Charla organizada por el Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Central de Asturias
Ser médico en el «paraíso» del sida
La ovetense Laura González trabaja con la fundación BIPAI para combatir el VIH en Suazilandia
Oviedo, V. B. ARDUENGO, en La Nueva España
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Suazilandia es un país en el que más del 70 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y la tasa de prevalencia de VIH/SIDA es la más alta del mundo. En torno a 220.000 personas, en edades comprendidas entre 9 y 49 años, viven con la infección, de los que 16.000 son niños. La incidencia del virus entre las jóvenes embarazadas es del 42 por ciento. Hay unos 100.000 huérfanos, entre los cuales 65.000 han perdido a uno o a ambos padres debido al sida.
Desde hace más de cuatro años, la médica ovetense Lucía González trabaja en ese pequeño país, emplazado en un «hueco» de Sudáfrica y fronterizo también con Mozambique. Allí organiza programas para asistir a la gente en sus casas, dar apoyo, enseñar a los mismos enfermeros o a otros voluntarios cómo tratar el sida o la tuberculosis y desarrollar programas psicosociales -«más allá del mero hecho de dar pastillas»-, con niños y adolescentes. La doctora González expuso ayer su experiencia durante una conferencia en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).
La fundación BIPAI (Baylor International Pediatric AIDS Initiative) intenta dar cuidado médico a niños en el contexto de los países en desarrollo, además de formar facultativos para atender las necesidades básicas de los menores. Trabaja en distintos países y en Suazilandia hay varios profesionales españoles. Lucía González Fernández participa en la gestión de presupuestos y programas de VIH con el Ministerio de Salud, UNICEF y la OMS.
«Cuanto más tiempo estás allí, más lo entiendes todo», explicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA. La ovetense desdramatiza: «La vida allí es normal, tengo un trabajo de unas horas concretas y vivimos todos de igual forma. Tengo mis amigos y mi casa, no es distinto de la vida de aquí más que en el contexto».
El dinero para estos proyectos proviene del Gobierno de Suazilandia, UNICEF, la estadounidense Universidad Baylor, el departamento de ayudas al desarrollo de EE UU y particulares y ONG del propio país. Paralelamente, existen programas de prevención, por ejemplo en forma de pastillas a mujeres embarazadas, para que no trasmitan el VIH a sus hijos. «El dinero para estos proyectos se distribuye acorde a las necesidades, pero no es suficiente», relata. Además, «se hacen obras de teatro, algo muy típico en África, una manera que tienen para aprender y enseñar en sus casas», subraya la médica asturiana.
Es un país de medianos recursos y las diferencias culturales tienen que ver con las diferencias económicas. En las capas altas de la sociedad de Suazilandia, las mujeres están educadas y tienen acceso a la Universidad. Pero, por otro lado, está el 70 por ciento de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza. Sufren carencia de educación y de recursos, y además los efectos de la desigualdad de género.
«La educación es gratuita desde hace dos años gracias a los principios de desarrollo de la ONU, pero una vez que se acaba no hay nivel terciario», explica Lucía González. La población «vive a base de una economía de subsistencia, mercadean con lo que tienen, con su huerta; suelen tener vacas y un sector de la población trabaja en el ámbito textil o minero». Por el contrario, el sector desempeña un papel poco importante.
Lucía González sostiene que, desde fuera, muchos de sus colegas pueden considerar que trabajar en países como Suazilandia es una tarea poco menos que heroica, una idea que juzga errónea. «No todo el mundo vive en una choza, depende de las circunstancias, pero no es para nada terrible y podemos ayudar mucho en estos contextos». Su intención es explicar a otros compañeros en fase de formación que «los profesionales médicos de España pueden competir a nivel internacional porque están muy bien formados y esto siempre ha sido así, no sólo ahora por la época de crisis que vivimos».
«Hacemos medicina de guerra»
La pediatra Lucía González trabaja en Swazilandia, país africano que tiene la tasa de sida más alta del mundo
29.08.12 - 00:29 - L. FONSECA | OVIEDO.
Foto: La asturiana Lucía González, ayer, en la charla que ofreció en el HUCA donde habló de su trabajo en Swazilandia.
Es la última monarquía absolutista de África y a su peculiar rey, Mswati III, le importan más sus 14 esposas y dos nuevas prometidas, sus yates, jets de lujo y su flota de limusinas, que el hecho ser el gestor de un país que tiene la tasa de prevalencia de sida más alta del mundo.
Hablamos de Swazilandia, un pequeño territorio situado al sur de África donde desde cuatro años y medio trabaja como pediatra la asturiana Lucía González Fernández, que ejerce además como delegada del Baylor International Pediatric AIDS Initiative. La médica ofreció ayer una charla en el Hospital Central de Asturias relatando su experiencia en esta región donde un tercio de la población vive con VIH.
En Swazilandia, 220.000 personas con edades entre 9 y 49 años es seropositiva. La incidencia del virus entre las embarazadas es del 42%, afirmó. Todas estas circunstancias hacen que «en este país la esperanza de vida ronde los 38 años».
«El sida es el principal problema de salud. La gran propagación del virus tiene que ver con la falta de prevención, la enseñanza y la cultura de sometimiento de la mujer, que prácticamente no puede elegir con quién estar o no estar», explica esta médica.
Para esta especialista en medicina global, de 35 años de edad, «mi trabajo es muy reconfortante». A pesar de que «muchas veces hagamos medicina de guerra», dice. La charla fue organizada por el Servicio de Pediatría del HUCA.
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