Los recortes del PP y sus consecuencias en la comunidad gallega
25.000 personas están en lista de espera en Vigo por falta de camas
La austeridad colapsa las urgencias hospitalarias de la ciudad gallega
Los médicos advierten de que se “perderán vidas innecesariamente”
Foto: Estado actual de las obras en el nuevo hospital Xeral de Vigo (de la WEB de la Xunta de Galicia).
Cristina Huete, Santiago, en El País.
La muerte de una mujer que acudió a las urgencias hospitalarias de Vigo ha evidenciado el colapso sanitario que vive esta ciudad gallega, donde el plazo medio de espera estos días es de 10 a 12 horas y donde más de 25.000 personas aguardan por falta de camas y de personal en la red pública. Vigo es el área sanitaria más saturada de Galicia, consecuencia, acusan los médicos, de la búsqueda constante de reducción del déficit, liderada por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. La muerte de esta mujer de 81 años sentada en una silla en la sala de espera de las urgencias del Hospital Xeral vigués, tres horas después de haber ingresado con un cuadro de fatiga y antecedentes de patología cardiaca, enfisema pulmonar y diabetes, cuestiona de nuevo la política de recortes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una hora es un tiempo prudencial de espera en urgencias. Sin embargo, la viguesa pasó un primer filtro: fue vista por una médica que “decidió que podía esperar” hasta cuatro horas antes de pasar a un box, según confirmó la directora médica del hospital, Silvia Rodríguez Dapena. La muerte de la paciente —por parada súbita según el hospital— ha disparado las denuncias contra el modelo sanitario de la Xunta. Tres médicos, en nombre de los facultativos de la red hospitalaria de Vigo, remitieron ayer un escrito al periódico Faro de Vigo en el que alertan de graves riesgos para los ciudadanos como consecuencia del “nuevo sistema especulativo de gestión”. “Nuestra salud se verá mal atendida, aumentarán las demoras, no tendremos acceso a nuevos tratamientos innovadores y los niveles de calidad sanitaria, como es evidente, caerán”. Su escrito adquiere tintes dramáticos: “Se perderá calidad de vida”, sostienen, “se multiplicará el sufrimiento” y “ténganlo por seguro, se perderán vidas innecesariamente”.
Al margen de las causas concretas que hayan provocado el fallecimiento de la mujer —está siendo investigada por el hospital y también por la Fiscalía de Vigo—, y aunque no la vinculen directamente a ello, todos los colectivos sanitarios señalan a la falta de medios en la red hospitalaria pública gallega, pero sobre todo de la de Vigo. Un mero anticipo, sostienen, de la privatización.
Representantes de los trabajadores en la junta de personal, sindicato de enfermería (Satse) y médicos del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) al que pertenece el Xeral, alertan: “No hay medios humanos” para hacer frente a toda la demanda porque la Consejería de Sanidad “no cubre las jubilaciones ni las bajas” de los profesionales. El propio presidente de la Xunta reconoció la saturación de las urgencias hospitalarias el mes pasado, aunque lo atribuyó a un repunte de la gripe.
La consejera de Sanidad, Rocío Mosquera, negó ayer el colapso y los recortes. También negó la supuesta mala praxis de los médicos en relación con el fallecimiento de la anciana aun cuando Feijóo había apuntado esa opción apenas una hora antes, insistiendo en que la investigación se centraría en “un posible error en el primer diagnóstico”. Sin esperar a los resultados, Mosquera hizo una cerrada defensa de los médicos. “Actuaron correctamente en todo momento”, dijo, y sentenció que había “recursos suficientes”. Precisó que la paciente “fue valorada como un caso leve” y que “se siguió el protocolo” para la gravedad que presentaba.
El sindicato de enfermería Satse está convencido de que en el caso de que se hubiera producido una mala praxis en el caso de la fallecida estaría provocada por la “incapacidad” de hacer frente a un servicio que el martes pasado “estaba hasta la bandera”, tanto que fue necesario derivar pacientes a otros hospitales, algunos privados.
En las urgencias de los hospitales gallegos apenas hay “dos o tres médicos fijos” de un equipo que supera los 15. El resto son “contratados que rotan por periodos de tres o seis meses”, dicen los sindicatos. Los hospitales del Chuvi atienden a unas 400.000 personas (las casi 300.000 de Vigo más 100.000 de su área de influencia) y tienen una lista de espera de 25.000 pacientes: el doble de la media gallega. Con las camas “totalmente ocupadas”, los ingresos en planta “se dilatan y se colapsan las urgencias”, explica el portavoz de Sanidad de CC OO en Galicia, Ángel Cameselle, y repiten todos los colectivos sanitarios consultados. Aseguran que el lunes se registraron 630 pacientes en el servicio de urgencias del Chuvi y el martes, 603, frente a la media habitual de 509.
Mientras el colapso hace mella en las urgencias de la red pública, la población de Vigo asiste perpleja a la demora en la construcción del nuevo hospital que iba a poner fin a las esperas; el primer centro sanitario que se construye en Galicia con el sistema de financiación público-privada. Esto es, que la adjudicataria construye y financia el complejo y la Administración le paga un canon anual de 56,5 millones durante 20 años.
No es solo que la construcción haya encallado (la Xunta ha tenido que rescatar a la concesionaria tramitando un préstamo de 180 millones), sino que cuando nazca, lo hará recortado. “Las 1.900 camas previstas se quedarán en la mitad”, denuncian los sindicatos y desmiente Sanidad.
Un sistema más laxo de atención
EMILIO DE BENITO, Madrid, en El País.
Generalizar sobre urgencias es complicado. “Depende del tipo de hospital, de las patologías, de la temporada”, dice Tomás Toranzo, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). Lo que está mejor codificado es el tiempo que se debe tardar en atender a una persona, y este depende de la evaluación de su gravedad, lo que se conoce como triaje. Pero este sistema no es estándar en toda España. Hay dos, uno más estricto, el español (SET), y otro internacional que concede tiempos más largos para prestar atención, el llamado Manchester. Y este es, precisamente, el que usan en Galicia, Madrid y Comunidad Valenciana, dice Toranzo.
En general, ambos modelos usan una clasificación que va de los más graves (1) a los menos (5), explica Josep Gómez, experto en el SET y médico del hospital de Andorra. El 1 es, por ejemplo, para un paro cardiaco, y debe atenderse en ambos sistemas en el acto. El 2, para un infarto, y el tiempo va de 15 minutos en el Manchester a 7 en el español. El 3 son fracturas no muy importantes, descompensaciones, dolores abdominales (30 o 20 minutos, según el modelo). El 4, patologías poco graves (tiempos de 120 o 60 minutos). El 5 es para casos que no necesitan casi atención. Serían falsas urgencias, pero, pese a lo que se dice, solo representan el 5% de las consultas, afirma Gómez.
El médico, sin embargo, admite que estos tiempos son objetivos a cumplir, pero que casi nunca se cumplen. O, mejor dicho, se siguen en los casos de gravedad 1 o 2, pero a partir de ahí entran en juego otros factores. “En cualquier caso, si la atención se demora, se puede reevaluar a los pacientes”, dice Toranzo.
La clave, pues, está en la primera inspección, el triaje. Ambos médicos creen que pudo haber un error en el caso de la mujer de Vigo. Pero también pudo sufrir un infarto por otra causa inevitable. Que los servicios están a tope ninguno lo duda. Que faltan especialistas, tampoco.
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