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Sólo sería una opción a considerar hasta la puesta en marcha del nuevo HUCA...

Sólo sería una opción a considerar hasta la puesta en marcha del nuevo HUCA...

Los médicos ven inviable un centro de investigación biosanitaria lejos del HUCA

La Consejería de Sanidad baraja la opción de dejar a los investigadores del Hospital Central en el actual edificio de Silicosis, en el Cristo

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España
«Desconcertados». Ésta es la palabra que define la reacción de los investigadores en medicina ante la idea que baraja la Consejería de Sanidad del Principado de emplazar en el actual edificio de Silicosis el centro de investigación biosanitaria, llamado a albergar a los investigadores que trabajan en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Como es natural, este paso se daría una vez que el HUCA fuera trasladado al nuevo recinto de La Cadellada. Los médicos del complejo sanitario ovetense consideran inviable que el equipamiento de investigación y el hospital estén separados por varios kilómetros.

«Un centro de investigación biosanitaria tiene que estar situado en el entorno inmediato de un hospital, como sucede en la mayoría de los países de nuestro entorno, coinciden en subrayar Carlos Suárez, director del Instituto Universitario de Oncología del Principado (IUOPA) y jefe de otorrino del HUCA; Francisco Ortega, director del área de gestión de nefro-urología del complejo sanitario, y Carlos López Larrea, coordinador del servicio de inmunología del HUCA.

Los tres científicos subrayan, asimismo, que siendo muy conveniente trasladar a La Cadellada el conjunto del campus de Ciencias de la Salud, llevar junto al HUCA a los investigadores «es aún más prioritario». «Que los dos edificios estén juntos favorece la interacción entre investigadores clínicos y básicos», explica Carlos Suárez, quien agrega que «no conozco ningún caso en España ni en Europa en el que estén separados».

La idea de llevar a Silicosis la actividad investigadora de carácter biosanitario aún no es firme. «Es una posibilidad entre varias; no hay nada decidido», matizó ayer un portavoz autorizado de la Consejería. Se trata de una de las alternativas que manejan las autoridades sanitarias para dar aprovechamiento a los edificios y terrenos que quedarán libres en el barrio del Cristo una vez que el Hospital Central sea trasladado a La Cadellada. El Gobierno prevé que el cambio de sede se produzca «en el verano o el otoño de 2013».

La relevancia del edificio de investigación biosanitaria se fundamenta en que su puesta en marcha constituye un requisito imprescindible para obtener la acreditación del Instituto de Salud Carlos III y poder así acceder a subvenciones de cierta envergadura de ámbito nacional e internacional. El Ejecutivo de Francisco Álvarez-Cascos debe buscar una solución, ya que en el nuevo HUCA no existe espacio destinado a los más de 60 profesionales que se dedican exclusivamente a investigar.

«Si la opción de Silicosis se planteara sobre la base de que el HUCA se quedara en el emplazamiento actual no habría objeción; pero que el hospital esté en La Cadellada y el centro de investigación en el Cristo no es operativo», argumenta Francisco Ortega, quien agrega que «se puede parcelar más fácilmente la docencia que la investigación». El responsable del área de nefro-urología pone un ejemplo que evidencia la necesidad de que ambos equipamientos estén próximos. «Un inmunólogo hace las pruebas de rutina del trasplante y, además, investiga. No puedes partir en dos al investigador, y la investigación clínica del siglo XXI es consustancial a los hospitales», indica el doctor Ortega.

Carlos López Larrea sólo ve asumible la idea de Silicosis como «una solución transitoria para evitar que los investigadores se queden sin techo». «La colaboración entre médicos e investigadores es fundamental», añade Larrea.

El anterior Gobierno dejó planificado un edificio para La Cadellada de 10,5 millones de euros

Oviedo, P. Á., en La Nueva España

El anterior Gobierno asturiano dejó planificado un edificio de 8.757 metros cuadrados útiles cuyo emplazamiento era La Cadellada, en concreto una parcela adyacente al nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y al Laboratorio de Salud Pública. La finalidad de este equipamiento era dar cabida a los investigadores que trabajan en el actual HUCA y a otros grupos provenientes de la Universidad de Oviedo. Todos ellos tendrían como factor común la dedicación a la investigación médica, y quedarían integrados en el denominado Instituto de Investigación Biosanitaria del Principado de Asturias (IIBPA). Las autoridades socialistas estimaban un precio de licitación de aproximadamente 10,5 millones de euros. El proyecto fue objeto de planificación y análisis a lo largo de la pasada legislatura, pero en la recta final del mandato de Vicente Álvarez Areces entró en punto muerto.

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