Hacía tiempo que no opinaba desde mi ventana, pero sigo aquí
¡!Chis, chis, que vienen, que vienen…!!
Simple y llanamente se equivocan los sindicatos al criticar a la plataforma SoS HUCA y, seguramente sin desearlo, se retratan en sus ya clásicos defectos y carencias al hacerlo.
¿Por qué digo esto?
El sentir patrimonialista – cuasi monopolista - que tienen del abordaje de los problemas de nuestra sanidad no es, obviamente, ninguna virtud. Bienvenidos sean todos aquellos que a través de plataformas, asociaciones, movimientos o cualesquiera otras formas de organización o aglutinación, quieran aportar a la solución de los problemas que nos aquejan. Sólo, a mi juicio, es preceptiva una evaluación: que el compromiso con los valores de un modelo sanitario universal, público, eficiente, participativo y de calidad, sean ciertos, y en eso, no están los sindicatos, precisamente, para dar ninguna lección.
Les ha dado un ataque de celos – supongo que porque la manifestación de Oviedo del miércoles les ha parecido, como a mí, muy significativa, a pesar de su ausencia – y no se les ha ocurrido mejor manera de salir al paso que criticar, en lugar de felicitar o felicitarse (aunque esto último hubiera exigido su asistencia).
Algunos, más allá de la ya clásica queja de “llevamos años denunciando problemas”, al que hay que añadir lo que no se dice expresamente pero va implícito en el lamento: “… pero no nos hacen ni puñetero caso y los trabajadores/as no nos secundan masivamente como debieran…”; elevan el discurso hacia las teorías conspiratorias, de manipulación, o de intereses presuntamente espúreos: “cuidadín que vienen los de Podemos…”, nos acaban advirtiendo.
¡¡Qué pena me dan!!
Aunque a ese sincero sentimiento he de añadir el de la indignación por lo inútiles que son.
Lo único que los sindicatos “representativos” de la sanidad pública asturiana nos pueden enseñar en unidad de acción, aunque no del todo, es el encierro de Agosto de 2012 en el SESPA, nada más.
Los sindicatos, me decía hace tiempo un viejo sindicalista, no pueden declinar nunca de su propia razón de ser: buscar la unidad de todos los trabajadores, y para ello hay que escuchar tanto como hablar, hay que ser constantes y no ceder al desánimo, tienen que huir de simplificaciones, porque los problemas nunca son simples, y no pueden ser clientelistas ni patrimonialistas… Y para ello sólo conozco una fórmula: Asamblea, asambleas y más asambleas, para poner todo en común. Pero cuando no existe una mínima transparencia ni en lo que se dice, ni menos en lo que se hace, hacerlo en público y contrastando, es un serio peligro para ellos.
Ciertamente existen teorías conspiratorias, manipulaciones e intereses espúreos, pero no son los que vienen, sino los que ya están… Baste con tener presente que los actuales sindicatos se parecen más a academias que a otra cosa ofertando cientos y cientos de cursillos… en esto, es en lo único que no son tan inútiles.
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