Asturias busca cómo predecir el suicidio
El proyecto será financiado con 100.000 euros por el Instituto Carlos III. Se estudiará durante 3 años el comportamiento de 200 personas depresivas
El Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo investiga posibles marcadores biológicos
Pilar Sáiz. / A. PIÑA
El Comercio. LAURA FONSECA | GIJÓN. 18 octubre 201400:28
¿Se puede predecir el suicidio? y, sobre todo, ¿se podría llegar a diagnosticar la tendencia a conductas suicidas como si se tratara de de un marcador para el colesterol o la diabetes? Psiquiatras de la Universidad de Oviedo intentarán desvelar esta incógnita a través de una macro investigación que ahondará en las raíces mismas de los comportamientos autolíticos (suicidas). En la región, cada año, más de un centenar de asturianos se quitan la vida. En 2012 lo hicieron 132 personas, el 40% de ellas, con edades entre los 35 y los 54 años. La mayor parte de quienes se suicidan son hombres, aunque las mujeres encabezan las estadísticas en materia de tentativas.
Pilar Sáiz, profesora titular del Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, lleva años intentando descifrar que puede llevar a una persona a buscar deliberadamente su muerte. Ella es quien dirigirá esta pionera investigación que cuenta con el espaldarazo financiero del Instituto Nacional Carlos III, que le acaba de otorgar 100.000 euros, tal y como adelantó ayer EL COMERCIO. Junto a otro proyecto sobre trastorno bipolar, también del Área de Psiquiatría, son los únicos de los once estudios presentados por la Universidad de Oviedo que han conseguido financiación del Estado. El trabajo sobre comportamientos suicidas se desarrollará a lo largo de tres años (2015-2017) y en el mismo participarán, además de Asturias, el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid; el Clínic, de Barcelona; el Hospital Universitario de Álava y la Corporación Sanitaria Parc Taulí, de Sabadell.
Conjunto de alteraciones
Las investigaciones que hasta la fecha ha venido realizando en Oviedo el equipo de Pilar Sáiz han permitido conocer algo más sobre los suicidios y sobre quienes podrían tener mayor riesgo de desarrollar este tipo de conductas destructivas. La presencia de una serie de alteraciones neuropsicológicas, unido a un perfil de inflamación presente en las personas estudiadas, ha llevado a dibujar una especie de ’kit suicida’ sobre el que todavía queda muchísimo por saber. De momento, estos expertos sospechan que trastornos en la capacidad de atención, la fluidez verbal, las funciones psicomotrices, el aprendizaje abstracto y la toma de decisiones, podrían ser un indicativo de riesgo a la hora de hablar de comportamientos o tentativas de suicidio.
Se trata de buscar marcadores biológicos que ayuden a predecir y, sobre todo, a actuar de forma precoz ante un problema de salud como es el suicidio, principal causa de muerte entre la población más joven. Los investigadores intentarán dar con huellas bioquímicas, tanto ocasionales (hemoglobina, por ejemplo) como permanente (que se mantienen a lo largo de toda la vida) detrás de las cuales se podrían esconder tendencias autolíticas. Para ello, explicó la profesora titular de Psiquiatría, se estudiará el comportamiento de 200 personas depresivas (100 de ellas, con antecedentes de tentativa de suicidio) y sus marcadores y resultados se compararán con los de otras cien personas sanas. Para el trabajo se seleccionará a personas que hayan sufrido o sufran depresiones agudas, incluidas las generadas por el trastorno bipolar. Asimismo, sobre el grupo con tentativas suicidas se hará una actuación especial, con un seguimiento cada seis meses.
Otros 70.000 euros
Otro de los proyectos que ha logrado ayudas del Instituto Carlos III es el que dirige la catedrática y profesora titular de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, Paz García Portilla. En este caso, se trata de un trabajo sobre el trastorno bipolar, que contará con 70.000 euros, y que intentará probar la efectividad de establecer estadíos de gravedad y afectación para esta enfermedad de origen psiquiátrico. En el mismo participarán el Hospital La Fe, de Valencia; el San Juan de Dios, de Barcelona, y el Hospital Universitario de La Mutua, de Tarrasa. Para la realización del trabajo serán reclutados 200 enfermos bipolares.
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