Se abre la puerta de tratamientos específicos para modificar o revertir las alteraciones epigenéticas
Otín: «Hasta un millón de cambios puede haber en el epigenoma de una célula de leucemia»
Las últimas investigaciones sobre este tipo de cáncer, presentadas ayer en Madrid, abren nuevas vías de aplicación de tratamientos personalizados
Madrid, Joaquín ANASTASIO, en La Nueva España
El lenguaje de las células cancerígenas empieza a clarificarse para los científicos y con ello se van dando pasos firmes en la lucha contra la enfermedad. Un grupo de investigadores españoles, del que forma parte Carlos López Otín, de la Universidad de Oviedo, ha conseguido descifrar los primeros epigenomas de la leucemia linfática crónica (LLC), la más frecuente, y los mecanismos moleculares de su desarrollo. Se trata de un descubrimiento que abre una nueva perspectiva en la investigación del cáncer porque permite predecir la evolución de la enfermedad y aplicar tratamientos personalizados para cada caso y, por tanto, mucho más eficaces. El estudio fue publicado hace dos días por la prestigiosa revista «Nature Genetics» y ayer fue presentado en Madrid por sus autores, junto a la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela.
El trabajo, del profesor de la Universidad de Barcelona Iñaki Martín-Subero, forma parte del proyecto del Consorcio Español del Genoma de la LLC, integrado a su vez en un consorcio internacional que investiga los 50 tipos de tumores más frecuentes. Viene precedido del hallazgo logrado hace un año por el propio López Otín y por el investigador Elías Campo, del Hospital Clínic, que lograron secuenciar por primera vez el genoma de este tipo de leucemia, del que se detectan casi 1.000 casos al año. En ese primer descubrimiento del equipo español, que tiene como «encargo» del consorcio internacional estudiar la LLC, se pudieron identificar los 1.000 genes mutados en esta enfermedad. Ahora, gracias a las muestras de 26 personas sanas y 139 pacientes, el equipo ha podido descubrir hasta un millón de alteraciones epigenéticas de esta patología.
«Hemos descubierto que los patrones epigenéticos permiten clasificar a los pacientes con leucemia linfática crónica en tres grupos, con un curso clínico diferente. Las leucemias con peor pronóstico parecen derivarse de linfocitos inmaduros, mientras que las menos agresivas se relacionan con linfocitos maduros», explicó Martín-Subero. López Otín, por su parte, señaló que «en este trabajo lo que se estudia es otra dimensión adicional que hoy sabemos que poseen las células, otro lenguaje de vida que es el lenguaje epigenético. Estos epigenomas son los encargados de que toda esta información enorme adquiera un sentido y, de esta manera, logramos que las células expresen la información que necesitan en cada sitio, en cada momento y no tengan que utilizar toda la información, que sería imposible de manejar porque sería muy grande e inabarcable».
El investigador del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), una de las 16 instituciones que participan en el consorcio español que lucha contra la leucemia linfática, señala que «en el cáncer también tenía que haber alteraciones epigenéticas, pero lo que no sospechábamos es que fuera de tal magnitud, porque hasta un millón de cambios tiene lugar en el epigenoma de una célula de leucemia».
El alcance concreto en la carrera de fondo contra esta enfermedad es de gran relevancia, según señalaron ayer los científicos españoles. «En primer lugar, nos sirve para definir distintas maneras de clasificar a los pacientes y, además, abre la posibilidad de tratamientos basados en la reversión de los cambios epigenéticos», recalca Otín. Elías Campo lo explica de esta forma. «Hay tres subtipos de enfermedad que parecen emerger de este estudio. Esto es clave para saber diseñar terapias, porque predecir cuál puede ser su evolución biológica es clave para planificar adecuadamente la estrategia para tratarlos». Resalta, en este sentido, que «hasta ahora tenemos unas herramientas y la novedad de este trabajo es que podemos clasificar mejor a estos pacientes, y no sólo podremos decir al grupo al que pertenece cada uno de ellos, sino que además tiene un determinado tipo de mutaciones y eso apunta a tratamientos más dirigidos contra estas mutaciones».
Campo señala, además, que «se está trabajando ya en el consorcio en la búsqueda de fármacos específicos para mutaciones concretas que hemos descrito en trabajos previos y este trabajo apunta a la posibilidad de tratamientos que modulan la epigenética de estas células». Según los investigadores, por el momento ya hay aprobados en todo el mundo tratamientos basados en la modificación o reversión de alteraciones epigenéticas, pero son aún muy inespecíficos porque tratan de corregir defectos en concreto. En el trabajo que ahora se presenta, aseguran, se deduce la necesidad de buscar tratamientos específicos que sólo pueden venir del conocimiento de las alteraciones concretas.
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