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La triste realidad que estamos viviendo, ni más ni menos…

La triste realidad que estamos viviendo, ni más ni menos…

Las recomendaciones de Don Vito

Por Orencio Osuna

Las medidas de demolición del pacto social proclamadas –entre obscenas y canallescas ovaciones de la bancada del PP– por  Rajoy el día 11 de julio de 2012 en el Congreso, pasarán a los anales de la triste historia de España como la culminación de un gran fraude y, a su vez, la caída de las máscaras y la tramoya sobre la que la derecha española edificó su irresistible acceso al poder.

nuevatribuna.es

Michel Corleone: “Mi padre le hizo una oferta que no pudo rehusar. Luca Brasi le apuntó a la cabeza y mi padre le dijo que podía elegir entre los sesos o su firma al pie del contrato. No es personal,son sólo negocios”. (El Padrino).

Las medidas de demolición del pacto social proclamadas –entre obscenas y canallescas ovaciones de la bancada del PP– por  Rajoy el día 11de julio de 2012 en el Congreso, pasarán a los anales de la triste historia de España como la culminación de un gran fraude y, a su vez, la caída de las máscaras y la tramoya  sobre la que la derecha española edificó su irresistible acceso al poder.

A la luz de los acontecimientos,  hoy se puede ver que el dictak ordenado por los “mercados” en mayo del 2010 –con ZP al mando–, no fue más que el inicio de un golpe de estado permanente con un triple objetivo: acabar con  los derechos sociales  de los ciudadanos –que generan redistribución de la riqueza e igualdad– con el mendaz pretexto de su inviabilidad económica; efectuar un  expolio de los recursos públicos para trasvasarlos a las oligarquías dominantes –tan contumaces ellas en su afán de acumular riquezas–; el aniquilamiento de los valores y derechos democráticos hasta su suplantación por una gobernanza posdemocrática tras la que se ocultan los plutócratas de hoy y de siempre y cuyo objetivo  último es reducir a los ciudadanos a la condición de alienados vasallos/súbditos /consumidores.

Un golpe de estado líquido –remedando a Zygmunt Bauman– en una sociedad líquida en el que no ha sido necesario (por el momento) ningún asalto al Palacio de Invierno, ni bombardear el Palacio de la Moneda, ni tan siquiera rellenar las cunetas de cadáveres, si acaso algo de jarabe de palos de los Robocop que reciben órdenes de monseñor Fernández Díaz o de la tal Cristina Cifuentes para  que apaleen de vez en cuando a todo aquel que pase por dónde no debe pasar o si tienen pinta de mineros, perroflautas, yayoflautas, rojos, ateos, parados, sindicalistas y otros manifestantes de mal vivir, según el superior criterio de esos demócratas de toda la vida.

La escalofriante declaración del presidente del Reino/Marca España reconociendo que “Los españoles no podemos elegir si hacemos o no sacrificios. No tenemos esa libertad. Hacemos cosas que no nos gustan, yo el primero, pero no hay más remedio” podría formar parte de la “La Historia Universal de la Infamia” de Borges o de la Técnica  del Golpe de Estado de Malaparte. Pero, en realidad, se trata de un descarnado reconocimiento de que su gobierno es un gobierno títere  y que la soberanía popular queda suspendida hasta nueva orden y queda  bajo la estricta vigilancia de los hombres de negro, de la troika o los einsatzgruppen de guardia para que en España no se gaste un puñetero euro en nada que no sea devolver la pasta que se debe a los forajidos de la City, de Wall Street o de Frankfurt .

Rajoy se cisca en  los principios de la democracia desde el punto y hora en que reconoce que ejerce el gobierno de España para cumplir estrictamente las recomendaciones obligatorias de los oscuros foros del poder económico sin que, como dice Josep Ramoneda, dimita ipso facto y convoque una nuevas elecciones en la que los españoles puedan decidir sin trampas (ni corrupción) sobre su futuro. Pero es que, encima, tiene el desparpajo  de potar en sede parlamentaria su confesión de que miente más que habla,  cuando reconoce con descaro que, donde decía el digo del IVA o de los impuestos o de los parados o de todo lo que fuera menester para acarrear votos, ahora dice el diego a todo  lo que le manden los procónsules del Ecogrupo, del BCE, del FMI, o del quién diablos mande en esa jungla de siglas que sirven de camuflaje a los gánsters de las finanzas globalizadas.

