Oportuno análisis para el día de hoy y sucesivos
En el día después
Por Martín Landa en nuevatribuna.es
Foto: Trabajador de la Adción. pública asturiana pasando a trabajar por delante de uno de los piquetes en el “edificio inteligente” ayer.
El éxito incuestionable de la huelga general y de las movilizaciones está ahí para quienes quieran observar la realidad sin las orejeras del sectarismo o de la manipulación.
En una situación muy complicada para cientos de miles de trabajadores de la pequeña y mediana empresa, en unos casos por la presión directa de los empresarios para que no secundaran la huelga, y en otros, por la propia situación de incertidumbre en la que viven al preguntarse quienes serán despedidos mañana; la huelga general se ha abierto paso y los trabajadores y las trabajadoras, a pesar de lo que decían las encuestas, han secundado masivamente el llamamiento unitario de los sindicatos, dando muestras de compromiso, unidad, conciencia social y especialmente de un gran civismo. Aunque siempre habrá quien quiera poner el acento y destacar algún que otro incidente.
Por cierto que las empresas encuestadoras, se lo deberían de replantear. No es normal que en menos de dos semanas se equivoquen tanto. Primero en Andalucía “regalando mayorías absolutas al PP” que han estado muy alejadas de la realidad, y después con los trabajadores y las trabajadoras de este país que no iban a secundar la huelga general.
Quizás sea que están poniendo demasiada “cocina” a gusto de quien las paga y eso les está llevando a alejarse de la realidad.
La España Social que recoge la Constitución Española, esta vez ha querido salir a la calle el día 29, para decirle y dejarle muy claro a Rajoy, que se está equivocando. Que su pretensión de hacer pagar el grueso de la crisis a los trabajadores y a las trabajadoras de este País no le va a salir gratis.
La indignación es tan grande que hace que la gente pierda el miedo y por eso, la movilización de este pasado día 29, ha sido mucho mayor de lo que algunos anunciaban y de lo que ahora quieren reconocer. Pero da igual, los hechos y los datos están ahí. Los trabajadores han parado las fábricas y han salido a las calles masivamente para decirle alto y claro a este gobierno y a la Europa que nos mira, que esta Reforma Laboral que ya está provocando miles de despidos a precio de saldo, se tiene que cambiar. Y que si no lo hacen pronto, las movilizaciones seguirán acompañándoles todo el tiempo que sea necesario.
¿Que esta ha sido una huelga política? Lo lanzan a los cuatro vientos como si fuera un gran fiasco de los sindicatos… Claro que esta huelga ha sido una huelga socio política, y hay que decirlo alto y claro. Se ha agredido frontalmente la España Social que proclama nuestra Constitución. Se ha pisoteado el consenso que hizo posible que, en base a esta “Ley de Leyes” viera la luz el Estatuto de los Trabajadores que ha venido regulando las relaciones laborales y la negociación colectiva con el papel destacado de los sindicatos…
Por eso, ante una agresión tan brutal como hace esta reforma que quiere imponer el gobierno del Partido Popular, a los trabajadores y a sus sindicatos les asiste todo el derecho y toda la fuerza moral para convocar ésta y las huelgas que sean necesarias hasta revertir la situación.
Y si, los sindicatos tienen que estar contentos de la respuesta obtenida. Porque millones de personas en las calles les han cargado de razones (más todavía) para que sigan exigiendo la modificación sustancial de esa reforma. Y si no hacen caso o si se niegan…, a la calle compañeros. A dar vida a ese precioso poema de nuestro gran Gabriel Celaya en una de cuyas estrofas dice: “a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo…”
Porque los trabajadores y las trabajadoras de este país, amén de trabajar y crear riqueza con su trabajo, no se han llevado un euro que no hayan ganado y sudado con su esfuerzo. Y no es de recibo ni van a permitir, que ahora, se les quiera hacer pagar el grueso de la factura de una crisis en la que nada han tenido que ver.
Por eso se equivocan también las encuestas, y por eso se equivoca ahora Rajoy como antes lo hiciera Zapatero, porque metidos en su urna de cristal no quieren o no saben escuchar la profunda indignación que late por las venas de quienes levantan, con su esfuerzo, cada día este país.
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