especializada del Sindicato Médico de Asturias (SIMPA). "No creemos que puedan bajar a La Cadellada hasta septiembre, como pronto", precisó Colmeiro.
El responsable del SIMPA subrayó que fue el estatus del Instituto de Silicosis como referencia nacional lo que permitió que el Gobierno central presidido por José Luis Rodríguez Zapatero aportara 72 millones de euros a la construcción del nuevo HUCA. La parte del centro que realiza trabajos para toda España, y también para otros países, es precisamente la sección técnica, la que aún no ha podido ser llevada al edificio construido para ella junto al nuevo Hospital porque las instalaciones -pese a haber sido inauguradas por Vicente Álvarez Areces en 2011- todavía no han sido equipadas.
"El departamento técnico analiza cada año unas 18.000 muestras venidas de fuera y reporta al Sespa en torno a 400.000 euros anuales", indicó Colmeiro.
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