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Movido fin de semana en el nuevo HUCA, aunque los agoreros de los cataclismos se volvieron mudos...

Movido fin de semana en el nuevo HUCA, aunque los agoreros de los cataclismos se volvieron mudos...

Los problemas informáticos concentran las críticas del nuevo HUCA

Los primeros pacientes alaban el esfuerzo de los 1.100 profesionales desplegados, una plantilla que ya tiene su primer conflicto laboral

Foto: Protesta del personal de cocina a las puertas del hospital.

RAMÓN MUÑIZ / LAURA FONSECA |  OVIEDO, en El Comercio.

 

Tocaba estrenar Urgencias y hospitalización en el nuevo HUCA y para ello fueron convocados 1.100 profesionales a lo largo del fin de semana. Por turnos aprendieron dónde está el despacho, los aparatos de rayos X, el rincón para un cigarro furtivo. Para eso y para atender a los 454 asturianos que llegaron con fracturas de tibia, tensiones descontroladas, mareos y dolores que no admitían demora. ¿El resultado? Las autoridades hablan de «satisfacción» y «normalidad». Los profesionales de problemas informáticos que les retrasan hasta una hora la orden para un análisis clínico o la entrega de un informe que debe llevarse el paciente. Los usuarios alaban el esfuerzo «titánico» de los trabajadores, pero se preguntaban si no hubo manera de enseñarles antes dónde estaba cada cosa y cómo manejar ese 'Millenium', la aplicación informática llamada a gestionar un hospital sin papeles.

 

Un fuerte dolor en el abdomen llevó a Silvia Palicio a Urgencias ayer a las 8 de la mañana y cinco horas después esperaba una analítica. «Andan desorganizados, buscando los baños, las mantas, cada cosa», aseguraba entretanto. Observa la coreografía «sin culparles, pobres, pero me he acordado mucho de las visitas oficiales que hicieron en su día con políticos y ciudadanos; ¿no podrían haberles traído a ellos también?».

 

Esas expediciones de exploración haberlas las hubo «pero fueron muy poco exhaustivas; piense que se realizaron cuando el hospital estaba aún en obras y había zonas que no se podían visitar», razona Alejandro Braña, jefe del servicio de Traumatología. Las propias guías que recibió a modo de manual de instrucciones «cambiaban al ritmo de esos trabajos». En consecuencia el nuevo HUCA arranca con «todo el mundo moviéndose como en casa ajena, un poco perdidos la verdad».

 

LA VALORACIÓN 

Miguel Recio Su familiar llegó con el fémur roto

«Tuve que traerle yo la medicina porque no tenían. Debían haberles preparado más para esto»

Paz Villaverde Jefa de guardia de toda La Cadellada

«Lo que hacías con el otro sistema en una hora hoy cuesta dos, pero es cuestión de práctica»

Diana García Embarazada, llegó con pérdidas

«Me atendieron rápido, en una sala un poco 'pobre', pero con conocimiento. Salgo muy contesta»

Alejandro Braña Jefe de traumatología

«Estamos como en casa ajena y eso causa algún retraso pero el paciente está colaborando»

Javier Alonso Su mujer tuvo una subida de tensión

«Le dicen que espere tres horas, que es lo que pasaba en el viejo. El acceso se hace sin problemas»

Desde el 112 dijeron a Pedro Bravo y Amparo Francos que lo mejor era llevar a su pequeña de cuatro años a las nuevas Urgencias para aclarar a qué se debía esa fiebre y vómitos repentinos. Dos horas después supieron que tenía amigdalitis y que en el HUCA «dan la sensación de estar bastante perdidos, pero saben qué es lo que tienen qué hacer contigo, y eso es lo importante».

Hubo celadores a los que costó más de un rodeo localizar el servicio al que confiar al enfermo. Paciencia se pidió a los pacientes, especialmente en lo tocante a entregarles el volante porque «los ordenadores les iban mal y no conseguían que les imprimieran». Lo asegura Héctor Morgado, acompañante de un joven que precisó de cirugía en el labio. «Una caída; en Jove tardaron hora y media y aquí llevamos cinco», relataba.

Al medio día Tácito Suárez, gerente del Sespa y máxima autoridad ayer proclamaba: «Hemos hecho dos paradas técnicas para recuperar los datos pero el 'Millenium' está funcionando sin ninguna incidencia aunque su manejo necesita un tiempo de rodaje». La mayor complicación con la que tropezaban sus profesionales era «a la hora de volcar los datos al informe; los tienes todos en la pantalla pero quieres generar el informe para que se lo lleve el paciente y a veces no sale», admitía un facultativo de Urgencias. «He tardado una hora en lograr dar la orden para realizar un análisis clínico», admitía otro. «Cuando intentas pedir un escáner el sistema me lo tramitaba como urgencia o en un día muy concreto; por algún fallo no daba más opciones», agregaba su compañero.

