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De la primera tanda de visitas de la población al nuevo HUCA…

De la primera tanda de visitas de la población al nuevo HUCA…

Paseo con guía por el nuevo hospital

Doscientos ciudadanos llegados desde diversos lugares de la región visitaron las obras del HUCA, del que destacaron sus dimensiones y los modernos recursos tecnológicos que se anuncian

Oviedo, María LASTRA en La Nueva España

Las primeras doscientas personas que ayer tuvieron la oportunidad de conocer el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias, el HUCA, -aún en construcción- quedaron «impresionadas» por las dimensiones, el diseño y los recursos tecnológicos del que dentro de unos meses se convertirá en el corazón de la sanidad asturiana.

El edificio, que perfila ya de forma imparable sus líneas arquitectónicas sobre la ciudad de Oviedo, está abierto desde ayer a las visitas, estrictamente reguladas y con cita previa. El HUCA ofrecerá importantes novedades y pretende convertirse en un referente nacional en el campo médico. La implantación de la informática es una de sus principales innovaciones, las recetas tradicionales darán paso a las digitales, las radiografías se verán siempre desde el ordenador y los enfermos podrán acceder desde su cama a internet. Eso fue lo que ayer explicó la guía de la visita, Begoña López, que también hizo hincapié en que el objetivo es hacer que los pacientes se sientan como en casa.

A Sandra Cerra, una de esas primeras visitantes, le sorprendió lo «moderno que parece todo»; sin embargo, a José Antonio Fernández lo que realmente le asombra es «el aprovechamiento que se hace de la energía», gracias a las paredes de cristal que permiten aprovechar la luz solar. Contó que trabajó hace años en la construcción de hospitales y, en este caso, «se puede decir que el trabajo está bien hecho».

Pero lo que, sin duda, más despertó la curiosidad de los visitantes fueron las habitaciones. «Lo que más nos agrada son las habitaciones porque en caso de tener que venir es donde vamos a estar», reflexionó Ana María Lobo.

El HUCA es el proyecto sanitario más ambicioso al que nunca se ha enfrentado el Principado y el más costoso, aunque eso no es problema para algunos ciudadanos. «No entiendo la polémica que hay en torno al dinero, es totalmente normal», opinó Mercedes González. Está convencida de que «este hospital va a ser una maravilla».

El complejo dispondrá de 1.127 camas, 36 quirófanos y tres aparcamientos

Oviedo, M. L., La Nueva España

Tras años de debate sobre una posible reconstrucción del antiguo hospital, la Administración asturiana apostó por una nueva infraestructura, el Hospital Universitario Central, el HUCA, en una de las zonas de mayor expansión de la capital asturiana, y hoy está a punto de convertirse en una realidad.

Su presupuesto ronda los 300 millones de euros, ocupa una superficie de 365.000 metros cuadrados, sobre los que se distribuyen tres edificios diferentes: uno para la hospitalización, otro reservado a las consultas y el último dedicado a la zona quirúrgica.

En el hospital que se está construyendo en Oviedo, se habilitarán 1.127 camas y 36 quirófanos. Los usuarios dispondrán de tres aparcamientos con un total de 1.960 plazas, y los viales que llegan hasta el edificio deberán permitir un fácil acceso desde cualquier punto de la región, tanto desde un vehículo privado como del transporte público. Incluso está previsto completar las comunicaciones con el centro hospitalario de la región con una línea de tren tranvía. Desde que en el año 2005 se puso la primera piedra el proyecto no ha dejado de crecer, con retrasos importantes y las expectativas puestas en él son muchas.

«Merece la pena pasar un día aquí», bromeó una mujer, y otra se quejó del tamaño de las camas

Todas las habitaciones del futuro Hospital Universitario asturiano están orientadas hacia el Sur para hacer más agradable la permanencia del enfermo en ellas. Algunas incluso disponen de vistas al Naranco. «Hasta merece la pena pasar un día aquí», comentaba ayer entre risas Conchita Rodríguez. «Siempre que no se esté muy enfermo», puntualizó.

Una de sus compañeras durante la visita, Erundina Arias, encontró un pequeño problema: «Las camas me parecen demasiado estrechas», objetó, pero, incluso así, lo que abundaban eran las palabras de elogio. «Será estupendo», opinó la gijonesa Pepa Alonso, «va a ser un centro soberbio para Asturias y, sobre todo, para los pacientes». Esa impresión era compartida por Ángeles García, que, durante el recorrido por el complejo hospitalario, quiso dejar patente que, a su juicio, el centro «no se puede comparar con el que tenemos ahora mismo. Cuando esté terminado será lo máximo, lo que verdaderamente necesitamos».

El edificio despierta a cada paso la curiosidad del visitante. Llaman la atención los colores utilizados, el tamaño de la estructura y la sensación de limpieza de las dependencias que ya están acabadas. «¡Mira qué bonito es el suelo!», comentaba Mercedes González a su marido. Otro miembro del grupo, Pepa Alonso, cae en la cuenta de que «no hay esquinas, para evitar la suciedad». Pero no serán los enfermos los únicos que utilizarán estas instalaciones. Los futuros profesionales de la medicina, la enfermería y la fisioterapia dispondrán de aulas, bibliotecas y laboratorios. Se formarán y estarán en contacto con la práctica diaria de estas disciplinas, conociendo la vida de un hospital desde su interior.

Toda la salud de la región pasa por el futuro HUCA. Todos los asturianos habrán de dejarse caer por él en uno u otro momento, ya sea como enfermos o como acompañantes. Para darlo a conocer se han organizado estas rondas de visitas, que comenzaron ayer y que, en principio, continuarán hasta el próximo 9 de octubre. Se puede solicitar turno a través de internet y conocer así, como lo hicieron ayer más de doscientas personas, el avance de las obras y el aspecto que van adquiriendo las instalaciones.

