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Reflexiones de uno de nuestros más prestigiosos compañeros, experto en Salud Laboral …

Reflexiones de uno de nuestros más prestigiosos compañeros, experto en Salud Laboral …

ANGEL CÁRCOBA

Las epidemias y pandemias silenciadas

Podríamos definir una epidemia como las enfermedades producidas dentro de una zona concreta en un período de tiempo limitado y una pandemia sería la forma de epidemia a lo largo de una zona más extensa o planetaria.

NUEVATRIBUNA.ES - 5.7.2009
 
En los últimos años hemos asistido al brote de varias epidemias formando parte del teatro del miedo en época de crisis económica inteligentemente fabricado para tener domesticada a la población. El miedo a las vacas que alguien enloqueció, a  las ovejas,  a los cerdos, a los pollos y gallinas que había que sacrificar en ciertas partes del mundo por que el mercado así lo exigía, mientras las multinacionales químico-farmacéuticas incrementaron sus beneficios hasta límites escandalosos. Como afirma John Le Carré “La propensión de la gran industria farmacéutica a fomentar enfermedades imaginarias, o en el mejor de los casos, a lanzar conjeturas sobre ellas para luego ofrecer un remedio es hoy día de dominio público”.

En Méjico aparece la última epidemia porcina sabiamente utilizada por el presidente Calderón unos meses antes de elecciones legislativas a la vez que en Egipto se sacrificaban a miles de cerdos.

Aparecen los primeros casos en varios países, y se produce la muerte de una mujer marroquí en España que los medios y los políticos lo venden de forma “sensacional”. La primera muerte atribuida a la epidemia porcina no es de ningún banquero, o ejecutivo o dirigente político. Una vez más esta epidemia como las de siempre, pone de manifiesto el drama de las desigualdades en salud: el pobre, el inmigrante, el trabajador de menor cualificación muere antes y enferma más que el rico.

Se crean grupos de expertos, de sabios que no se ponen de acuerdo. Mientras tanto otras epidemias, verdaderas pandemias planetarias siguen contabilizando millones de muertos. Según el Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la OMS, “cerca de 300.000 personas fallecen al año en Europa por motivos relacionados con las enfermedades laborales”. Es decir, el lugar de trabajo y el desempleo es el origen de epidemia y pandemias sobre las que existe una conspiración del silencio espantosa.

En España, los expertos estiman en 16.000 muertes al año por enfermedades de origen laboral. Las estadísticas oficiales del Ministerio de Trabajo rebajan esta cifra a CERO.
 
Desde hace un siglo se tienen evidencias científicas sobre la relación entre exposición al amianto y el cáncer de pleura, de pulmón y peritoneo. La OMS afirma que cada año se producen en el mundo unas 100.000 muertes por mesotelioma pleural. Las multinacionales farmacéuticas se muestran reticentes a desarrollar fármacos para tratar estas enfermedades por que afectan a una cifra de personas que no produce beneficios. Mientras tanto las víctimas del amianto y sus familiares se ven impotentes ante la aparición del tumor de pleura que tiene un desarrollo tan rápido que la esperanza de vida es de catorce meses desde que se diagnostica. Para esta epidemia no hay recursos económicos, sociales ni científicos. El Estado siempre estuvo anestesiado por el lobby industrial y financiero del amianto y es corresponsable de esta epidemia por no garantizar un bien público y por haber permitido el uso de este mineral asesino hasta hace bien poco, (2002) a pesar de que la Comisión Europeoa lo tenía clasificado como cancerígeno desde 1978. 

Más de dos millones de toneladas de amianto siguen presentes en nuestras vidas como material ignífugo y aislante. Cines, teatros, estudios de radio y televisión, hoteles, hospitales, edificios públicos, aeropuertos, fábricas y un largo etcétera contienen amianto instalado sin que los poderes públicos adopten medidas drásticas para su control. Es más, el Ente público que tendría que dar ejemplo, RTVE viene retirando amianto de sus instalaciones de Prado del Rey  para lo que otorga el proyecto a empresas de escasa profesionalidad con el presupuesto más barato que garantiza un riesgo de expandir la epidemia de cáncer a grandes colectivos de población. Y de nuevo, SILENCIO, se rueda.

Otra forma de expandir la epidemia es exportando el riesgo a países fundamentalmente del sudeste asiático como Alang, convirtiéndolo en el mayor emplazamiento mundial de desmantelamiento de buques con amianto.

Existen otras epidemias silenciadas, ocultadas que siguen librando sus batallas en el campo judicial, político, mediático y científico de cara a romper esa conspiración del silencio.

Es el caso de Monsanto que en las décadas de los 70-80 envenenó a millones de ciudadanos con el uso masivo de plaguicidas. Ahora sustituye los plaguicidas por alimentos  transgénicos, (comercializa el 90% de los mismos) en nombre del desarrollo sostenible y de empresa socialmente responsable. El resultado: más hambre, más desigualdad, más epidemias y SILENCIO. Estamos hablando de una empresa que se presenta “ciencias de la vida”.

Ángel Cárcoba es activista sindical de CC.OO. y experto en salud laboral.

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