Un sindicalista que no dejó indiferente a nadie nunca
El adiós del histórico líder del SOMA
Fernández Villa presenta su renuncia por motivos de salud, agravados por las últimas protestas
El líder minero más influyente de las últimas décadas en Asturias hace pública su decisión tras 34 años al frente del sindicato
Foto: José Ángel Fernández Villa en tres momentos de su comparecencia de ayer.
09.04.13 - NOELIA A. ERAUSQUIN | GIJÓN, en El Comercio.
Una de las figuras históricas de las últimas tres décadas en Asturias ha dicho adiós. El sindicalista José Ángel Fernández Villa ha presentado su “renuncia irrevocable” como líder del SOMA-FITAG-UGT. Lo ha hecho por motivos de salud, porque en sus propias palabras, su delicado estado se ha visto “agravado especialmente tras ese último conflicto minero que requirió de un gran desgaste físico en todas y cada una de las movilizaciones, acciones y negociaciones que se llevaron a cabo”. Han sido 34 años al frente de una organización que ha ido evolucionando, cambiando incluso de siglas e incluyendo nuevas áreas, como la fusión de 2011 en la que se incorporaron sectores como el agrario. Durante toda esa etapa, Fernández Villa ha sido estandarte de la lucha minera en la comunidad, ha protagonizado algunas de las protestas más destacadas del movimiento obrero y ha sido una figura clave dentro de la Federación Socialista Asturiana.
Diputado regional durante más de dos décadas, senador una legislatura, pero sobre todo secretario general del SOMA desde 1979 , Villa ha sido el líder sindicalista más influyente del último tercio de siglo en la comunidad. Su peso se dejaba sentir en las políticas de las administraciones, especialmente en los municipios de las Cuencas, pero también en el Principado y en la FSA donde ejerció de auténtico hombre fuerte. Desde 2007, su presencia en este ámbito político se redujo con su salida del parlamento regional. Luego dejó la Ejecutiva socialista. Se centró en la lucha sindical, que ha encabezado hasta las últimas protestas mineras del año pasado ante un ajuste que amenaza con poner fin al sector en Asturias. Una última batalla que, según ha dicho, ha influido mucho en su despedida.
Villa ha anunciado su marcha en la Casa del Pueblo de Mieres, solo, sin más compañía que los micrófonos y los periodistas y con la lectura de un comunicado en el que ha reconocido que su trayectoria tiene luces y sombras, pero en el que ha insistido que siempre trabajó “con lealtad por el bien de los trabajadores”, aunque no siempre fuera comprendido. Entre sus logros, conseguir que el Gobierno central, con Francisco Álvarez-Cascos como ministro, aprobara unos Fondos Mineros a los que las Cuencas confiaron su recuperación y unos planes de prejubilación que permitieron una reducción de las explotaciones mineras menos traumática. En su comunicado ha destacado que su trayectoria ha estado marcada por “una combinación constante de pacto político y social, en muchas ocasiones incomprendida por muchos, junto con la presión de la movilización laboral y social”. Además ha comentado que es bonito que le acusen de “haber defendido con todas las fuerzas a la minería”.
Villa se ha mostrado en su despedida muy crítico con el actual Gobierno, que cree que quiere transmitir al conjunto de la sociedad el fin del movimiento obrero. De hecho, entre sus penas se encuentra no haber alcanzado los objetivos pretendidos en las últimas movilizaciones, pero insiste en que la lucha debe continuar porque “hay batallas que hay que dar por honor”, a pesar de “la cerrazón” de la Administración central, por ello cree que la lucha minera se recrudecerá en el futuro próximo. “Que nadie dude que si tuviera al menos unos mínimos de salud y de calidad de vida, podría sacar fuerzas de flaqueza, y con el apoyo de mis compañeros y compañeras proseguir en mi responsabilidad”, ha dicho, pero considera “que hay un tiempo para todo” y ahora toca el relevo. Eso sí, ya ha anunciado que quien sea elegido como sucesor tendrá su apoyo moral, aunque en la práctica podrá prestarle poca ayuda por su estado “que no me permite ninguna implicación efectiva en las necesarias tareas sindicales que desde este mismo momento es necesario desplegar”.
Ahora, sin poder ir “contra natura”, José Ángel Fernández Villa abre una nueva etapa en la que espera recuperar el tiempo personal y estar al lado de su familia.
Nueve despidos y una secretaría general
Villa nació en Tuilla (Langreo) en enero de 1943, en el corazón de las cuencas. Comenzó su actividad laboral a los 14 años en la construcción, para después incorporarse a uno de los pozos mineros de la zona e iniciar su andadura en la actividad política y sindical.
En 1970 ingresó en el PSOE y en la UGT. Su alta en las organizaciones socialistas incrementó su activismo político y sindical, lo que le ocasionó hasta nueve despidos en un clima duro y represivo. En 1976, la amnistía le permite reingresar en la empresa pública Hunosa (Hulleras del Norte, S.A.). Junto con otros compañeros del SOMA-UGT participó en la constitución de la primera representación democrática de los trabajadores, la comisión de los 16, lo que supuso que fuese elegido Delegado de los trabajadores del Pozo Candín (Hunosa) en las primeras elecciones sindicales de la democracia celebradas en 1978. En 1979 es nombrado secretario general del SOMA-UGT, cargo que ocupa hasta 1993. Entonces se produce la fusión de la organización con la Federación de Industrias Afines (FIA) y es designado secretario general del SOMA-FIA-UGT hasta la actualidad. En diciembre de 2011 fue ratificado, por unanimidad, como secretario del SOMA-FITAG-UGT, una nueva federación que incluye minería, industria, energía, forestales, química, y el sector de alimentación, bebidas y tabacos.
Su trayectoria ha sido decisiva en el proceso de reconstrucción de las organizaciones democráticas socialistas en Asturias, con diferentes responsabilidades como miembro del Comité Confederal de la UGT, de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, diputado regional ininterrumpidamente desde 1983 hasta 2007 y senador por Asturias (1999-2003), entre otros cargos. En 2009 Villa recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo de la mano del ministro de Trabajo e Inmigración de entonces, Celestino Corbacho. Tras la rueda de prensa de su despedida, Villa regresó para presidir la Ejecutiva del SOMA. Tocaba decidir en qué fecha tendrá sucesor.
En la Nueva España:
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