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Crisis demográfica con previsiones que, desgraciadamente, se van cumpliendo…

Crisis demográfica con previsiones que, desgraciadamente, se van cumpliendo…

La población de Asturias cae a cifras de los años 70

La crisis económica agravó a partir de 2009 la tendencia demográfica descendente de la comunidad.

Ha perdido ya 61.391 habitantes con respecto al inicio de los años ochenta.

Foto.- Previsiones que asustan...

05.01.14 - NOELIA A. ERAUSQUIN | GIJÓN, en El Comercio.

La población en Asturias cae en picado y aún más después de que la crisis comenzara a afectar de forma más virulenta. Desde inicios de 2009 ha perdido 17.124 habitantes. De hecho, hay que remontarse cuarenta años para encontrar una cifra tan baja en el censo de la comunidad. Los últimos datos del padrón municipal hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que el Principado contaba el 1 de enero de 2013 con 1.068.165 habitantes. Son 9.195 menos que en 2012, la mayor oscilación de los últimos tiempos, y 8.402 menos que a principios de 2000, pero la comparativa aún resulta más alarmante si la relación es con las cifras de hace varias décadas. El Principado llegó a tener a principios de los años ochenta 1.129.556 personas, un 5,7% más que ahora. Se trata de una diferencia de 61.391 habitantes, algo así como si desapareciera la suma de todos los habitantes actuales de Mieres y Castrillón.

Durante las primeras ocho décadas del siglo XX, la población asturiana mantuvo una línea ascendente, con mayores picos en los momentos en los que la industria vivió su mayor desarrollo y que, además de servir como polo de atracción a familias de otras comunidades, permitió una mayor natalidad. Sin embargo, las reconversiones y las crisis económicas de los años ochenta y noventa hicieron mella en el censo, que comenzó a experimentar sucesivas bajadas. En ese momento se inició una tendencia que continúa en la actualidad. Así, el siglo XXI se inició con 1.076.567 habitantes, una cifra que, a pesar de la bonanza económica, se mantuvo relativamente estable hasta 2007. Entonces comenzó a experimentar un notable ascenso, sobre todo, tirado por el incremento en la llegada de emigrantes. Ese año el padrón del Principado aumentó en 5.276 personas y el siguiente en 5.151, aunque esta subida se focalizó en los municipios de la zona centro de la comunidad autónoma, mientras que otros, como los de las Cuencas, no se beneficiaron en ningún momento de ese repunte. De este modo, la población del Principado se llegó a situar en 1.085.289 personas a principios de 2009, una cifra inédita en el milenio, similar a la que tenía en 1997, pero alejada de los picos de los ochenta. Desde entonces, el censo no ha hecho otra cosa que bajar, sobre todo en 2012, último año del que se tienen datos oficiales.

La tendencia general en Asturias y la caída del último lustro se explican por varios factores. Por un lado, se encuentra el crecimiento vegetativo negativo. Cada vez nacen menos niños -en el primer semestre de 2013, 319 menos que en el mismo periodo de 2012- y hay más defunciones que alumbramientos, casi el doble. Por tanto, los nacimientos no pueden compensar la cifra de fallecidos. A esto hay que sumar que el saldo migratorio también es negativo. Aunque Asturias no fue en ningún momento una gran comunidad receptora de inmigrantes -la presencia de población extranjera nunca ha llegado a la mitad de la registrada en España-, se van aún más de los que llegan. Por otro lado, la cifra de asturianos que decide abandonar la región sigue incrementándose. En 2012, 5.347 personas se fueron de la comunidad y en el primer semestre de 2013 la evolución continuó: se marcharon 2.258. A todas estas bajas hay que sumar aquellos que han partido y aún no han legalizado su situación en sus nuevas localidades, de modo que siguen empadronados en Asturias.

Para el doctor en Geografía y experto en demografía Rafael Puyol, los últimos datos del padrón no hacen otra cosa que confirmar la tendencia que se viene observando en los últimos años, los desequilibrios entre nacimientos y defunciones y en el saldo migratorio. En su opinión, se trata de «un proceso lógico», en el que también se debe tener en cuenta otra variable: el envejecimiento. Un factor que, además de consecuencias demográficas, también tendrá a medio plazo efectos económicos y sociales importantes. Según este experto, ya existía una tendencia previa a la crisis, pero ésta la ha agravado, pues la mala situación económica influye en cada una de las variables demográficas: las familias tienen menos niños, las mujeres dilatan la edad para procrear, los inmigrantes regresan a sus países y muchos asturianos deciden emigrar. No obstante, Puyol asegura que el problema va más allá de la coyuntura actual e insiste en que la principal dificultad es que la estructura demográfica de la región está envejecida, una complicación similar a la que sufren comunidades cercanas como Galicia o Castilla y León para la que hacen falta políticas activas de ayuda familiar y que será muy complicada de revertir.

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