Los recortes de personal deterioran la atención programada y las urgencias
Camas vacías en un hospital de Madrid. / Samuel Sánchez
e. g. sevillano Madrid 22 JUL 2014 - 21:11 CEST
El cierre de camas hospitalarias es, como el calor o las vacaciones, consustancial al verano. Los servicios de salud autonómicos vienen cerrando, o más bien inhabilitando —las camas siguen ahí; pero no se les asignan pacientes ni personal para atenderlas—, entre un 15% y un 20% de sus camas, generalmente en julio y agosto. Los gerentes alegan que la presión asistencial desciende en verano, y que ante cualquier necesidad esas plazas pueden volver a abrirse. Este año el sindicato de enfermería SATSE ha estimado que hay entre 14.000 y 15.000 camas operativas menos en los hospitales españoles. Y alerta de que algunas comunidades empiezan los cierres antes, en junio, y los alargan hasta noviembre. En algunos centros, como en Bellvitge, en Barcelona, cunde el temor a que los cierres no sean temporales, sino estructurales. Es decir, que plantas enteras se queden definitivamente sin actividad... (leer más)
0 comentarios