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Mucha pedagogía y estímulo, con humildad, del nivel de participación, tendrán que poner en práctica los sindicalistas… (los que aún pueden denominarse así de verdad…)

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Las otras caras del decretazo

Los desempleados creen que la ley únicamente beneficia a los empresarios

14/02/2012, Luis Fernández / OVIEDO, en La Voz de Asturias
La nueva reforma laboral no creará puestos de trabajo. Al menos esta era la idea generalizada entre los parados asturianos que ayer se acercaban a las oficinas del Servicio Público de Empleo (SPE). Lejos de confiar en que la normativa les ayude a encontrar una salida, aseguran que únicamente beneficia a los empresarios y que perjudica a los asalariados.
Desde que el pasado viernes el Gobierno decidiese aprobar la reforma, las críticas han surgido desde prácticamente todos los ámbitos de la sociedad española. El objetivo prioritario, la creación de empleo, está en duda, ya que desde el propio Ejecutivo se ha asegurado que no servirá para cortar la hemorragia del desempleo.
Hasta el momento, solo los empresarios han bendecido una normativa que, en muchos casos, va incluso más allá de lo que demandaban desde la propia patronal. Por el contrario, los sindicatos aseguran que acelerará la destrucción de puestos de trabajo y que Asturias superará en un corto espacio de tiempo los 100.000 desempleados.
Con este panorama, cobra especial relevancia la opinión de los que más sufren esta precaria situación del mercado laboral, los parados, que en líneas generales confían poco en que los cambios sirvan para mejorar sus situación y consideran que solo contribuirá a abaratar el despido.
Alejandro Sánchez es un ovetense de 25 años que asegura que “se podría hacer algo más” para impulsar la contratación. El último trabajo que ha desempeñado es como teleoperador, aunque reconoce que “ahora busco empleo de lo que sea, porque está todo muy fastidiado y llevo cuatro meses parado”. En su opinión, “los grandes beneficiados con los cambios son los empresarios” y el punto más lesivo para los trabajadores es que “se abarata mucho el despido”.
Las críticas de Sánchez van más allá y también carga contra los sindicatos, a los que pide que “hagan algo más para defender los derechos de los trabajadores”. Pese a ello, explica que el problema “no es tan grave como para convocar una huelga general”.
En la práctica, y ya que la creación de puestos de trabajo a corto plazo está descartada incluso por el propio Gobierno, la ley aprobada el viernes supone solamente el abaratamiento del despido. Además de reducir de 45 a 33 los días de indemnización por año trabajado por despido improcedente, con un máximo de 24 mensualidades, amplia las causas del despido objetivo, lo que se traduce en una generalización de las indemnizaciones de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades.
A modo de ejemplo, si un asalariado falta a su puesto de trabajo entre 9 y 20 días por enfermedad, aunque tenga justificante médico, se considera causa objetiva. Por lo tanto, supone barra libre para abaratar el despido.
Amelia Blanco, vecina de Oviedo, tiene claro que “la nueva ley no va a crear empleo”. “Para que una empresa cree puestos de trabajo lo que hay es que facilitar la contratación”, asegura esta cocinera de 53 años, que añade que “como siempre, los que perdemos con la nueva ley somos los trabajadores”. Además, Blanco echa en falta que se tomen medidas para “ayudar al pequeño comercio”, que es el que “realmente genera empleo en este país”.
Aunque considera que la normativa es perjudicial para los trabajadores, explica que “las huelgas generales sirven para poco y solo ayuda a empobrecer aún más al país”. “Lo que hay que hacer es dialogar”, afirma, aunque la reforma fue impuesta por el Gobierno sin tener en cuenta los acuerdos a los que habían llegado patronal y sindicatos.
El planteamiento de Blanco era el mayoritario en las oficinas del SEP, aunque había opiniones para todos los gustos. Conchi Melian, ama de casa de Proaza, considera que “hay que hacer sacrificios y todo esfuerzo es poco para lograr sacar a España adelante”.
En su opinión, “la normativa sentará las bases para ayudar a crecer cuando mejore la situación y probablemente sirva para crear algo de trabajo”. “Hay que arrimar el hombro todos porque la situación ya está bastante difícil”, sentencia Melian.
Esta última opinión choca frontalmente con la de Eliezer Silva, brasileño de 40 años que está al paro como empleado de la industria del metal. Lleva 8 meses desempleado después de trabajar 6 años en Asturias y tiene claro que la reforma “no va ayudarme a mejorar mi situación, sino que va a complicarla todavía más”.
La ley “quita” derechos a los trabajadores y no elimina uno de los grandes problemas que, a juicio de Silva, tiene el mercado laboral. “Aquí se premia demasiado que se hayan hecho cursillos y no se tiene suficientemente en cuenta la experiencia”, concluye. Debido a su falta de confianza en que los cambios mejoren la situación laboral de los trabajadores, se muestra más reivindicativo que el resto de personas consultadas por este periódico y asegura que “yo apoyaría una huelga general, creo que hay motivos suficientes para ello”.
Además de que facilita las causas de despido, otro de los elementos que más se ha criticado es que permite a las empresas aprobar expedientes de regulación sin tener en cuenta la opinión de la administración.
Los empresarios pueden presentar un ERE simplemente con alegar una caída de los beneficios de dos trimestres consecutivos, por lo que se facilita ya no solo el despido individual, sino también el colectivo.

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