Pardo, indignada, encabeza la rebelión de la derrota
Rebelión de los barones del PP
12/06/2011, por Juan Carlos Cuesta, en La Voz de Asturias
La rebelión de los resentidos del PP ya tiene cabecilla. Se llama Pilar Fernández Pardo, diputada nacional, cabeza de lista del PP en las últimas municipales, enemiga acérrima de Cascos y uno de los versos libres del partido en Asturias que ha preferido buscar cobijo a la sombra de los casquistas en Gijón que penar durante cuatro años por su estrepitosa derrota electoral. Ya forma parte de los díscolos, con los apoyos de Cabrales, Valdés, Salas y Amieva, un ejército que ahora aspira a derrotar a Ovidio Sánchez y a Gabino de Lorenzo, y de paso tapar su imagen de vencida por otra de escaparate enarbolando la bandera de la renovación interna. Lo veremos en unos días. Pardo tiene que vencer su traición a Roma como en su día lo hicieron los senadores implicados en la muerte de Julio César. Cuídate de los Idus de marzo, Gabino, porque la tentación es muy grande y se disfraza bajo la excusa de la responsabilidad.
La elección de Carmen Moriyón era algo previsto. Pero en las últimas horas parecía que su alcaldía estaba bastante lejos, aunque su entorno estaba muy tranquilo. Ni Fernando Goñi, secretario general del PP, ni Luis Crego, su otrora mano derecha, consiguieron que Pardo respetara la disciplina de partido. Ahora le queda lidiar con Moriyón y con los casquistas, pese a que la líder por horas del PP ya dice en su círculo íntimo que la inexperiencia de la alcaldesa será un plato que se tomará en frío. Habrá que estar atentos a lo que no se ha visto en el pacto, porque la primera afirmación de la regidora fue agradecer la generosidad de las huestes populares sin nada a cambio. Primer error. Esa sentencia delata que algo hubo como contrapartida y que ya estaba cerrado el mismo viernes. Pardo se juega mucho con este envite, salvo que vaya cargada de reyes y su futuro no dependa de formar parte de la próxima lista electoral a Madrid. Lo importante es la reacción de Génova. ¿Va a mantener a Pardo y a los díscolos en sus puestos, tanto en el ayuntamiento como en el Congreso? Y Cospedal ¿qué opina? ¿Permitirá De Lorenzo que su rival gijonesa se suba a las barbas? Así es la política. De momento, nadie ha hablado de programas. Lo importante son los cargos. Y, por cierto, lo del PSOE en Cangas del Narcea o IU en Degaña exi ge una respuesta.
La derecha desplaza a la izquierda en Asturias
La Voz de Asturias
Sin pacto previo, la alianza de centro-derecha funcionó en Asturias en la constitución de las nuevas corporaciones, excepto en Siero. La gran sorpresa se dio en Gijón, cuya vida pública se airea con la llegada de una alcaldesa de Foro, apoyada por el PP contra las órdenes directas de la dirección del partido. Cascos propina así otra importante bofetada a sus anteriores compañeros. Los populares tendrán que pensar muy seriamente cómo reconstituirse para frenar esta hemorragia. La izquierda, que encima perdió por desavenencias internas el Suroccidente, está empezando a ver socavado por los conservadores, con división y todo, un poder municipal hasta ahora sólido. Gabino de Lorenzo desde Oviedo es el único líder popular que resiste a Cascos.
La fragmentación tras las últimas elecciones constata una evidencia: la asturiana es una sociedad cabreada, consciente de que las cosas van mal y de que, probablemente, irán peor en el futuro. Hay que interpretar lo ocurrido como un grito de socorro que reclama remedios. Ése es quizás el mensaje que se encuentra en el fondo de las urnas y que los políticos, los de uno y otro signo, deberían ser capaces de leer sin que les ofusque la visión ni el juicio la mera ambición personal o el ánimo de ajustar viejas cuentas pendientes.
En la jornada de constitución de las nuevas corporaciones locales, el gran vuelco lo ha protagonizado Gijón. Después de treinta y dos años de gobiernos de la izquierda, una recién llegada, Carmen Moriyón, de Foro, es la primera regidora de derechas en la historia moderna de la ciudad. Ello fue posible porque los concejales del PP, contraviniendo a la dirección de su partido, decidieron apoyarla «a cambio de nada», según recalcó la flamante alcaldesa. Gijón necesitaba una renovación para oxigenar el ambiente. A partir de ahora serán los gijoneses los que valoren la gestión de Moriyón.
