Recta final de la negociación
CEOE y sindicatos se atascan en la recta final del pacto de negociación colectiva
Patrones y trabajadores no consiguen ponerse de acuerdo sobre la fijación de un nuevo sistema que determine las condiciones de trabajo de 12 millones de personas.
El Gobierno legislará por su cuenta si el próximo 19 de marzo no hay acuerdo.
nuevatribuna.es
Empresarios y sindicatos concluyeron este viernes la penúltima semana de negociaciones encaminadas a lograr un nuevo sistema de negociación colectiva. Los resultados de la negociación afectarán a 12,2 millones de trabajadores, amparados bajo algún tipo de convenio. Hasta ahora la discrepancia principal se centra en una cuestión: Cómo hacer que las empresas ganen flexibilidad sin que los trabajadores pierdan derechos.
El reloj avanza. Apenas faltan siete días y el plazo dado por el Gobierno, el próximo 19 de marzo, se acerca inexorable. Y trae consigo una amenaza. La de legislar por su cuenta, que esgrimió el Gobierno, y que se reserva para el caso de que obreros y patrones no logren ponerse de acuerdo.
Las dificultades han llegado al bajar a los detalles. Los agentes sociales están de acuerdo en fijar un sistema para que las empresas puedan ganar flexibilidad. No tiene sentido, afirman, tratar por igual a dos empresas que atraviesan situaciones muy distintas.
Lo que está en juego afecta directamente a la forma de gobernar las empresas. En este asunto, los sindicatos están dispuestos a ceder algunas de sus prerrogativas, conceder más poder a los empresarios y que éstos puedan cambiar algunos aspectos sustanciales en el ámbito de la empresa, como la jornada laboral, los turnos, etc. A cambio, los representantes sindicales demandan más poder en la toma de decisiones.
Sin embargo, los empresarios no parecen dispuestos a dejar sitio al timón a los trabajadores. Un modelo que, por otro lado, se ha ensayado con éxito en países como Alemania, según recuerdan las centrales, donde los representantes de los trabajadores se sientan en los centros de decisión de las empresas.
La patronal sólo parece dispuesta a permitir que los trabajadores participen en la toma de decisiones que tengan carácter permanente. En su propuesta de un nuevo modelo, plantean, por el contrario, reservarse las decisiones que afecten al día a día, las de carácter temporal.
Otra cuestión que separa a empresarios y sindicatos se centra en el sistema a seguir cuando surjan discrepancias, por ejemplo, sobre las condiciones de trabajo. En este caso, los patrones quieren que se imponga un arbitraje obligatorio, algo que, en opinión sindical, vulnera derechos constitucionales.
Los patrones quieren también que sea un árbitro quien tome la decisión de permitir a una empresa descolgarse de lo pactado en convenio. Este descuelgue permitiría a la compañía incumplir algunas cuestiones pactadas entre las partes, siempre que justifique la causa.
ULTRAACTIVIDAD DE LOS CONVENIOS
La llamada ultraactividad de los convenios, la prorroga automática cuando no existe acuerdo para su renovación, también separa a las partes. Mientras los patrones quieren que desaparezca esta figura, los representantes de los trabajadores recelan de esta propuesta. Los sindicatos se niegan, ante el temor de que los patrones olviden la “obligación de negociar”, un rasgo ya en vigor pero que las centrales quieren ahora reforzar.
Por su parte, la patronal apuesta por suprimir la ultraactividad y prolongar sólo un tiempo el valor de lo pactado. Luego el procedimiento obligaría a acudir a un arbitraje y las partes deberían acatar la decisión del árbitro, una propuesta muy similar a la defendida esta semana por la Fundación de Economía Aplicada –Fedea-.
El nivel donde fijar las condiciones de trabajo y los salarios, si en la empresa o en el sector, también ha hecho chocar las posturas defendidas por empresarios y sindicatos. Las centrales admiten que debe aproximarse a la empresa la negociación colectiva, a fin de evitar tratar de igual forma a empresas que atraviesan muy distintas situaciones. Sin embargo, temen que por ese agujero se escape la esencia misma de la negociación colectiva.
Así, las centrales creen que en la empresa deben negociarse “las materias o contenidos cuya negociación sea más adecuada a ese nivel”. Por su parte, la patronal quiere que se fijen en el sector solamente las cuestiones más generales y reservar para la empresa la regulación de las condiciones de trabajo. Además, pretenden que las empresas ganen el privilegio de descolgarse “sin limitaciones” del convenio sectorial. Algo que los sindicatos no parecen dispuestos a aceptar.
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