Rajoy se muestra de pronto despojado de su muro de protección construido con los materiales del silencio y el escaqueo, de su pane et circenses con la Roja, escondido tras los Códices Calixtinos, las herencias recibidas que desconocían sus monaguillos Montoro y Beteta o, sencillamente adornado en hondas sandeces (“somos ante todo seres humanos. Cada uno pensamos de una forma o de la otra. Todos tenemos nuestros problemas, unos tienen unos, otros tienen otros. Pero, bueno, como seres humanos, pues los sentimientos, las alegrías... eh... todo lo que sale del alma y del corazón, pues es muy bonito y muy bueno”).

Hoy, tras indignar a medio país y parte del otro, Rajoy aparece como el rey desnudo del cuento y pone al descubierto unas verguenzas hinchadas (¡aunque, a decir verdad, más hinchadas nos las está poniendo a los demás¡) de nimiedades, de  cursilería ramplona, de yoísmo de casino de pueblo, de demagogia de barra de bar, de sumisión  genuflexa ante los jefes, de filosofía de chistoso, de casposa incompetencia, de pellizcos de monja en el refrectorio del convento, sea cual fuese el convento. MR con su navajazo trapero  al escuálido estado de bienestar y el depauperado bolsillo de los pensionistas, parados, funcionarios, trabajadores y dependientes, se ha unido a la estirpe de  gobernantes felones como Fernado VII que también llegó al poder con mentiras (“marchemos francamente, y yo el primero por la senda constitucional”) y el entusiasmado castizo grito  del ¡Vivan las caenas¡ que inició la restauración del absolutismo y la llamada Década Ominosa. ¡Más nos vale que en este caso en vez de década todo se quede en un Bienio Negro¡

Entre la farfolla de frases huecas proferidas por MR emerge una realidad pavorosa:  65.000 millones de euros de recortes (más los 10.000 de la enseñanza y la sanidad impuestos a la remanguillé en cuanto se celebraron las elecciones andaluzas, más los 25.000 que quieren que paguemos a las empresas eléctricas, más los 15.000 de ZP) sólo servirán para profundizar la Depresión; que la reducción de un 2% de la cuotas empresariales a la Seguridad Social va a socavar  el sistema  publico de pensiones (un regalo de 6.000 millones a los empresarios para compensar sus enormes sacrificios); que las reducciones de las nóminas de los funcionarios y los subsidios a los desempleados bajarán el consumo (van a crear más paro y van a precipitar al país a una espiral depresiva); que el indiscriminado aumento del IVA, de las tasas, de los impuestos municipales, los copagos, de los transportes, la gasolina, el turismo y de todo lo que se mueva  aumentará el desempleo hasta límites insospechados (más el aceite de ricino que ya aplicaron con el aumento del IRPF hace unos meses) y será un arma de destrución masiva de los bolsillos de los ciudadanos. Es decir, han hecho exactamente lo contrario que necesita la economía española (crecimiento y creación de empleo) con tal de priorizar el rescate de los 100.000 millones para los habitantes de esa cueva de Alí Babá que es el sistema bancario y para devolver la pasta a los capos de los secuestradores.

Pero, como decía Rafael Sánchez Ferlosio “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos; vendrán más años ciegos y nos harán más malos”. De modo que pronto vendrán más recortes y tardaremos más años en jubilarnos con menos pensión o con ninguna, ¿quién sabe?, tal y como anuncia/amenaza Rajoy. El sorprendente reforzamiento anunciado de las Diputaciones y el golpe que se cierne contra el estado de las autonomías no parece un retorno a un neofranquismo centralista, sino más bien a la España de la Restauración de los Cánovas y Sagastas, de los caciques provinciales y los manejos electorales de los Romero Robledo y los Romanones de turno. También pronto veremos como estos tipos tan patriotas de cintura para abajo pondrán en almoneda esos aeropuertos, puertos, trenes, litorales, edificios, hospitales, universidades, carreteras, redes de agua y demás infraestructuras públicas que tanto esfuerzo y dinero costaron a generaciones de españoles. Después, algunos podrán ver con los años cómo determinados responsables públicos se habrán  enriquecido con los cohechos, las prevaricaciones y sobornos de la nueva y jugosa desamortización de Mendizábal que nos anuncian los nuevos trompeteros del Apocalipsis. Pero, como dice el escenógrafo José Antonio Ortega, lo peor está por llegar,  y eso será así, desdichadamente, si la sociedad española y europea no se rebela contra esta nueva edad  de las tinieblas que avanza a pasos de gigante a lomos  de los nuevos bárbaros del ultraliberalismo.