En la pelea por la hegemonía conservadora que se está dirimiendo en Asturias, Cascos da otro gran mordisco a sus antiguos compañeros del PP, a los que consigue doblar el brazo en un pulso sin concesiones. No lo logró en Oviedo, donde Gabino de Lorenzo conserva el bastón y los concejales casquistas, al revés que los populares gijoneses, le plantaron batalla presentando candidato alternativo. De Lorenzo es el único líder importante del PP que aguanta el envite de Cascos, el resto quedan casi laminados.
La quiebra de la disciplina en el PP provocada por la gijonesa Pilar Fernández Pardo y sus concejales agrava la situación del partido en Asturias, que urge una refundación si no quiere acabar devorado por el Foro de Cascos. El resultado de Oviedo fuerza a Gabino de Lorenzo a afrontar este mandato con un nuevo talante. Aunque así pareció entenderlo en sus palabras de investidura, habrá que ver cómo se adapta a dirigir el Ayuntamiento en minoría tras haberse acostumbrado a las mayorías absolutas.
Los dos grandes bloques de derecha e izquierda -sin acuerdo previo el primero, sí el segundo- han impuesto su ley excepto en tres casos: Siero, único frente en el que los conservadores no se unieron, y Cangas del Narcea y Degaña, donde las desavenencias de la izquierda beneficiaron a los populares. Siero tendrá alcalde del PSOE. La dirección del PP ha jugado muy mal sus bazas en el cuarto concejo del Principado a pesar de recibir el regalo de la Alcaldía por el accidente de tráfico y el exceso de alcohol del anterior regidor socialista, Juan José Corrales.
Y, en el test de resistencia al que Cascos sometió a sus antiguos subordinados, PP y Foro han conservado todas las alcaldías donde resultaron más votados y arrebatado además otras ocho a la izquierda con alianzas espontáneas. En tres casos, por el apoyo de los foristas al PP: Grado, Cangas de Onís y Caravia. En otros cinco, por el de los populares al partido de Cascos: la ya reseñada Gijón, Valdés, Cabrales, Salas y Amieva. La derecha, proponiéndoselo o no y con un Cascos que emerge con fuerza arrolladora y un PP que se desinfla en las principales plazas, desplaza a la izquierda en Asturias
Llegar a una Alcaldía es un triunfo que se limita al campo electoral. Sería pírrico si no tuviera una traducción política eficaz o llevara, por la endeblez de los apoyos, al desgobierno. Pirro, rey de Épiro, pasó a la historia por conseguir una victoria cuyo coste fue tan grande que le abocó posteriormente a un desastre total. Tomar lo que está pasando como una licencia para la venganza, no como un llamamiento a evitar la postergación del Principado, sería peligroso. Marqués llegó al Gobierno regional en minoría y desbarató sus posibilidades al rebelarse contra la dirección del PP de Cascos y de Gabino de Lorenzo. En esta ocasión ha sido Cascos quien, rechazado por Rajoy y De Lorenzo, se ha dispuesto a aniquilar al partido al que contribuyó en primera línea a llevar al Gobierno de España. Los que siguen en el PP, derrotados en esta ocasión, se resisten aunque aturdidos por la debacle que sufren en defensa de su marca, que es de ámbito nacional, para dar la batalla a medio y largo plazo. Por eso ha resultado imposible el triunfo de una derecha unida en Asturias: porque da la impresión de que Cascos pretende borrar del mapa al PP mientras que el PP quiere rearmarse para plantarle cara. Lo que no consiguieron en los congresos del partido lo están forzando a través de los electores. Y a la mayoría de ellos esas cuitas les importan un bledo.
Que el bloque de centro-derecha sea por primera vez mayoría en Asturias es la consecuencia de una izquierda quemada tras tres décadas sin hallar la fórmula para situar la comunidad en la senda de la recuperación, noqueada por una recesión galopante y hundida por la pésima gestión de Zapatero. La rama socialista de esa izquierda renuncia a priori, así lo ha anunciado, a gobernar esta vez el Principado, aun pudiendo intentarlo, quizá por la mala conciencia de lo que ha hecho en las tres últimas legislaturas.
Lo grave es que con el negro panorama que acecha y la incertidumbre de una realidad tensa y compleja, la intelectualidad regional enmudezca. Y, más preocupante, que se calle por temor a represalias. Los asturianos somos un millón, no sólo los que votaron a cada partido o al que ganó las elecciones. Y en todos, sin facciones, deberían pensar ya los políticos. Asturias no está en condiciones de añadir a sus muchos males los de una crisis política paralizante.
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