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Por presunta negligencia …

Por presunta negligencia …

Reclaman 194.000 euros por la muerte de un hombre tras un trasplante de hígado en el Hospital Central

La viuda de José Álvarez Arias, vecina de Tineo, considera que el fallecimiento se debió a una negligencia médica

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La muerte de un paciente que se había sometido a un trasplante hepático llegará a los tribunales. José Álvarez Arias, natural de Cangas del Narcea y vecino de Tineo, recibió un hígado de un donante en una intervención que se desarrolló entre el 9 y el 10 de julio del año pasado. Tras la operación, los médicos informaron a su familia de que ésta había sido un éxito. Sin embargo, la evolución posterior del enfermo fue muy negativa y el 16 de julio falleció.

María de los Ángeles Menéndez Celaya, viuda del fallecido, estimó desde el primer momento que el deceso obedecía a una negligencia médica. Su reclamación -de 193.949 euros- se basa en un informe pericial elaborado por un especialista en medicina legal y forense y se halla actualmente en la vía administrativa. Si el Servicio de Salud del Principado (Sespa) no se aviniera -que parece la hipótesis más probable- a abonar la citada indemnización, el caso será dirimido por la justicia.

El informe pericial, elaborado por el médico madrileño Mariano Serrano Corcuera, sostiene que el equipo médico del Hospital Central incurrió en dos errores: uno al elegir para el primer trasplante un hígado deteriorado y otro al anticoagular al paciente de forma insuficiente.

Según el texto de la reclamación administrativa, José Álvarez Arias padecía una hepatopatía etílica crónica desde hacía unos quince años y una cirrosis hepática desde hacía nueve. Esta última estaba «controlada» y el hombre «no presentaba ninguna sintomatología de insuficiencia hepática». «Había dejado de beber hacía tiempo», apostilla la reclamación. Fue en marzo de 2009 cuando los especialistas del Hospital Central le indicaron que la mejor opción para su tratamiento era un trasplante de hígado.

La viuda de José Álvarez insiste mucho en un dato que figura en el documento de reclamación: que los médicos del Central informaron tanto al paciente como a su esposa de que el resultado de todas las pruebas de diagnóstico realizadas «había sido favorable y que el estado clínico del paciente era bueno, siendo el candidato ideal para el trasplante de hígado propuesto». El documento señala que, una vez concluido el trasplante, uno de los cirujanos informó a la familia de que la operación había sido un «éxito». Pero pronto empezó a dar síntomas de deterioro y los médicos determinaron que «el hígado trasplantado no funcionaba y que había que implantar otro».

En la madrugada del 12 de julio, a José Álvarez se le implantó un nuevo hígado. Uno de los cirujanos informó entonces de que esta segunda cirugía «fue muy complicada al encontrarse el paciente muy deteriorado». Hubo de ser trasladado de nuevo a la unidad de vigilancia intensiva (UVI), donde sufrió un shock hemorrágico que obligó a llevarle de nuevo al quirófano. Falleció el 16 de julio a causa de un «fallo multiorgánico (renal, hemodinámico y pulmonar)».

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