En el nuevo maremágnum y en el viejo sosiego
El viejo hospital se vacía por vez primera en medio siglo
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Foto.- Pasillo de las policlínicas del viejo HUCA donde hasta hace apenas unas semanas se concentraban cientos de enfermos.
Laura Fonseca, en El Comercio
Silencio y mucha soledad. Es la primera sensación que se tiene al pasear estos días por los vetustos edificios que componen el viejo Hospital Central, ya sin enfermos que acudan a consulta, ni familiares que les acompañen, ni tampoco personal sanitario discurriendo por sus largos e históricos pasillos. Las salas de consultas externas y los populares 'hongos' de policlínicas ofrecen una imagen atípica. Por vez primera, en este medio siglo, cuando el complejo de El Cristo echó a andar allá por la década del sesenta, el hospital se vacía. Sillas de ruedas aparcadas a la entrada, mostradores de información sin público y kioscos de prensa con revistas y periódicos apilados, listos para su inminente mudanza. La zona ambulatoria del antiguo hospital ha sido la primera en quedarse sola. Su actividad se ha trasvasado ya casi al completo a la nueva sede de La Cadellada, donde ya pasan consulta todos los servicios. No obstante, ayer aún se podía ver algo de movimiento en el área de extracciones. Ayer se hicieron 180. En las instalaciones de El Cristo queda menos de la mitad de la plantilla. A muchos se les puede ver empaquetando enseres y llenando cajas de mudanza.
Tras las consultas externas y policlínicas, ahora le tocará el turno a las plantas de hospitalización. Mañana, sábado, a las nueve y media de la mañana, arrancará el proceso de traslado de enfermos del viejo al nuevo hospital. El operativo tendrá lugar a lo largo de cuatro días, cuando se prevé transportar a La Cadellada una media de 70 pacientes al día. Porque mientras el antiguo HUCA se vacía, La Cadellada comienza a escribir las primeras páginas de su nueva y propia historia.
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