Advertencias frente a la automedicación
Medicinas, nunca a la ligera
La automedicación sin control presenta riesgos como dependencia, resistencia a los antibióticos o enmascaramiento de una enfermedad
POR CAROLINA G. MENÉNDEZ, en La Nueva España
«Vivimos en la sociedad del confort, y como no queremos tener dolor, angustia ni depresión buscamos rápidamente el alivio a través de la automedicación. Además, en muchos casos, y dada la situación que atravesamos, no podemos permitirnos quedarnos en casa y faltar a nuestras obligaciones. Por tanto, nuestro estilo de vida está favoreciendo el uso de medicamentos por iniciativa propia y sin la prescripción del médico», manifiesta Alfonso Rodríguez Fidalgo, médico internista asturiano.
Si bien la llamada automedicación responsable, que sirve para tratar dolencias menores y habituales, es aceptada por los profesionales de la sanidad siempre y cuando se lleve a cabo con conocimiento del problema, de la medicación que se administra y de los síntomas, la toma de fármacos a la ligera sin la supervisión del médico es una práctica desaconsejada, por los riesgos que conlleva para la salud. Para evitar que este fenómeno siga aumentando (tal como demuestran las estadísticas), el doctor Rodríguez Fidalgo considera necesario potenciar el diálogo entre médico y paciente. «Todavía se habla poco con el médico, al que se tiene un miedo reverencial».
A esta comunicación, el especialista añade otros aspectos que cree que contribuirían a frenar el consumo descontrolado de medicamentos. Estos son: fomentar desde las administraciones sanitarias la educación para la salud y ofrecer mucha información a la ciudadanía. En este sentido, para hacer ver a la población la conveniencia de acudir al profesional para consultar dudas, pedir información, solicitar ayuda o buscar asesoramiento antes de actuar por cuenta propia, Rodríguez Fidalgo destaca que «los médicos de atención primaria, que son gente vocacional y comprometida, hacen una labor excelente».
Uno de los errores más comunes en materia de medicamentos, apunta el internista, es suspender una medicación sin avisar: «Si se deja un tratamiento sin completar, la enfermedad queda latente y se puede cronificar».
Otros malos hábitos, señala Rodríguez Fidalgo, son recuperar del armario de los medicamentos uno recetado anteriormente para aliviar una dolencia que se cree igual que la anterior, y tomar aquel que le fue bien a un amigo o conocido con los mismos síntomas. Y es conveniente saber que «hay síntomas comunes a muchas enfermedades y, por lo tanto, no existe una relación causa-efecto entre síntoma y enfermedad».
Antibióticos, antiinflamatorios y psicotrópicos son los fármacos más consumidos sin la supervisión del médico, lo que acarrea una serie de riesgos para la salud que el especialista detalla a continuación:
- Trastornos psicológicos.
- Incompatibilidad con otros medicamentos.
- Alergias, efectos secundarios y reacciones adversas.
- Resistencia a los antibióticos de manera que dejan de ser eficaces en aquellos momentos en los que de verdad se necesitan.
- Dependencia o adicción.
- Enmascaramiento de una enfermedad y, por lo tanto, retraso en su diagnóstico y tratamiento.
- Los antiinflamatorios contribuyen a la reducción de líquidos, por lo que a las personas con enfermedades crónicas, sobre todo cardiovasculares, pueden sufrir descompensaciones.
Consejos
- La automedicación sin control médico conlleva peligros para la salud, muchas veces, desconocidos por los ciudadanos.
- La automedicación responsable no debe prolongarse en el tiempo. Si los síntomas continúan, se debe consultar al médico.
- Que un medicamento no requiera receta médica para su adquisición no significa que sea inocuo.
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