El Nalón con el 90% y Mieres con el 94,9% (la más alta), por encima de la media en la vacunación
Un 16% de las adolescentes no se vacunó contra el virus del papiloma
La tasa de cobertura bajó tras conocerse que dos jóvenes valencianas habían sufrido efectos adversos después de ponerse la inyección
03.08.10 - LAURA FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.
Un 16% de las adolescentes asturianas no se vacunó o no terminó de completar la vacunación que había iniciado contra el virus del papiloma humano, medida aconsejada para prevenir la aparición en el futuro del cáncer de cérvix en las mujeres. La campaña de inmunización, que obligaba a recibir tres dosis a lo largo de ocho meses, fue puesta en marcha por todas las comunidades autónomas, incluida Asturias, entre septiembre de 2008 y mayo de 2009. La actuación iba dirigida a adolescentes de 13 años (las nacidas en 1995). En Asturias el colectivo se aproximaba a las 3.500 jóvenes. El coste económico fue de dos millones de euros para la compra de 21.600 dosis.
La vacunación generó polémica puesto que nada más iniciarse la campaña de inmunización fueron varias las voces críticas que pusieron en tela de juicio la seguridad del fármaco, así como los efectos reales del mismo en la prevención del cáncer de cuello de útero. En España se formó una plataforma, integrada por más de 7.000 expertos, que exigieron la paralización de la vacunación.
Pese a todo, la Consejería de Salud continúo adelante con la actuación, al igual que el resto de autonomías. Pero una vez concluida la campaña, el Principado sólo dio a conocer datos parciales de la misma. Salud hizo públicas en enero de 2009 las cifras correspondientes a la aplicación de las dos primeras dosis de la vacuna, las cuales habían logrado una tasa de participación de entre el 90 y el 88%, respectivamente.
Sin embargo, la vacunación contra el virus del papiloma concluyó en Asturias con peores datos de seguimiento, ya que fueron muchas las adolescentes que no acudieron a la tercera cita. Al final, la campaña concluyó con una cobertura del 83,83%. Esto significa que un 16% de las adolescentes a las que iba dirigida la medida no se vacunaron y, por tanto, no están inmunizadas contra el virus del papiloma.
Se da la circunstancia de que el descenso de participación coincidió en el tiempo con el caso de dos niñas valencianas que referían haber sufrido efectos adversos tras recibir la vacuna. Una de ellas llegó a estar ingresada en la UCI. Ocurrió en febrero de 2009, apenas tres meses antes de que la Dirección General de Salud Pública citara a las jóvenes asturianas para la aplicación de la tercera y última dosis.
Pese a que la Consejería Valenciana de Salud, el Ministerio de Sanidad y varios expertos salieron al paso de lo sucedido con las jóvenes valencianas y concluyeron que los trastornos nada habían tenido que ver con el fármaco contra el virus del papiloma que les habían inoculado, muchas madres y padres no se animaron a que sus hijas completaran la vacunación. Asturias no fue la excepción. Así lo revelan ahora los resultados de esta campaña de prevención, que el Servicio de Salud del Principado ha incluido en su última memoria de actividad, la referida a 2009.
Mieres, a la cabeza
El área de Mieres es la que logró mayor cobertura en el conjunto del Principado. Aquí fueron un 94,90% las adolescentes que completaron la vacunación. La que menos participación alcanzó fue Avilés, con un 80,38%. Le siguen Gijón, con un 81,92%; Oviedo, con un 82,16%; Arriondas, con un 86,67%; Cangas del Narcea, con un 88, 17%; Langreo, con un 90%, y Jarrio, con un 91,56%.
La citada vacuna actúa contra el virus del papiloma humano, principal causante del cáncer de cuello de útero, una enfermedad que provoca cerca de mil muertes en España cada año, 25 de ellas en Asturias. El cáncer de cérvix es uno de los más agresivos. Aunque su prevalencia es menor que el tumor de mama (de momento, el más frecuente entre las mujeres), un 25% de las afectadas acaba falleciendo cinco años después de contraer la enfermedad. Pero la efectividad de la vacuna no es total. El fármaco sólo sirve para hacer frente a los tipos más frecuentes del virus (los que están relacionados con el 70% de los cánceres de cuello de útero). Precisamente, éste fue uno de los aspectos más criticados. Algunos expertos dicen que la eficiencia no está demostrada, ya que los únicos estudios existentes no van más allá de los seis años.
La Consejería de Salud contrarrestó en su día diciendo que con esta vacunación, que ya se aplica de forma rutinaria a partir de 13 años, se «evitarían 28 fallecimientos por cáncer de cérvix al año, así como la aparición de otros 126 casos». El problema es que el beneficio no se podrá medir hasta dentro de 30 años, como mínimo.
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