Un bioquímico asturiano da con una nueva vía de mutación genética en el cáncer
Pablo Román García firma una investigación relacionada con los tumores de pulmón y colon que abre las puertas al diseño de nuevos fármacos
Pablo Román García. Fotos de la noticia
Lne. 08.08.2014 | 04:40 Eduardo GARCÍA Un bioquímico asturiano, Pablo Román García (Oviedo, 1980) está entre los firmantes de un artículo científico que acaba de publicar la revista Science y que supone el descubrimiento de una nueva vía de mutación genética en el cáncer, muy relacionada con tumores de pulmón y colon. Según la investigación del Wellcome Trust Sanger Institute, de Cambridge (Reino Unido), determinados elementos móviles del ADN, ignorados hasta ahora, reestructuran los genomas tumorales.
Pablo Román García se doctoró en el Departamento de Medicina de la Universidad asturiana y recibió una ayuda posdoctoral durante dos años en Cambridge donde continuó su línea de trabajo sobre mecanismos moleculares en torno a la hormona paratiroidea.
El artículo de Science nos acerca a un fenómeno escasamente conocido por la mayoría, el de la transducción de secuencias en el ADN. "Su protagonista -explica el bioquímico asturiano- es el 50% del genoma conocido como ADN parásito, formado por elementos que ocasionalmente se replican a sí mismos y migran a otros lugares de la secuencia genética".
El problema sería menor si esos elementos transponibles y "saltarines" no arrastraran en su migración secuencias de ADN localizadas en su entorno "lo que produce una influencia, a veces muy negativa, en las regiones donde aterrizan", explica Pablo Román García. En ocasiones son arrastradas secuencias muy grandes de ADN. Hablamos de varios miles de bases.
El estudio del Wellcome Trust Sanger Institute demuestra que un tipo concreto de transducción de secuencias relacionado con una determinada región del genoma es "bastante frecuente" sobre todo en los genomas del cáncer de pulmón y en el de colon, afirma José Tubío, investigador del citado instituto y primer firmante del artículo.
Los investigadores analizaron la movilidad de elementos transponibles de un determinado tipo, el LINE-1, en 300 genomas pertenecientes a doce tipos diferentes de cáncer. El resultado es que sólo 74 de los 500.000 de esos elementos transponibles presentes en el ADN humano fueron capaces de moverse. En el trabajo de investigación fue desarrollado un algoritmo matemático que sirvió para identificar y localizar el origen y nuevas ubicaciones de los elementos móviles. "Los estudios de Biología Molecular fueron confirmados plenamente por las Matemáticas", señala Pablo Román.
La transducción es un mecanismo bien conocido desde hace tiempo por los científicos, pero "es la primera vez que dicho mecanismo se asocia a la aparición del cáncer".
Saber que determinados elementos transponibles de nuestro genoma tienen actividad y algún protagonismo en la aparición y desarrollo de tumores, y conocer dónde se esconden, "abre las puertas al diseño de fármacos que silencien su actividad". Fármacos más concretos que vengan a sustituir a otros "de amplio espectro que pueden afectar a otras regiones del genoma", explica Pablo Román, que es actualmente investigador del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en Metabolismo Óseo y Mineral.
La transducción de secuencias implica en ocasiones, señala la investigación, la movilización de genes completos y su traslado a otras regiones del ADN. Los "saltos", por tanto, afectan a la estructura, al número de genes y a la expresión del propio genoma. Los elementos transponibles pueden "saltar" varias veces. Cuantas más, más riesgo.
El estudio constata cambios epigenéticos en la migración de los elementos transponibles "por lo que se abre una nueva vía de relación entre el genoma y cómo comemos y respiramos".
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