Cursos de La Granda: Vigil reclama un debate serio y no politiquero para afrontar las necesarias reformas en la sanidad
Vigil afirma que los poderes autonómicos son débiles y pone como ejemplo a Quirós
La sanidad asturiana precisa, según el ex presidente, «cambios sin politiqueo»
M. MANCISIDOR para La Nueva España
Juan Luis Rodríguez-Vigil, miembro del Consejo Consultivo y ex presidente socialista del Principado, analizó ayer en La Granda el presente y el futuro de la sanidad española y asturiana. Afirmó que el futuro del sector pasa por «una reconversión fuerte» para adaptar los servicios al momento actual y precisó que «los poderes autonómicos son muy débiles en una materia tan sensible como ésta». Para aclarar su intervención, Vigil puso como ejemplo al consejero de Salud, José Ramón de Quirós: «Este hombre tiene problemas espantosos por querer hacer pequeños retoques. Aquí el problema es la inercia, sinónimo de suicidio del sistema».
Rodríguez-Vigil aprovechó el foro de La Granda para pedir a los políticos que realicen una «reflexión seria» para reformar el sistema sanitario al margen de politiqueo». Alertó, a su vez, de los riesgos que supone para el mantenimiento del modelo sanitario el incremento del gasto público agravado por la situación de crisis económica. «El gasto sanitario no va a decrecer y con la que se nos viene encima se pueda acabar con la financiación de dependencia o las carreteras», sentenció.
El ex presidente regional señaló como posibles medidas a tener en cuenta la cofinanciación o copago de determinados servicios sanitarios. «Esta puede ser una solución y también puede ser acabar con la burocracia de un sistema donde la evolución del rendimiento debería estar clara y no está», señaló, y puso otro ejemplo: «Hoy la transmisión de imagen es muy sencillo pero aún con las radiografías trabajamos igual que en el año 85».
En lo que se refiere a la privatización de servicios -otro asunto tratado por los contertulios de La Granda en el curso «El futuro del modelo sanitario»-, Rodríguez-Vigil recordó que el 23 por ciento de la asistencia sanitaria que se presta en España se hace a través de servicios privados y se mostró convencido de que si la sanidad pública tuviera que asumir ese 23 por ciento «sería catastrófico». «Hay que ser realistas y ver que el sistema público y privado tienen que convivir», concluyó el ex presidente del Principado, quien reiteró la necesidad de reflexionar y reformar el sistema de salud.
Asturias
«La inercia es el suicidio»
Juan Luis Rodríguez Vigil urgió en los cursos de La Granda a acometer la reforma sanitaria «porque agradar, que es lo que le gusta al político autonómico, se acabó»
18.07.08 - EVA MONTES| LA GRANDA para EL COMERCIO
No es médico y tampoco parece que su pasado como consejero y presidente autonómico socialista le sirvan de tenaza verbal ni escrita a la hora de criticar la situación del sistema de salud español. Y ayer, en el marco de los cursos de verano de La Granda, no dejó resquicio alguno a la duda. Aprovechó su presencia como ponente en el análisis de los problemas financieros de la sanidad y repartió juego para todos. Incluidos los presidentes autonómicos, cargo que él mismo ostentó en otro tiempo. «En el sistema sanitario se debaten las listas de espera, pero no se va al fondo del problema. No se ha retocado desde hace muchísimos años y en este momento no se necesitan retoques, sino una reforma en profundidad en muchos ámbitos, como el de la igualdad de los españoles. Hablémosle claramente a la población de que los mandatos institucionales de igualdad no son posibles, porque hoy ya hay españoles que tienen una sanidad sustancialmente mejor que otros, y hay otros que están en vías de tener una sanidad sustancialmente peor», afirmó el actual miembro del Consejo Consultivo del Principado.
Y añadió, contundente, que «la inercia es el suicidio. El sistema asturiano, como los demás, necesita profundísimos cambios y un debate serio, no politiquero». Como ejemplo de tal inercia, señaló que «no se puede seguir eligiendo a dedo a los nuevos responsables, hay que hacer oposiciones nacionales para que venga la mejor gente de España, aunque sea muy joven, pero contando con autoridad moral para activar nuevos mecanismos. ¡Es que un jefe salido de la estructura rutinaria no es capaz de imponerse a su servicio! Y eso, que no es más que un ejemplo, es una prueba más de la necesidad de acabar con las inercias. Y si hay que enfrentarse, tendrán que enfrentarse. Pensar en agradar, que es lo que al político autonómico le gusta, eso se acabó. Al menos en ese terreno», sentenció.
También indicó, en alusión a las tensiones sanitarias asturianas surgidas por las modificaciones introducidas por el consejero Ramón Quirós, que «hemos llegado a un sistema de sindicalización excesivo en detrimento de la profesionalización». Pero también añadió que no queda tiempo: «Los tiempos no los marca la agenda de los políticos, los marca la realidad. Y la realidad es que en muy breve tiempo debe discutirse la financiación autonómica y entre el 38 y el 40% del gasto autonómico corresponde a la sanidad pública. Cuanto más se tarde, peor será, porque hacerla, hay que hacerla».
La recentralización
Si algo dejaron claro los participantes en el curso de La Granda es que la situación financiera sanitaria, unida al envejecimiento de la población, constituyen el problema a resolver. «El gasto sanitario en el último decenio se ha duplicado y la única solución es racionalizar los gastos», concretó el catedrático de Hacienda Pública de la UNED Leopoldo Gonzalo.
«Una de las propuestas más importantes de nuestro grupo de trabajo es la recentralización del sistema de salud. Se ha procedido de una manera muy alegre en la cesión de competencias. Hablo de la Administración General del Estado, que se encarga de todos y cada uno de los españoles, independientemente de la comunidad autonoma en la que residan Y eso sería muy importante, porque otra cosa es impensable. 17 sistemas de salud autonómicos son un disparate. Estamos hablando de solidaridad entre las personas, no entre los territorios. Y eso se supera con una razonable recentralización, aunque no suene bien».
Y como universitario, aventura que «al final, la verdad se impone. Yo tengo un lema: ’veritas vincit’. No sabemos cuándo, pero al final vence, porque tiene la cabeza muy dura y la verdad es la que es. Acaba siendo verdad aquello de que todos los políticos son víctimas de algún economista difunto. Pero nuestro papel es decir la verdad con el método adecuado».
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