La herramienta «es muy potente y nos va a costar un tiempo manejarla bien; en estos momentos a veces tardamos dos horas en resolver lo que antes hacías en una y eso ralentiza el proceso, pero con la grandísima comprensión de los familiares y un trabajo gigante de los trabajadores lo estamos sacando adelante», valoraba Paz Villaverde al concluir una jornada «a la que tenía muchas ganas».

Estuvo entre quieres redactaron el plan funcional del nuevo hospital y este fin de semana le tocó ser la jefa de guardia de todo el complejo, desde las 8.00 del sábado a las 15.00 del domingo.

Entremedias, el primer conflicto laboral llegó en bandeja. Y todo por culpa de 'Manolín', robot en forma de plataforma móvil contratado para llevar carros de comida, medicinas y sábanas de un rincón a otro del complejo. El ingenio venía dando problemas y por ello se contrataron a 16 celadores de urgencia, durante un mes. Verles a ellos el sábado suplantando a la máquina y empujando los carritos enervó al colectivo de los pinches. Medio centenar se concentraron el domingo para reclamar que se las contratase para un trabajo que «es el nuestro. Llevo doce años en la empresa, he hecho muchos kilómetros y estaba la segunda en la lista; no hay derecho», se dolía Carmen García.

Los robots «tuvieron alguna disfunción el sábado pero el domingo ya trabajan», respondió Tácito Suárez. Para cubrirse con un plan B «contratamos celadores porque su puesto es el que mejor se ajustaba a las funciones requeridas».

 

Batalla por el control de los robots

El personal de cocina se rebela contra la contratación de celadores para llevar los carros de comida cuando el nuevo sistema automatizado del HUCA se estropea

 

Susana D. Machargo en Asturias24

 

Junto a unas escaleras que descienden hacia las entrañas del nuevo HUCA, cerca de Urgencias, una improvisada asamblea de medio centenar de trabajadores de las cocinas rompe el silencio que reina en el exterior, en estas primeras jornadas de mudanza. Recaban la opinión de los presentes y consensuan una postura común antes de entrar a una reunión con la dirección del hospital. El problema es fácil de entender, aunque encontrar una solución quizá no lo sea tanto. El primer día de apertura del área de Hospitalización, a la hora de comer, los robots adquiridos para desplazar los carros de comida hasta las habitaciones no funcionaron. El Sespa pasó al plan B, que los profesionales empujasen los carritos. Pero en lugar de encomendar la tarea a los pinches de cocina, que eran los que hasta ahora se encargaban de estos menesteres, la administración ha contratado a celadores. El conflicto surge por las competencias, quién debe realizar esta función, pero también porque muchos pinches de cocina, que llevan entre 12 y 16 años cubriendo vacantes en el viejo HUCA, están en casa desde enero porque se ha reducido el trabajo.

 

El gerente del Sespa, Tácito Suárez, ha admitido que se produjeron problemas puntuales con los robots que llevan las bandejas de comida y que esos fallos se subsanaron con la contratación de celadores, que era el plan B que tenían planificado para solventar este tipo de situaciones. El gerente defiende esta decisión porque cree que la tarea de empujar los carritos por el hospital se ajusta más al perfil profesional de los celadores que al de los pinches de cocina. Sin embargo, los pinches cree que se les están hurtando funciones que llevan décadas realizando. Xuaqui Fernández, delegada sindical de CCOO presente en la asamblea, acusa a la administración de llamar a celadores para utilizarlos de forma polivalente en diferentes servicios sin tener en cuenta la organización real del trabajo en el HUCA. Denuncia que nadie ha consultado con la Junta de Personal y que se está apartando a profesionales que llevan muchos años cubriendo vacantes y que, por tanto, tienen muchos puntos.

 

Entre el medio centenar de personas presentes en la reunión en la calle, había compañeros que llevan desde enero en casa y que no han podido entrar a la reunión porque no tienen ninguna vinculación contractual en vigor con el hospital. Entre ellas, Carmen García, la segunda de la lista de pinches, que lleva 12 años trabajando en las cocinas del viejo HUCA, o Delfina Gutiérrez, que suma otros 12 más. Algunos de los presentes, que prefieren no dar su nombre, han explicado a ASTURIAS24 que acumulan hasta 16 años y que ahora ven cómo celadores sin experiencia previa en la administración sanitaria les pasan por delante. Otros hablan de las denuncias interpuestas por la administración después de muchos años cubriendo vacantes y de cómo en función del juzgado que les ha tocado, teniendo exactamente las mismas circunstancias, unos han ganado y otros han perdido.