El PSOE parece instalado en una estrategia de agenda común o de Gran Coalición, propia de una visión de un régimen turnista mientras se desangra electoralmente por los boquetes de su indefinición y de su pasado inmediato en el gobierno que inició el golpe de estado de los mercados (con su mayo del 2010 y la inconcebible reforma constitucional que pactó con el PP con alevosía). Los nacionalistas de CDC se han convertido en la vanguardia de los recorte y han puesto la Generalitat al servicio de las políticas de demolición de los derechos sociales mientras construyen un relato que cada vez se parece más a Bosi y sus padanos. Los del PNV más de lo mismo, pero con el añadido  problema de que tienen que reconquistar el poder en competencia con Bildu y con un gobierno Rajoy insumiso ante las sentencias de los tribunales europeos. UPyD con  un  discurso monocorde, ve que una parte del electorado se inclina por convertir a las autonomías en el (falso) chivo expiatorio de la crisis y sube como un cohete de feria en las encuestas. IU señala sin tapujos la naturaleza de la crisis y sus verdaderos responsables y es capaz de catalizar la opinión de muchos ciudadanos indignados, pero tiene el lastre  de un liderazgo al que le falta la credibilidad del depurado Llamazares y carga con una retórica obsoleta. Pero quizás lo peor para IU es que genera mensajes contradictorios en la medida que sostiene una estrategia electoral errática según el territorio: ora permite un gobierno del PP en Extremadura, ora externaliza el apoyo al PSOE en Asturias, ora entra en el gobierno de Andalucía con el PSOE, pero, además, no parece que en estos momentos tengan ningún interés (quizás se frotan las manos pensando , equivocadamente, que el zurrón electoral crecerá inercialmente) en converger con otros sectores de la izquierda (Espacio Plural -que son sus socios de grupo parlamentario-, EQUO, Alternativos...) cuya aportación sería vital para un proyecto de alternativa fuerte.

Por más que Rajoy, Merkel, Durao, Draghi, Monti,Van Rompoy, Junckers, Rehm, o cualquier otro miembro de los gobiernos títeres instalados en la nueva Zona Verde del poder europeo, insistan con la matraca de que no existe otra alternativa que someterse a la autoridad compentente –bancaria, por supuesto– eso es una pura patraña para acojonar a una aterrorizada ciudadanía que ve como se hunde un modelo de sociedad de bienestar y que  “cuando despertó, el dinosaurio aún estaba allí” como escribió Monterroso.

También tenemos otra alternativa: arrebatarle la pistola a Luca Brasi y metérsela en la boca hasta la  campanilla a los Corleone que nos amenazan con volarnos los sesos. Al fin y al cabo sólo son negocios ¿no?

¡Que tal si les ponemos a esos pillos unos cuantos impuestos, les expropiamos sus ganancias ilícitas, socializamos esas empresas depredadoras, metemos en la carcel a unos cuantos estafadores, perseguimos el fraude fiscal, echamos del poder a los políticos corruptos y a los empresarios de puerta giratoria, aplicamos una tasa Tobin, suprimimos los gastos superfluos militares, quitamos privilegios, viajes en preferente, tarjetas de crédito, coches y guardaspaldas a las élites parásitas del estado, cerramos las diputaciones y otros pesebres del caciquismo secular, retiramos los subsidios, exacciones y demás parabienes a algunos sectores chupópteros del estado, reducimos la financiación a la enseñanza privada, a la sanidad privada y dotamos a la pública de más recursos, aumentamos los sueldos y el consumo, limitamos las ganancias obtenidas por los gestores de del Ibex 35 cuando reciban subsidios, contratos o financiación pública, creamos instituciones de control de los mercados en la que estén fuera los representantes de los lobbys...¡ ¿Porqué no, si lo decide la mayoría?

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