Por Marciano Sánchez Bayle...
El copago sanitario: intereses e ideología
Desde hace tiempo hay una inusitada insistencia sobre la conveniencia de la implantación de copagos sanitarios en España.
El último Informe sobre salud en el mundo de la Organización Mundial de la salud (2010) lo desaconseja explícitamente.
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Desde hace tiempo hay una inusitada insistencia sobre la conveniencia de la implantación de copagos sanitarios en España. El asunto resulta tanto mas sorprendente cuanto son perfectamente conocidos dos hechos: los países con copagos tienen un gasto sanitario mayor, lo que evidencia que su posible papel en la contención del gasto no es cierta y además todos los estudios sobre su utilización demuestran que tiene efectos negativos sobre la equidad y la accesibilidad ya que impone obstáculos para el acceso de atención sanitaria necesaria a las personas mas enfermas y mas pobres. Por eso el último Informe sobre salud en el mundo de la Organización Mundial de la salud (2010) lo desaconseja explícitamente.
Pero, a pesar de ello, continua el runrún, a veces con curiosas e imaginativas propuestas que, como es bien sabido, cuanto mas complejas y teóricamente mas afinadas sean, serán mas difíciles y costosas de implementar en el mundo real.
¿Por qué hay tanta insistencia pese a la contundente evidencia en su contra?. Digamos que existen 3 motivos principales y como siempre muchos otros concretos.
El primer motivo es el encubrir cual es el principal problema económico de nuestro Sistema Nacional de Salud: un gasto farmacéutico muy elevado, que se sitúa por encima del promedio de la OCDE: 147 $ en poder partidario de compra por habitante y año y 3,3 puntos en % sobre el gasto sanitario total. Para desviar la atención se habla de una supuesta sobreutilización de la Sanidad que no es cierta (el numero de consultas por habitante y año es alto, pero por el contrario el de estancias hospitalarias es bajo) y se intenta culpabilizar a los ciudadanos del uso de medicamentos y de recursos que son en el primer caso exclusivamente y el segundo muy mayoritariamente (en mas del 80% de los casos) decididos por los profesionales sanitarios.
El segundo son los intereses de las aseguradoras en encarecer el coste y la accesibilidad de la población al SNS: si se paga por una consulta, un ingreso, una prueba diagnóstica, etc, el coste comparativo del aseguramiento privado será menor y por lo tanto sus opciones de mercado se verán incrementadas.
El tercero, no menos importante, es de carácter puramente ideológico. Hay quienes piensan (sea por convicción o inducidos por sus intereses) que solo se considera importante aquello por lo que se paga, con evidente desprecio de que la realidad demuestra todos los días que lo que mas valoramos es aquello por lo que precisamente no pagamos (la solidaridad, el amor, la amistad, los hijos, las relaciones , etc) y que la mercantilización de todas las relaciones sociales las banaliza y encanalla. Consecuentemente quieren que desaparezca la atención sanitaria como un derecho de la ciudadanía y que pase a convertirse en una mercancía, que sea provista por las reglas del mercado, y lógicamente su acceso dependa de la capacidad adquisitiva de las personas. El copago ahí juega un papel importante porque, independientemente de su capacidad económica, para generar ahorro o ingresos, que todo el mundo pone en duda, tiene un valor demostrativo en si mismo, porque rompe la lógica del derecho relacionado con la necesidad, y evidencia que estamos ante otro bien de consumo por el que pagamos en relación con su utilización, y favorece la mercantilización y privatización de la atención sanitaria.
Como ya se ha dicho hay además otras muchas cuestiones que inciden en el tema, la visión cortoplacista de algunos políticos, el tremendo desmantelamiento de los valores solidarios, el oportunismo de quienes ven una ocasión para su medro profesional y personal, y un larguísimo etcétera que no merece la pena desgranar.
Pero no nos dejemos engañar, el copago no es una necesidad ni económica ni funcional para nuestro sistema sanitario público, ni va a solucionar ninguno de sus problemas, sino a crear otros mucho mas graves, inequidad y barreras para el acceso a la atención sanitaria a los mas enfermos y mas pobres, lo que en la actual situación económica puede tener efectos devastadores para la salud de la mayoría.
Marciano Sánchez Bayle es Portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública y Presidente de la International Association of Health Policy
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