¡¡Puxa Asturies!!...
MENSAJE INSTITUCIONAL DEL PRESIDENTE DEL PRINCIPADO
DÍA DE ASTURIAS
Hoy es el Día de Asturias, una jornada que debería ser para todos sinónimo de celebración y disfrute. No porque tenga vestimenta institucional, sino porque es una fecha enraizada entre los asturianos sin necesidad de que la engalanen discursos ni pompas oficiales.
Este breve mensaje también se ha convertido en una costumbre. Al igual que el año pasado, quiero que mis primeras palabras sean para quienes por una u otra razón no pueden festejar este día. Porque sufren alguna enfermedad o tienen problemas personales o familiares graves de cualquier tipo. Porque están muy lejos desde hace décadas o porque tuvieron que marcharse hace bien poco para buscar trabajo. Porque no tienen empleo y no encuentran el trabajo que necesitan para vivir con dignidad. Para todos ellos, mi deseo de que pronto remonten esas situaciones y puedan sumarse, si lo desean, a esta celebración.
El desempleo es nuestra prioridad, y combatirlo no puede quedarse en un deseo. En esa tarea hemos de volcarnos quienes tenemos responsabilidades importantes, esas responsabilidades que los asturianos nos habéis otorgado. Por eso insisto en que no hay prioridad que compita con la creación de puestos de trabajo. Sé que hay más problemas, que surgen dificultades importantes y controversias casi a diario, pero permitidme insistir en que nada debe consumirnos tanta energía como la pelea contra el desempleo. No nos consintamos la frivolidad de distraernos ni obcecarnos con lo secundario.
Porque, además, estamos en condiciones de dar esa batalla. Han pasado ya 30 años desde que tuvieron lugar las primeras elecciones autonómicas. En estas tres décadas, Asturias ha desarrollado y mejorado sus redes sanitarias y educativas, ha superado fortísimas reconversiones, ha diversificado su tejido industrial. Esa capacidad para hacer frente a los problemas es lo que da sentido a las instituciones. Ahora tenemos que demostrar que también estamos a la altura de las circunstancias, que sabemos cuál es la mayor de las dificultades y que nos obstinamos en hacerle frente.
Al gobierno le corresponde estar en primera línea, pero el esfuerzo ha de ser colectivo. De todas las demás administraciones, de los ayuntamientos, de los sindicatos, de los empresarios, de asociaciones y de ciudadanos. Por eso la cooperación institucional y la disposición a los amplios acuerdos sociales y políticos seguirán siendo rasgos propios de este ejecutivo. Porque la Asturias de hoy no se construye con nostalgias del pasado ni con nieblas míticas, sino con el esfuerzo necesario para que todos los asturianos se reconozcan como ciudadanos de un lugar donde merece la pena vivir, donde se conjugan los esfuerzos y se aparcan tanto las diferencias menores como los egoísmos particulares para construir una comunidad próspera, cohesionada socialmente, justa, plena de derechos y libertades.
La expresión de estos propósitos no garantiza que se cumplan, lo sé. Por eso me dirijo a los hombres y mujeres de Asturias, por eso apelo a su concurso. Los tiempos duros aún no han pasado y no sé cuánto se prolongarán. Sí sé, en cambio, que tenemos razones para la esperanza. La belleza natural bien protegida, la potencia industrial, la calidad de nuestra sanidad y nuestra educación, de nuestros servicios públicos, la seriedad de la gestión rigurosa… todas esas son fortísimas razones que hemos de preservar, porque son los fundamentos reales para la esperanza. Con estas fortalezas y con la disposición a pelear conjuntamente por lo más importante podremos continuar nuestro avance hacia esa Asturias que deseamos.
Con esa voluntad, sobran razones para convocar a toda la gente de esta tierra a festejar el ocho de septiembre. A quienes están aquí y a quienes, sin estarlo, sienten hoy, seguramente con mayor emoción que nosotros, la celebración del Día de Asturias, de la Asturias de todos.
Muchas gracias.
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