A propósito de la polémica de la exclusividad que, a juicio del Consejero, es un invento de cierta prensa
Gutiérrez: «El Consejero tendrá opinión sobre la exclusividad de los médicos el 21 de noviembre»
Oviedo, P. Á., en La Nueva España
«Sospechamos que el consejero de Sanidad comenzará a tener opinión sobre la dedicación exclusiva de los médicos en torno al próximo 21 de noviembre», afirmó ayer, en tono irónico, el secretario de organización de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Jesús Gutiérrez, en alusión al día después de las elecciones generales previstas para el próximo 20 de noviembre.
El titular de Sanidad, José María Navia-Osorio, afirmó anteayer en la Junta General del Principado que «como consejero no tengo ninguna» opinión acerca de la posibilidad de suprimir la dedicación exclusiva obligatoria de los médicos de la sanidad pública asturiana. Esta afirmación tiene como antecedente una información publicada por LA NUEVA ESPAÑA, según la cual la Consejería de Sanidad estaba trabajando en un proyecto para modificar la legislación asturiana y equipararla a la vigente en las otras 16 comunidades autónomas del país. La airada reacción de Foro Asturias -partido que sustenta al Gobierno regional- frenó en seco el citado proyecto y llevó a la Consejería a difundir un comunicado que desmentía la existencia de la citada idea.
Jesús Gutiérrez argumentó que «la exclusividad de los médicos redunda en beneficio de la sanidad pública». Y añadió que «es evidente que el Consejero tiene una posición y que la oculta, porque la estrategia es no decir nada, en esto como en todo, como mínimo hasta después de las elecciones».
El «número 2» de la FSA precisó que «la presidenta del Colegio de Médicos es la mujer del portavoz de Foro en la Junta». Y se preguntó: «¿Servirá este dato para pronosticar qué posición va a defender Foro después del 20-N?».
Esa cosa del periodismo
La información que quiere el consejero Navia-Osorio
EDUARDO LAGAR, en La Nueva España
Siempre hay que hacer caso al médico. Y el doctor, en esta ocasión el doctor de doctores, el consejero de Sanidad del Principado, José María Navia-Osorio, extendió el miércoles una sorprendente receta durante su comparecencia en la Junta: «Y de los periódicos lean sólo las notas de nuestro partido o del Gobierno, de todo lo demás no me hago responsable».
Llegó la prescripción cuando justo acababa de confesar que «como Consejero» no tenía «ninguna» opinión sobre qué hacer con la exclusividad de los médicos asturianos, como si con ello nos estuviera transmitiendo en clave que como particular sí tiene una opinión, pero que no se atreve a manifestarla. Es curioso que, como miembro del Gobierno del Principado, carezca de opinión sobre asuntos sanitarios de la región alguien que precisamente está en el Ejecutivo porque muchos -y su jefe de filas el primero- le suponían un sobresaliente conocimiento, y opinión, sobre los asuntos sanitarios de la región. Pero dejemos esa paradoja para otro día.
Ahora hablemos del periodismo. O, al menos, del periodismo tal y como lo entiende el Consejero-doctor. Hablemos de ese periodismo que consiste en informarse de lo que pasa en Cuba por el «Gramma», en descubrir cómo era la Unión Soviética a través de la devota lectura del «Pravda». Porque de todos es sabido que si uno quiere saber quién fue el bueno de Adolfo Hitler hay que repasar cuidadosamente las memorables páginas del «Völkischer Beobachter» y que nada mejor que leer el Génesis, esa primigenia crónica de parte, para dar con el verdadero origen de las especies. No demos más extrañas vueltas a la noria y acudamos a las fuentes primigenias. Después de todo, nadie nos va a contar mejor quiénes son Fidel Castro, Stalin, Hitler y Dios que ellos mismos. Para qué complicarnos, para qué dudar, para qué pensar, para qué opinar. Para qué informar.
Ése es el periodismo que le gusta al Consejero, según su propia confesión. Justo el que construye una sociedad democrática. El que nos hace ciudadanos. El que nos ilustra, lo mismo que se ilustró aquel Álvaro Navia-Osorio, marqués de Santa Cruz de Marcenado, que proyectaba un «Diccionario universal» con el que se hubiera adelantado a la Enciclopedia francesa. No, lo de este Navia-Osorio es mejor: seamos hormigas y, como ellas, sigamos la fila. Calladinos, calladinos. Puesto que nos impiden incluso pensar en libertad. No sea que.
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