La causa y, en consecuencia, la responsabilidad, siguen en fase de investigación
El HUCA chequea las canalizaciones para averiguar el origen de la inundación
El edificio afectado, denominado el Atrio, lleva más de cuatro años construidos y solo había registrado un problema menor en una junta de dilatación
Foto.- Grúa del Grupo Roxu instalada ayer en el atrio para iniciar las reparaciones.
Pablo Zariquiegui, en Asturias24
El nuevo HUCA está revisando estos días todos los elementos centrales de su sistema de canalización de agua para averiguar por qué se produjeron las filtraciones que anegaron el Atrio y un despacho de Microbiología. Así lo ha avanzado este martes Guillermo Martínez, consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno autonómico.
Martínez ha puntualizado que, con la ayuda de cámaras, se está estudiando si existen fallos en las bajantes y, paralelamente, se están llenando los canalones para comprobar si hay deficiencias en los sistemas de desagüe. El mismo sábado, cuando se produjeron los incidentes que anegaron el Atrio y que pueden verse en el vídeo que acompañó esa información, se realizó ya una primera inspección de urgencia. Esta semana se han incorporado además técnicos de la empresa que construyó el hospital, una UTE integrada por Sacyr, San José y Sánchez y Lago.
El portavoz del Gobierno ha señalado, además, que el Atrio, el edificio que resultó afectado por las inundaciones, lleva más de cuatro años construido y ha recalcado que en todo este tiempo solo registró un leve problema de filtraciones en una junta de dilatación.
Guillermo Martínez ha aclarado que, por motivos de seguridad, la zona del Atrio está cerrada al tránsito para facilitar su secado y ha recordado una vez más que las filtraciones no afectaron en ningún momento a la asistencia sanitaria en el complejo.
El Principado señala que la entrada de agua al HUCA causó «desperfectos mínimos»
Los operarios de Gispasa revisan las bajantes con cámaras y llenan canalones, pero «no es fácil determinar» la causa de la filtración
R. M. / A. S. | GIJÓN / OVIEDO, EN El Comercio.
La entrada de agua al nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) el sábado pasado causó «desperfectos mínimos». Así lo aseguró ayer el portavoz del Ejecutivo regional, Guillermo Martínez, quien advirtió de que «no es fácil de determinar» los motivos que provocaron las filtraciones al atrio del centro.
Para aclararlo, la empresa pública que gestionó la construcción del HUCA ha puesto ya a trabajar a sus operarios. Según detalló Martínez, entre las pruebas que han realizado se encuentra la revisión del estado de las bajantes introduciendo en ellas cámaras. También se estarían llenando los canalones al objeto de comprobar el funcionamiento de los desagües y otros elementos de derivación. Las maniobras permitirán conocer si el episodio fue consecuencia de un defecto en la construcción, que hasta ahora había pasado inadvertido, o por contra obedece a unas insuficientes labores de mantenimiento. De lo primero sería responsable el contratista del centro hospitalario y lo segundo apuntaría más bien a la sociedad pública encargada de su gestión.
La prudencia mostrada ayer por el consejero matiza la aseveración realizada en la previa por el propio presidente del Principado, Javier Fernández, quien apuntó a que «había una UTE que fue la que se encargó de la obra civil y que tendrá que subsanar esas deficiencias». La unión temporal de empresas (UTE) a la que aludía es la formada por Sacyr, San José y la asturiana Sánchez y Lago. La relación de los adjudicatarios con Gispasa está cargada de tensiones y pulsos que han terminado modificando al alza el precio de las obras y demorando la entrega del edificio del nuevo HUCA.
La unidad de obra correspondiente a las fachadas del hospital se contrató por ejemplo en 14,5 millones que los modificados elevaron a 28; las cubiertas de siete millones se pagaron a 9,8; los revestimientos se firmaron en tres millones y acabaron en los 6,5.
Finalmente lo adjudicado en 177 millones había engordado hasta los 254,6 cuando el 17 de julio del 2013 Gispasa firmaba el acta de recepción definitiva del complejo «tras comprobar que su ejecución se correspondió con el proyecto aprobado». Así lo recuerda un reciente informe de la Sindicatura de Cuentas que matiza que, desde la fecha señalada, entró en vigor el plazo de garantía de dos años previsto en el pliego de condiciones administrativas con el que se organizó el concurso público de construcción.
Este sería el motivo por el cual al personal de Gispasa se habrían sumado el lunes trabajadores de la propia UTE. Ayer las cuadrillas reclamaron para su trabajo una grúa del Grupo Roxu al objeto de trabajar en la zona del atrio, que permanece cercada a la espera de que se seque definitivamente. Desde la Junta de Personal se observa con preocupación las humedades que el incidente ha dejado en las planchas de pladur, un material que «con el agua se hincha y se puede descomponer», advierten.
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