100.000 ASTURIANOS BUSCAN DE FORMA HABITUAL LA ´PASTILLA DE LA FELICIDAD´.

La crisis colapsa las consultas médicas con falsas depresiones

Muchos pacientes piden tranquilizantes pese a que no están enfermos.Las medicación no elimina el problema, alerta el psiquiatra Julio Bobes.

01/06/2009 J. CUEVAS, para La Voz de Asturias

La crisis económica, el aumento del paro o el pago de la hipoteca son circunstancias que llevan a la preocupación a muchos asturianos. El fallecimiento de un familiar o una ruptura de pareja pueden agudizar una situación personal complicada. Pero, solo con estos factores, no se puede determinar que una persona padezca una depresión. La tendencia, en cambio, apunta en la dirección contraria. Cada vez son más las personas que acuden a las consultas solicitando una pastilla que les ayude a estar bien , tengan o no una enfermedad.

"No son personas depresivas", explica el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, Julio Bobes, pero "quieren que se les atienda por sus problemas de la vida diaria". El problema es que, al no ser realmente enfermos, "con cierta frecuencia se les facilita medicación que alivia su estado de ánimo, pero no resuelve sus problemas". Cuando el efecto desaparece, solo queda enfrentarse al problema o recurrir de nuevo al tratamiento.

El consejero de Salud, Ramón Quirós, indicó el pasado mes que su departamento había detectado un alarmante incremento en el uso de estos tranquilizantes. Las cifras indican que unas 100.000 personas recurren a ellos en Asturias de manera habitual, y la búsqueda de una felicidad en forma de gragea tiene mucho que ver con ello.

El psiquiatra Julio Bobes añade otro punto a tener en cuenta. Mientras las ventas de otros medicamentos han tocado techo, el consumo de psicofármacos continúa creciendo. Qué tipo de personas los demandan? "Desde el que acude al médico porque cree que tiene un trato indigno en el trabajo y está nervioso o no duerme hasta gente que se casó hace poco y empieza a ver que el proyecto emocional, que conlleva además obligaciones como el coche y el piso, no va bien.

El principal problema, opina Bobes, es que la administración piensa ahora "en usuarios y no en pacientes". En este sentido, afirma que resulta "esencial gestionar de forma descentralizada". Así todo, el nivel de consumo de estos fármacos, que son administrados por médicos de familia, psiquiatras, oncólogos y hasta por los responsables de las unidades del dolor, es "aceptable" si se compara con las cifras de recetas dispensadas en otros países como Francia.

Algunos ansiolíticos, derivados del valium, crean adicción, lo que supone un riesgo elevado para los consumidores. Sin embargo, en los programas de desintoxicación aún no han recibido a ninguno de estos nuevos adictos. El secretario técnico de Proyecto Hombre, Julio Sutil, aclara que suelen pasar unos dos años desde la aparición de una nueva tendencia de consumo de drogas hasta que aparece alguien que de el paso para la desintoxicación.