 

El Sespa resta importancia a los problemas de funcionamiento de los robots que llevan las bandejas de comida, y a los que popularmente conocen como Manolín, pero lo cierto es que su control, cuando la tecnología falla, ha despertado una auténtica batalla. La administración achaca los problemas a desajustes en los primeros días.

 

El hospital sin papeles falla por la cobertura y sus robots

En Urgencias se instaló un repetidor porque fallaba la cobertura de los buscas

Los robots de reparto de alimentos y suministros no pudieron funcionar adecuadamente hasta la noche y el hospital echa a andar con una protesta de los pinches

 

Ramón Muñiz/Laura Fonseca, OVIEDO, Gijón, en El Comercio.

 

Los robots del nuevo HUCA no dieron la talla. Ya habían fallado en las pruebas previas realizadas a lo largo de estas últimas semanas y ayer, día de la apertura del área de hospitalización de La Cadellada, no lograron funcionar con normalidad. Tanto, que fue necesario contratar personal (celadores) para que realizar las labores de reparto de comida y material. El hecho fue denunciado por los sindicatos Sicepa y CC OO, que lo calificaron de «auténtica chapuza».

Además, la contratación de celadores en lugar de pinches, que es la categoría profesional encargada de este tipo de funciones, soliviantó al personal afectado hasta el punto de celebrar hoy una concentración de protesta ante el nuevo HUCA. De hecho, hasta la noche los robos no pudieron llevar a cabo su tarea de reparto de comidas, suministros y ropa. Como ocurriera en consultas externas, que echó a andar el pasado día 3, el inicio de actividad en el edificio de hospitalización también registró algún fallo en el sistema informático. En el servicio de Urgencias, además, fue necesario instalar un repetidor de señal porque la escasa cobertura provocaba fallos en los buscas de los médicos. Porque la cobertura está siendo uno de los principales problemas de los que se quejan los médicos, que aseguran tener dificultades para comunicarse dentro de las propias instalaciones sanitarias.

No obstante, el gerente del Sespa, Tácito Suárez, quien ayer, junto al consejero de Sanidad, Faustino Blanco, siguió desde el lugar el operativo de traslado, negaba por la mañana cualquier fallo y avería: «El 'Millenium' está funcionando con absoluta normalidad, como se esperaba. La normalidad es consecuencia de una buena planificación». Suárez admitió, a lo sumo, «alguna caída de tensión» que habría afectado a algún equipo informático sin mayor relevancia.

«El primer día es previsible que la agilidad en el manejo de las aplicaciones no sea la óptima, pero no está interfiriendo en la atención al paciente. Gracias a su paciencia y la implicación del personal estamos solventando todas las incidencias», completó, por la tarde, el responsable de Asistencia Sanitaria, Antonio Álvarez.

Entre los pacientes que 'debutaron' en el nuevo HUCA había un asombro con las instalaciones no exento de crítica. «Yo vine de La Ería y quien me derivó se enteró de que las urgencias pediátricas eran aquí por la prensa», comentaba Yolanda Cosme tras dos horas de espera. A mediodía, y tras atender un caso similar, las Urgencias del viejo HUCA instaron al 112 a comunicar a los centros de Salud el lugar al que debían derivar a los pacientes. «A mí el celador me llevó a radiología y luego se perdió a la vuelta. Veías a algunos jefes riñendo a trabajadores por vestir de azul en vez de blanco y a alguno protestar porque no tenían determinado equipo», señalaba la sierense Aimara Álvarez, con traumatismo por accidente de coche.

La Consejería de Sanidad ha hecho esta mañana balance el traslado a las nuevas instalaciones. Según sus datos, el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tiene ya 115 pacientes ingresados desde el inicio de la hospitalización. De ellos, 84 han sido trasladados desde las viejas instalaciones de El Cristo y 31 han ingresado a través del servicio de Urgencias.

El gerente del Servicio de Salud, Tácito Suárez, ha explicado que hasta las 12.00 horas de esta segunda jornada de traslado los convoyes de ambulancias "han movilizado a 19 pacientes, 6 de ellos críticos, correspondientes a los servicios de neumología, medicina interna, otorrinolaringología, digestivo, neurología y hematología. La previsión es que la jornada se cierre con entre 55 y 60 enfermos trasladados, una media similar a la alcanzada en la jornada de ayer, primer día de ingreso en el nuevo HUCA".

El servicio de Urgencias ha atendido hasta este mediodía a 340 personas con una estancia media de 4 horas y media, similar a la del viejo hospital El Cristo. De ese total, 251 usuarios han recibido alta médica y 31 han sido ingresados en las nuevas dependencias de La Cadellada.

