En la cuenta atrás hacia el segundo rescate
El Gobierno se toma «con calma» la decisión del rescate mientras la patronal apremia a Rajoy
Sáenz de Santamaría demanda «prudencia»
Arturo Fernández (CEOE): «España está casi en suspensión de pagos»
IU cree que la solicitud llegará tras las elecciones vascas y gallegas
Madrid / Oviedo, Agencias, en La Nueva España
El Gobierno español pretende maniobrar «con calma y prudencia» ante la posibilidad de solicitar la intervención del nuevo mecanismo de auxilio financiero diseñado por el Banco Central Europeo (BCE) para ayudar a los países que, como España, tienen dificultades severas para financiarse a precios sostenibles en los mercados. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría indicó ayer que un tema así «no puede decidirse a bote pronto ni de la noche a la mañana». En cambio, dirigentes de las organizaciones patronales pidieron una decisión rápida. «España está casi en suspensión de pagos», llegó a decir el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández.
Aprobada la herramienta del BCE para auxiliar a los países mediante la compra de bonos de deuda, la corriente dominante de expertos y dirigentes públicos considera que España está abocada a recurrir a esa ayuda. Incluso, a pesar de que el mero anuncio del Eurobanco ha propiciado una clara mejora en la posición de la deuda española ante los inversores (la prima de riesgo ha bajado 85 puntos en dos días). Según esa tesis, las incógnitas están más en cuándo decidirá el Gobierno la solicitud de rescate (preceptiva, según el BCE) y en cuáles serán las condiciones (ajustes, reformas, vigilancia sobre la política económica...) que llevará aparejadas.
IU auguró ayer que Rajoy esperará a solicitar el rescate a después de las elecciones vascas y gallegas del 21 de octubre para sortear los costes políticos que conlleva la petición, opinión compartida por un sector de analistas. Tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría dio a entender que el Gobierno no piensa actuar de inmediato. «Cosas tan importantes para el interés general deben analizarse con mucha calma y prudencia; se tienen que tener todos los elementos de juicio sobre la mesa», dijo en línea con el discurso que ha mantenido Rajoy últimamente.
«No hay ninguna especificación sobre la condicionalidad», añadió la también portavoz del Gobierno, en alusión a la incógnita de las contraprestaciones que España tendría que afrontar a cambio de la ayuda. El mecanismo aprobado por el BCE requiere una petición formal de los países a través de los fondos de rescate de la UE (el FEEF, en vigor, o el MEDE, pendiente de entrar en acción) y distingue entre varias líneas de ayuda. Una de ellas, con condiciones de menor intensidad, sería accesible para estados con una posición de solvencia sólida y que cumplen plenamente los compromisos de ajuste presupuestario y reformas y que, además, carecen de problemas bancarios que supongan una amenaza para la zona euro. En una segunda vía encajarían los estados que, aun siendo sólidos en lo fundamental, incumplen alguno de los requisitos antedichos y a los que se exigirán medidas correctoras (ajustes y reformas).
El Gobierno podría intentar el acceso a la primera de esas líneas de auxilio, presentando las reformas y los ajustes ya realizados como avales, pero las dificultades para cumplir el objetivo de reducción del déficit y la situación de la banca lastran las posibilidades de acceder a ese rescate más «blando». La última palabra, en todo caso, sería de los socios europeos, tras una negociación política determinante.
Sáenz de Santamaría demandó «prudencia» a la CEOE, después de que su vicepresidente y líder de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, emplazase al Gobierno a «decidir lo más pronto posible» si España pide el rescate. «Estamos en un país casi en suspensión de pagos y, cuando una empresa está mal, la alternativa es pedir ayuda. A lo mejor Rajoy decide pedir esa ayuda, pero el tiempo corre y habrá que tomar una decisión lo más pronto posible», señaló. Otra voz de la patronal que apuntó en esa dirección, el presidente de la vasca Confebask, Miguel Ángel Lujua, señaló: «Teniendo en cuenta que acudir a esta solución (el rescate) es ya inevitable, que se ha perdido demasiado tiempo y que no hacerlo sólo serviría para empeorar nuestra ya delicada situación, resulta una evidencia que cuanto antes se tome la decisión mejor».
Sólo pueden acceder a este tipo de ayuda estados miembros cuya situación económica y financiera sea fundamentalmente sólida y que cumplen rigurosamente las recomendaciones de la UE en los procedimientos de déficit excesivo (ajustes presupuestarios) y las medidas para corregir los desequilibrios económicos (reformas). Deben tener también un nivel de deuda pública y un saldo exterior sostenibles y carecer de problemas de solvencia en la banca que supongan un problema para la estabilidad de la zona euro. El país beneficiario estaría bajo vigilancia, pero no se le exigirían en principio más ajustes.
Esta línea de crédito permite pedir la compra de bonos por parte del BCE y está abierta a todos los estados que, aun teniendo una situación sólida, no cumplen los requisitos de la línea anterior. El país beneficiario queda obligado a aplicar las medidas correctoras (ajustes o reformas) que se determinen.
Comienza la cuenta atrás para un rescate inevitable
Tras el anuncio del BCE España podría formalizar la petición de ayuda la próxima semana.
El calendario deja poco margen a Rajoy, que no podría posponerlo hasta después de las elecciones gallegas y vascas
JORGE OTERO, en Público.
El anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que va a comprar deuda pública de los países en apuros "bajo condiciones muy estrictas" aboca a España a pedir el rescate. Analistas e inversores daban por descontado ese escenario hace ya semanas. La cuestión ahora es cuándo y cómo se va a producir la petición y qué efectos tendrá. Pese a que el Gobierno se empeñe en decir que aún no hay una decisión tomada al respecto, los analistas creen que el Ejecutivo español solicitará la ayuda de la UE en cuestión de días; como mucho, en unas pocas semanas.
Cuándo y cómo
Le toca mover ficha al Gobierno. Todo depende de su voluntad, aunque está muy condicionado por el calendario. Los primeros pasos están claros: el Ejecutivo de Mariano Rajoy deberá pedir formalmente la activación de la ayuda de los fondos de rescate de la UE. Antes, deberá esperar a que el miércoles día 12 el Tribunal Constitucional alemán dé luz verde al fondo de rescate permanente (MEDE), del que saldrá el dinero para comprar deuda directamente en las subastas que realice el Tesoro español (posteriormente, el BCE comprará deuda en el mercado secundario).
Pero ese mecanismo no estará listo hasta octubre, que es cuando previsiblemente se pondría en marcha todo el engranaje. La petición formal de España podría producirse antes: los analistas de Goldman Sachs creen que el Gobierno realizará la petición la semana que viene, justo después de la decisión del Constitucional alemán. Señalan el 13 o el 14 de septiembre como fecha probable. Previsiblemente el memorándum con las condiciones de la ayuda se aprobará a finales de este mes o principios del que viene. Los analistas señalan como fecha tope para que España presente su petición la próxima cumbre de la UE, el Consejo Europeo, prevista para los días 18 y 19 de octubre. Nunca más tarde.
Las condiciones
Sea antes o después, "lo importante es conocer las condiciones macroeconómicas que se incluirán en el Memorando de Entendimiento", recuerda Francisco Miñana, analista de Bolsamania.com. Algunas informaciones señalan que el Gobierno tendrá que asumir ajustes aún más duros de los realizados hasta ahora. "Pero eso podría hundir a la economía aún más", advierte Miñana. "Rajoy luchará a cara de perro por que el ajuste sea lo más blando posible, pero al final todo dependerá de los acuerdos a los que llegue con nuestros socios, sobre todo con Alemania".
En el PSOE están convencidos de que Europa impondrá un ajuste duro y que el Gobierno meterá la tijera en las pensiones. Rafael Pampillón, profesor del IE Business School y autor del blog Economy Weblog, apunta que el rescate tendrá sobre todo consecuencias para las comunidades autonómas: "La troika revisará y controlará trimestralmente el gasto público de las autonomías. Se eliminará el gasto corriente y superfluo y eso facilitará una reforma del Estado: es posible que se eliminen diputaciones, se reduzca el clientelismo político y se unifiquen ayuntamientos. También habrá que adelantar la entrada en vigor de la jubilación a los 67 años. A partir de ahí será mucho más fácil acometer los ajustes pendientes".
Una prima de riesgo aceptable
"El escenario base es rescate sí o sí. A España le cuesta ya mucho financiarse, tiene fuertes tensiones en sus finanzas públicas y fuertes vencimientos de deuda en octubre. Rajoy, aunque es imprevisible, no podrá resistirse", señala Francisco Miñana. "Es inevitable", coincide Rafael Pampillón. "Tenemos que poder pagar menos por los intereses de la deuda para no hipotecarnos más en el futuro. Con el rescate podremos cumplir con el control del déficit y pagar unos intereses más razonables".
Pampillón pone como ejemplo que el solo anuncio del BCE de que comprará deuda ya ha provocado que la prima de riesgo española se relaje casi cien puntos en dos días y que el rendimiento del bono a diez años se coloque por debajo del 6%. Tanto para Miñana como Pampillón, tras el rescate, la prima de riesgo se mantendrá en un umbral aceptable. ¿Cúal es ese nivel? "Un diferencial con la deuda alemana de unos 350 puntos y la rentabilidad del bono a diez años en el 5% es una situación asumible", apunta Pampillón. Miñana prefiere destacar que el BCE ha dejado muy claro que la compra es "ilimitada "y que no va a haber marcha atrás. "Si los mercados olisquearan que el BCE deja de apoyar a la deuda de los países en problemas, volveríamos a la situación anterior o peor", remata Pampillón.
Una situación peor sería el final del euro. Porque lo que más destacan los analistas de la intervención del BCE es que se habrá salvado a la moneda europea: "Lo más importante es que se garantiza por fin la existencia del euro", señala Miñana. "Es la salvación del euro. Con la intervención del BCE se bloquea a los especuladores", abunda Pampillón.
El papel de Italia
El último escenario que quedaría aún por definir es si Italia pedirá también el rescate junto a España. Un rescate conjunto de los dos países diluiría el impacto negativo que tendrá la medida en la opinión pública y no concentraría sólo el foco en Rajoy o en Mario Monti, el primer ministro italiano. Pero, según los analistas, la situación de España es mucho más acuciante en los mercados de deuda.
"La secuencia está clara: nosotros pediremos el rescate primero. Ahora mismo España es el pelele que recibe todos los palos. Italia está más tapada porque no tiene una deuda privada tan abultada como la nuestra. Es difícil saber qué hará Italia. Con el rescate de España, ellos podrían irse de rositas ", dice Miñana. De hecho, en Italia no se habla del rescate. La agencia Reuters señalaba el viernes en una información que el Gobierno italiano "espera que el apoyo del Eurogrupo y del BCE calme el ambiente y le evite tener que buscar ayuda económica directamenete".
Pampillón difiere de este visión: "Italia pedirá el rescate después de España. Monti no puede arriesgarse a que los inversores prefieran comprar deuda española a la italiana".
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