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El caso está en fase de instrucción en el Juzgado número 2 de Oviedo…

El caso está en fase de instrucción en el Juzgado número 2 de Oviedo…

Los médicos subestimaron el atragantamiento de la niña fallecida en Ibias, según el forense

Un informe presentado ante el juez Sorando constata que en el caso de la menor era aconsejable una broncoscopia

La familia pedirá responsabilidades penales

Foto.- Luisa Rivera mira una foto de su nieta fallecida.

Oviedo, L. Á. VEGA, en La Nueva España.

 

Un segundo informe forense en el caso de Ana Suárez Fernández, la niña de 18 meses de Luiña (Ibias) que falleció al atragantarse con una palomita, considera que "probablemente" los médicos minusvaloraron el episodio. Esta apreciación coincide con la de la familia, que ahora pedirá responsabilidades penales por lo que consideran una flagrante negligencia. El caso está siendo instruido por el magistrado Ángel Sorando, del Juzgado número 2 de Oviedo, quien ya ha tomado declaración al pediatra, un médico adjunto y un residente que atendieron a la menor, aunque falta algún otro facultativo. Estos médicos desestimaron, según la familia, la realización de una broncoscopia para determinar si efectivamente la niña tenía una palomita en uno de los pulmones.

 

El informe forense remitido al Juzgado, e interesado por el letrado de la familia, Ignacio Pérez Arévalo, indica que "concurren en el presente caso aspectos médicos que aconsejaban por sospecha de aspiración de cuerpo extraño la práctica de una broncoscopia exploratoria". Y también que "con dicha técnica se podría haber extraído el material broncoaspirado".

 

La madre de la niña, Cecilia Fernández, asegura que los médicos desestimaron realizarle la prueba por la "falta de colaboración" de la niña, y en la creencia de que la hiperventilación que sufría en uno de sus pulmones era producto de la presencia de moco, y no del grano de maíz que había ingerido. Los médicos consideraban además que la prueba, a una edad tan temprana, podía tener efectos indeseados, al requerir de sedación.

 

La pesadilla se inició el sábado 9 de marzo del año pasado, cuando la menor se atragantó con una palomita. Comenzó un periplo por diferentes centros del suroccidente, hasta que, ya por la tarde, los padres terminaron con la niña en el Hospital Central. Allí le hicieron una radiografía y permaneció en observación a lo largo de la noche del sábado y la madrugada del domingo. Ya por la mañana, pasaron a ver a la menor una cirujana y un pediatra, quien decidió dar de alta a la niña, al considerar que no tenía nada dentro del pulmón. Únicamente debía acudir en 15 días al pediatra habitual de la menor.

 

La mujer no las tenía todas consigo y aún después de que le diesen el alta llevó a la pequeña al médico de familia, para que comprobase su estado, y la tuvo vigilada. Sin embargo, llegó el jueves, 14 de marzo, y ocurrió la tragedia. La niña se levantó con tos y la madre contempló cómo su hija se le iba entre los brazos. Aunque ella misma le hizo el boca a boca y la llevaron al consultorio de Tormaleo, nada pudo hacerse por salvarla. Los padres iniciaron un proceso para aclarar las responsabilidades por la muerte de la pequeña, al considerar que hubo una clara negligencia.

 

Sin médico en Tormaleo

En medio del drama que vive esta familia, han recibido un nuevo golpe muy difícil de interpretar. La médico de cabecera de Tormaleo ha presentado una solicitud de rechazo de asignación. El escrito enviado por el Servicio de Salud del Principado (SESPA) a la familia, "parece decir que la médico habría perdido la confianza", según señala el letrado Ignacio Pérez Arévalo.

 

Fue esta médico la primera que atendió a la pequeña cuando se atragantó con una palomita, el sábado 9 de marzo. La familia sostiene que nunca la han molestado, puesto que no la consideran responsable de lo ocurrido.

 

Esta facultativa derivó a la niña al Hospital de Cangas del Narcea, y de allí fue dirigida al Hospital Central, al carecer de medios para poder extraer el grano de maíz. Según el letrado de la familia, los médicos pueden rechazar la asignación de un paciente siempre que haya una causa.

 

El forense dice que la niña de Ibias tendría que haber sido sometida a una broncoscopia

El informe se aportará como prueba de posible negligencia médica en la muerte de la menor, que falleció tras atragantarse con una palomita de maíz

 

12.02.14 - LAURA MAYORDOMO | GIJÓN en El Comercio.

 

Un informe forense ha determinado que en la muerte de la pequeña Ana -la niña de 18 meses de Ibias que falleció en marzo del año pasado presuntamente tras atragantarse con una palomita de maíz- «concurren aspectos médicos que aconsejaban, por sospecha de aspiración de cuerpo extraño, la práctica de una broncoscopia exploratoria». El abogado de la familia, Ignacio Arévalo, aportará este reciente informe -realizado por el Instituto de Medicina Legal del Principado- como prueba de una posible negligencia médica.

 

La niña fue atendida en varios centros médicos hasta que, finalmente, fue derivada al Hospital Universitario Central de Asturias. Allí, en el área de cirugía pediátrica, la madre insistió en que se había tragado una palomita de maíz, «pero no me creyeron. Me dijeron que para ellos la cría no tenía nada dentro», relataba pocos días después de la muerte de la pequeña. La cuestión es que la niña no fue sometida a una broncoscopia, intervención que, a juicio del abogado de la familia, debería habérsele practicado para extraerle el maíz. En el HUCA sólo le realizaron unas radiografías y le dieron el alta.

 

«La enviaron a casa sin darme más explicaciones ni recomendaciones», señaló la madre. Seis días después, la niña despertó con tos y síntomas de ahogamiento. En el consultorio local intentaron reanimarla, pero no se pudo hacer nada por ella.

 

Los padres, convencidos desde entonces de que la muerte de la pequeña se debió a una negligencia médica, denunciaron los hechos por la vía penal. Casi un año después, el caso sigue en fase de instrucción en el Juzgado número 2 de Oviedo.

 

Durante este tiempo ya han sido identificados todos los sanitarios que vieron a la niña, se ha aportado abundante documentación médica y ya han prestado declaración ante el juez el pediatra, la adjunta y la residente del Hospital Universitario de Oviedo que atendieron a la menor.

 

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