Hasta el año que viene -la fecha aún está por determinar a expensas de nuevas incidencias- el HUCA no estará acabado. Antes habrá de resolverse un complicado traslado, desplazando todos los efectivos desde el actual complejo sanitario del Cristo. De momento, el deseo de todos, como dice Ángeles García, es «verlo terminado».

«Esti hospital ye un monstruo»

Los visitantes, «impresionados por las dimensiones de la obra», restan importancia a los sobrecostes

Arrancan los recorridos guiados por el HUCA, que se prolongarán, al menos, durante todo el mes

05.09.10 - AZAHARA VILLACORTA | OVIEDO, en El Comercio.

«Esti hospital ye un monstruo. Como alguna vez nos pongamos malos, vamos a tener que ingresar con un plano». Esa fue la conclusión lapidaria de la ex consejera de Bienestar Social Laura González, que ayer inauguró las visitas guiadas a las obras del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en calidad de «ciudadana de a pie», acompañando a su hermana Angelina, muy interesada en el avance del complejo sanitario. Y la sensación general fue similar a la de las hermanas González: «Acostumbrados al hospital que teníamos, que era una ratonera, las dimensiones de éste impresionan».

Un autobús recogió al primer grupo que se había inscrito en la página web www.huca.es en la estación de Renfe de Oviedo a las diez y media de la mañana. Y, de allí, partieron hacia La Cadellada acompañados por un guía formado especialmente para la tarea y viendo un vídeo en el que no salía el presidente regional, Vicente Álvarez Areces, como hizo notar con sorpresa alguno de los visitantes, y en el que se desgranaban los detalles del «proyecto más importante de la democracia en nuestra comunidad».

Así que los primeros expedicionarios -no alcanzaban la veintena- llegaron al HUCA con una idea general -tres áreas (hospitalización, consultas, zona quirúrgica), nueve alturas, 1.127 camas, 300 metros de longitud- y una promesa: «Con los últimos avances para que la estancia en el hospital sea lo más parecido posible a estar en casa» y «disfrutar de la mejor luz gracias a su orientación Sur».

Pero lo que parecían reclamos de una promoción inmobiliaria se desvanecieron al llegar a la caseta de obra donde los técnicos encargados de la seguridad armaron a los visitantes con un casco, un chaleco reflectante y botas en el caso de las señoras que llegaron a terrenos del nuevo HUCA con tacones o calzado abierto, que las hubo.

Y empezó el recorrido con un mantra que el guía repetiría sin descanso: «A ver, señores, tenemos que ir con un poquito de agilidad porque el siguiente grupo llega en media hora. Y seguirán llegando hasta las seis de la tarde durante todos los fines de semana de septiembre». «Eso, con agilidad. A demostrar que todos tenemos treinta años», apostilló Laura González.

Así, a paso ligero, los visitantes recorrieron en poco menos de una hora los quirófanos, «en los que está estudiado hasta el cromatismo y por eso se ha desterrado el verde agresivo de antes y se ha optado por tonos azulados», las habitaciones «con vistas al Aramo», la zona de docencia universitaria, «en donde se retransmitirá lo que está ocurriendo en los quirófanos, como lo que se ve en las películas», o los boxes de urgencia de un complejo donde 800 obreros, explicó el guía, trabajan a buen ritmo «para que todo esté terminado en enero».

Tampoco se escaparon a los más curiosos los despachos de los médicos, «cada uno con su fotografía, con el objetivo de humanizar esto»; lo que el guía llamó «el bulevar comercial», donde se ubicarán quioscos y una de las cafeterías para el público, ni los cuatro patios interiores, «cada uno de un color y con un ajardinamiento que cambiará con las estaciones».

«Es impresionante», reconocía Esther Fernández, profesora, que, ya puestos a pedir, pedía «una sala de películas para los enfermos que no estén muy enfermos o un Corte Inglés». Y, visto lo visto, los sobrecostes pasaron a segundo plano: «Supongo que eso es normal. Lo mismo pasa en cualquier casa cuando empiezas una obra, que todo te cuesta más de lo que te habían presupuestado. Además de estar muy pensado, es muy bonito por la cantidad de luz que tiene. Lo que teníamos era obsoleto».

Surgieron preguntas emocionales, como qué pasa con los familiares que se tienen que quedar con los pacientes, y técnicas (sobre la instalación eléctrica o la conveniencia de usar escayola en las paredes), pero lo que más llamó la atención fue lo que el guía denominó «un hospital a la última».

«Lo último de lo último, el hospital sin papeles», en general, convence poco. Hubo quien no entendió «qué necesidad hay de que todas las camas estén equipadas con conexión a internet. Sobre todo, la de un enfermo grave o la de un paisano de 80 años». Y quien, como Raimundo García, echará de menos «la típica estampa del médico mirando una radiografía. Porque hasta ésas se verán en el ordenador».

Este policía municipal ovetense piensa que «toda la tecnología que nos venden es bastante incompatible con la gente que tiene muchos años» y que, «si todo fuese tan moderno como nos pintan, el fonendoscopio ya lo hubieran tirado a la basura hace años. Y no se ve a ningún médico sin él».

Al final de la expedición, la receta de los primeros en territorio de La Cadellada para los responsables del HUCA, según Mariano Sánchez, prejubilado de Hunosa, está clara: «Formación para que los profesionales sepan funcionar con toda esta tecnología y gestión. Porque, con estas dimensiones, como no haya una buena gestión, esto va a ser la de Dios».

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