Reformas o, mas bien, recortes, que siguen sin concretarse públicamente a pesar de la visita a Merkel y de su apoyo.
Rajoy evita plantear a Merkel una revisión de los objetivos de déficit
Afirma que la reducción del gasto tiene que ir acompañada de políticas de estímulo
El País
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado ayer que ha evitado plantear a la canciller alemana, Angela Merkel, una revisión de los objetivos de déficit. "Porque creo en ello, me parece lo más sensato, lo más responsable", ha agregado en referencia a su compromiso con el recorte del gasto y la reducción de la deuda.
Tras una reunión mantenida entre ambos mandatarios en Berlín, Rajoy ha reiterado que es un "absoluto convencido" de no gastar por encima de las posibilidades y de tener una deuda "razonable".
El jefe del Ejecutivo ha afirmado también que las medidas de ajuste del gasto tienen que ir acompañadas de políticas que apoyen el crecimiento y la creación de empleo, esto es, iniciativas de estímulo, lo que dicho de otra forma quiere decir poner en marcha reformas en materia laboral, sistema financiero, ley de emprendedores, mercado energético o formación profesional.
En estos términos se ha pronunciado también, por la mañana, el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien ha destacado el papel que van a tener las reformas para sacar al país del atolladero. En la UE se empieza a "ser consciente de que solo austeridad no es la receta que nos va a llevar a salida de la crisis. Se necesitan reformas", ha asegurado. En especial la del mercado laboral y, en segundo lugar, la financiera. "España tiene que ajustar el déficit, pero no a un ritmo que lleve a una situación muy negativa en el corto plazo", ha dicho. Sin embargo, ha puesto en duda que aumentar el gasto público pueda ayudar.
En opinión de Rajoy, en cualquier caso, los próximos cuatro años serán los de las reformas económicas para preparar el terreno para el futuro de España. Merkel indicó, por su lado, que la estabilidad presupuestaria y el crecimiento "no son polos opuestos", sino que se necesitan ambas cosas y, en este contexto, el próximo Consejo Europeo debatirá sobre las políticas de crecimiento y empleo.
"Un tema para la historia"
Rajoy ha buscado en todo momento congraciarse con Merkel. Incluso ha suavizado la posición sobre el déficit que ha mantenido en los últimos días. En presencia de la canciller, aunque no se ha comprometido expresamente con el 4,4%, tampoco ha dejado caer ninguna duda.
Incluso ha hecho un requiebro muy de su estilo cuando un periodista alemán le ha preguntado si habían hablado en la reunión de la declaración de José Manuel García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, que el martes dijo que Merkel "reacciona siempre un cuarto de hora tarde" a los problemas. "Me pregunta por mi ministro de Asuntos Exteriores. Ese es un tema que ya pertenece a la historia", contestó Rajoy con una amplia sonrisa en la boca mientras Merkel miraba incómoda. Ante la sorpresa y las risas generales -la historia para el presidente llega en 48 horas-, Rajoy miró a su equipo y repitió: "El tema [pertenece a la historia]". Merkel también se rió finalmente ante la salida del presidente español.
Giro estratégico
Rajoy mantiene el compromiso de déficit pero se vuelca en la negociación de un nuevo calendario
Editorial de El País
La reunión de Mariano Rajoy con la canciller alemana, Angela Merkel, y la comparecencia de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, en el Congreso han contribuido a aclarar, siquiera mínimamente, cuál es la estrategia económica que prepara el Gobierno para hacer frente a la peligrosa situación de la economía española, aquejada a un tiempo de dudas sobre la solvencia de su deuda y de una recesión que dejará 5,4 millones de parados en 2011, según adelantó ayer Montoro. La canciller mantiene públicamente su decisión de exigir fuertes ajustes presupuestarios y el presidente español mantiene, también públicamente, que su compromiso con el cumplimiento del objetivo de déficit en 2012 (4,4%) es total, a pesar de su casi imposible cumplimiento. Pero está claro que el Gobierno busca una negociación para que Bruselas acepte un nuevo calendario de cumplimiento del déficit. Si el aplazamiento se consigue, habría margen para estimular la demanda de consumo y de inversión y favorecer la creación de empleo.
La estrategia es arriesgada, puesto que la política económica autónoma (el estímulo del empleo) queda pendiente de la decisión de Bruselas. Pero tiene alguna oportunidad de éxito si se tiene en cuenta la presión para que la eurozona aplique una política económica menos fundamentalista. No hay por qué descartar que Alemania ceda algún milímetro en favor de planes específicos de estímulo de la demanda; pero, aunque eso fuera así, tales planes siempre quedarían subordinados a la aplicación en primer lugar, y con resultados demostrados, de ajustes presupuestarios y de reformas en los mercados laboral y financiero. Aquí es donde empiezan las dudas.
Si el Gobierno se declara partidario de mantener el objetivo del déficit, difícilmente puede entenderse ese empecinamiento en negar nuevas subidas de impuestos. Dicho sea en términos de racionalidad económica; porque en términos de racionalidad política, casi todo puede explicarse por la fecha de las elecciones andaluzas. Lo que antes era para anteayer, ahora se demora hasta finales de marzo. Si la reforma laboral era urgente y la pieza clave de la recuperación económica, ya debería estar redactada y aprobada. Y lo mismo cabe decir de la nueva vuelta de tuerca a la reforma financiera, en este caso con mayor razón, porque recuperar el crédito es vital para frenar la destrucción de empleo.
El apoyo de la canciller Merkel a las reformas españolas (hasta ahora el nuevo Gobierno no ha aprobado ninguna, porque los recortes presupuestarios y la subida de impuestos no son reformas) es puramente protocolario. Las reformas están sin hacer y quizá sin esbozar. Incluso contando con que se conocerán puntualmente las que Rajoy considera importantes, el Gobierno sigue sin concretar su plan de reactivación. Si pretende crear empleo con migajas de reducciones tributarias en sociedades o ventajas de menor cuantía en otros impuestos, con algo parecido a lo que ayer prometió el ministro de Hacienda, la probabilidad mayor es de fracaso.
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