Además, el Hospital ha atendido ya los dos primeros partos y ha practicado cinco intervenciones quirúrgicas de urgencia, tres de ellas de pacientes en edad pediátrica y dos más de adultos. La primera operación tuvo lugar el sábado por la tarde y correspondió a una rotura de codo de un menor.

Pese a los problemas vividos en las primeras horas, el máximo responsable del Sespa ha insistido en que los trabajos "se desarrollan con total normalidad y sin incidencias reseñables". "Esta mañana tenemos funcionando parcialmente doce unidades de hospitalización, urgencias abiertas, cirugía y partos; el hospital va tomando vida a media que pasan los días y van llegando los pacientes", ha comentado.

La dirección del centro prevé que el proceso de traslado de la hospitalización se prolongue hasta el próximo martes, día 17, y afecte a aproximadamente 270 personas, 35 de ellas en estado crítico. Estas cifras, sin embargo, podrían variar en función de la evolución del estado de salud de las personas hospitalizadas. Para el operativo de traslado, el HUCA dispone de tres ambulancias convencionales, tres UVIS móviles y dos ambulancias colectivas.

 

El nuevo HUCA vivirá el lunes su prueba de fuego

El complejo atenderá por primera vez a las consultas externas, las urgencias y los pacientes ingresados

Más de un millar de profesionales ha trabajado este fin de semana en la mudanza, que ha atravesado su ecuador

 

Susana D. Machargo en Asturias24

 

La mudanza del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha superado su ecuador y el peso de la actividad se ha desplazado hacia el nuevo hospital, que soporta ahora la mayor carga asistencial. Las habitaciones del nuevo HUCA tienen más pacientes que las del viejo complejo de El Cristo. Un total de 162 frente a 123. Además, entre el sábado y el domingo se ha atendido a 454 enfermos en Urgencias y se han ordenado 46 ingresos. A las seis de la tarde, había en el servicio un total de 78 usuarios en el servicio, se habían registrado cinco nacimientos --tres por cesárea y dos partos naturales-- y se habían practicado siete intervenciones quirúrgicas urgentes. Las programadas comenzarán el miércoles. La prueba de fuego se vivirá el lunes cuando por primera vez convivan abiertas las consultas externas, Urgencias y Hospitalización.

Para comprender la envergadura del traslado solo hace falta analizar el volumen de personal que el Servicio de Salud del Principado (Sespa) ha movilizado. Más de un millar de profesionales ha trabajado este fin de semana en el operativo, entre los médicos, las enfermeras, auxiliares, celadores, personal administrativo y de refuerzo, empleados de Gispasa, guardias de seguridad, los efectivos de las ambulancias que están derivando a los ingresados, técnicos de mantenimiento... Así lo ha explicado el director de Asistencia Sanitaria del Servicios de Salud del Principado (Sespa), Antonio Álvarez, quien ha querido destacar la labor desarrollada por el personal de enfermería y los auxiliares que juntos han sumado casi 870 profesionales. Ese millar amplio de trabajadores ha cubierto todos los turnos durante el sábado y el domingo.

Otro de los aspectos que ha señalado Antonio Álvarez es la agilidad con la que se está desarrollando el dispositivo de traslado de los ingresados, que tanto el sábado como el domingo ha terminado con varias horas de horas sobre el programa previsto. El sábado el operativo de Ambulancias de Asturias desplazó a 65 pacientes y el domingo a 57, de los que 18 eran críticos. Si el sábado concluyeron en torno a las cinco de la tarde, el domingo ya estaba listo a las tres. A pesar de la agilidad, el Sespa no está reconsiderando la posibilidad de reducir las cuatro jornadas de traslados a solo tres. Prefiere mantener la planificación inicial y garantizar la atención.

 

La prueba de fuego

La prueba de fuego se vivirá a primera hora del lunes, cuando por primera vez convivan en el nuevo HUCA las consultas externas --con más de 2.000 citaciones--, con las urgencias --ya que es el lunes es el día en que habitualmente hay más enfermos-- y la apertura del área de Hospitalización, y a la vez la recepción de otros 52 pacientes más procedentes del viejo hospital de El Cristo. La idea es dejar para el martes a los últimos 62. Antonio Álvarez afirma que están preparados para asumir ese pico de actividad, que en una cuestión de días será lo normal en las modernas instalaciones de La Cadellada.

Para entonces, el Sespa espera que el Millenium funcione con total normalidad y que los robots circulen por el HUCA sin disfunciones. Hasta mitad de semana, solo se encargarán de repartir la comida por las unidades. Después ya se harán cargo también de la medicación.

 

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