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45 días de encierro de los miembros de la Plataforma de Afectados por la hepatitis C (PLAFHC)…

45 días de encierro de los miembros de la Plataforma de Afectados por la hepatitis C (PLAFHC)…

Diario de un enfermo de hepatitis C encerrado

La Plataforma de Afectados por la hepatitis C ocupa la planta baja del hospital 12 de Octubre de Madrid desde hace 45 días. Reclaman que todos los enfermos sean tratados, un objetivo que parece lejano por la falta de voluntad política del Gobierno.

Foto.- Asamblea de la PLAFHC en el 12 de Octubre.

DANIEL MARTÍN, en Público.es

 

El Hospital 12 de octubre de Madrid acoge desde hace 45 días el encierro de los miembros de la Plataforma de Afectados por la hepatitis C (PLAFHC). Los afectados tienen su pequeño fortín en la entrada del edificio. Las pancartas y carteles que piden tratamiento para todos los enfermos alteran el paisaje habitual del centro sanitario, convertido ahora en un campamento.

 

Cuatro mesas, algo más de una quincena de sillas, un perchero, una cajonera, varios archivadores, y un microondas componen el menaje de lo que ya se ha convertido en el segundo hogar de los afectados. Para dormir disponen de un par de pequeñas colchonetas y sacos de dormir a los que cada noche se suman cerca de una decena de colchones gracias a la colaboración de los trabajadores del centro, que desde el primer minuto de encierro mostraron su apoyo a la PLAFHC. "Por lo menos por la noche no pasamos mucho frío", cuenta Mario Cortés, presidente de la asociación.

 

La plataforma es un organismo vivo. El ir y venir de afectados con camisetas rojas de la asociación es constante. Las circunstancias les obligan compaginar el encierro con la vida laboral y con el via crucis de pruebas y consultas médicas. Aunque las caras de los miembros de la PLAFHC reflejan el cansancio acumulado durante meses de lucha, la totalidad de ellos coincide en indicar que no pararán hasta conseguir el objetivo final: tratamiento para todos. "No tenemos nada que perder" y "nos va la vida" son unas de las frases más repetidas entre los afectados.

 

Debido a los problemas de conciliación laboral es por la tarde cuando más movimiento se aprecia en el encierro. Tres personas se dedican a recoger firmas en apoyo a la causa y a vender camisetas, calendarios y chapas que ayudan a la asociación a hacer frente a sus gastos. No son pocos los usuarios del hospital que se acercan a firmar, a comprar o simplemente a dar ánimos. Al tiempo, en las mesas se organizan improvisados debates médicos sobre el desarrollo de la enfermedad. "Nos hemos hecho expertos a la fuerza, sabemos mucho más del hígado que la mayoría de médicos de cabecera", bromea Mario Cortés.

 

La conversación se ve interrumpida por una buena noticia. Uno de los enfermos, Alfonso, irrumpe en el encierro con la buena nueva: le han dado el tratamiento. Sus compañeros le dan la enhorabuena… (leer más)

 

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