Del examen MIR de ayer
Asturias
LA SELECCION DE LOS FUTUROS PROFESIONALES SANITARIOS EN EL PRINCIPADO.
La gran criba del MIR
Los más de 1.900 aspirantes se sometieron a un test de 235 preguntas.
24/01/2010 J. CUEVAS, para La Voz de Asturias
Para los más de 1.900 estudiantes que aspiran a cubrir una de las plazas MIR en Asturias, ayer llegó la hora de la verdad. 40 minutos antes de que comenzaran los exámenes, los opositores ya se agolpaban a la puerta de las aulas en las que se iban a someter a una larguísima prueba, esperando a que alguien dijese en voz alta su nombre para coger sitio y dar un último repaso.
Cinco horas para demostrar sus conocimientos en Medicina, Biología, Psicología, Química, Enfermería, Radiofísica o Farmacia. "Casi todos suelen apurar su tiempo hasta el final", explicó ayer uno de los profesores encargados de la coordinación.
Aunque en una prueba tan extensa se permite a los alumnos salir al baño, a medida que se acerca la hora empiezan las carreras por los pasillos. Algunos estudiantes quieren asegurarse de que no tendrán que ir durante el examen, y otros simplemente son presa del miedo. Los 1921 aspirantes que se inscribieron en Asturias fueron repartidos por las facultades de Derecho, Relaciones Laborales y Económicas, todas ellas en el campus ovetense de El Cristo.
La prueba constaba de 250 preguntas tipo test, de las que 15 fueron suprimidas. En el primer grupo, los opositores tenían que seleccionar la respuesta correcta a partir de fotografías de imágenes extraídas de pruebas de rayos X, electro o escáner. A continuación, varios bloques de cuestiones divididos por sistemas (aparato digestivo, aparato circulatorio, neurología,...).
MADRE E HIJA, JUNTAS AL MIR
Los exámenes se desarrollaron sin incidentes pero sí hubo lugar para la anécdota. Gloria Casas y Fátima Sánchez, madre e hija --respectivamente-- y naturales de Ciudad Real, concurrieron juntas a la prueba. Gloria, que aspira a una plaza en Rehabilitación, lo hizo compaginando los estudios con el trabajo que tiene en el municipio manchego, mientras que Fátima, que se siente atraída por las especialidades de Dermatología y Pediatría, lo preparó en una academia de Oviedo.
A primera hora de la noche, fuera de las aulas, Fátima, que pudo responder a casi todas las preguntas, se mostraba más optimista que Gloria con los resultados. Su padre, Agustín Sánchez, también médico, explicó el curioso origen del interés de Fátima por la medicina. "Como tenía el médico en casa no iba al hospital, y quiere que sus hijos puedan tener esa tranquilidad". Lo que está claro, añadió, es que, después de tanta presión ninguna de las dos se presentará el año que viene.
Pasados los nervios, parte del futuro de la sanidad asturiana pudo por fin relajarse durante la noche. Los paneles de anuncios en la facultad marcaban las fiestas organizadas para ello.
«Fueron cinco horas de examen pero me faltó tiempo»
Una madre y una hija de Ciudad Real se presentaron a la prueba MIR en Oviedo
24.01.10 - 02:29 - A. VILLACORTA | GIJÓN, para El Comercio
La familia que se examina unida permanece unida. Y la que se examina del angustioso MIR lo celebra unida. Eso fue lo que hicieron ayer, frente a unas botellas de sidra en un restaurante ovetense y tras cinco intensas horas de prueba y «muchísimos nervios», una madre y una hija. Eran dos de las 1.921 tituladas y titulados (1.515 de ellos, médicos) que optaron en Asturias a una de las 8.098 plazas de formación sanitaria especializadas ofertadas esta vez por el ministerio.
La madre, Gloria Casas, 49 años, dejó su trabajo de más de dos décadas como facultativa para dedicarse en cuerpo y alma al examen junto a su hija, Fátima Sánchez-Carnerero, de 25. Aunque a distancia, porque Gloria se preparó «por su cuenta» en su casa de Manzanares (Ciudad Real), «por aquello de no abandonar a la familia», mientras que Fátima se preparaba en Oviedo.
Pasadas las nueve de la noche, su marido y padre, respectivamente, Agustín Sánchez-Carnerero, también médico, -«una desgracia como otro cualquiera», bromeaba- la esperaba a las puertas del aula de donde Gloria salió diciendo: «Fueron cinco horas de examen, pero me faltó tiempo. Eran muchas preguntas y, al final, veía que iba muy atrasada. Creo que la edad jugó en mi contra». Así que apuró hasta el final para responder a los 225 puntos que le fueron planteados, a los que, por primera vez este año, se sumaron imágenes complementarias.
No le pasó lo mismo a su hija, que abandonó la prueba a las ocho y cuarto, «con muy buena sensación y la impresión de haber llevado buen ritmo». No era para menos: le habían sobrado 45 minutos.
El padre resumía las ventajas de una y de otra: «Gloria cuenta con la experiencia y Fátima con que se ha preparado en un sitio de tanto prestigio como este y con que ha estudiado mucho, aunque hay que decir a su favor que le pasaba los apuntes a su madre».
Pero, si tiene que elegir, Agustín se queda con que Fátima obtenga la mejor puntuación de las dos. Amor de padre. «Al fin y al cabo», apuntaba, «ella se juega su futuro y su madre y yo ya tenemos más o menos la vida hecha».
Sea como sea, «la suerte ya está echada», resumía Gloria Casas. «Y la sensación que queda es la de haber llegado a la meta y la de haber hecho algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo». Echada para ella s y para otros 25.179 licenciados y diplomados que se presentaban a la prueba en el resto del país, un 21% más que el año pasado.
La buena noticia es que, en esta edición, son más las vacantes que se repartirán entre quienes quieren ser médicos especialistas: un 2,5% más que el año pasado (7.847 plazas en total). La mala, que aumenta la competencia de otros países: el 45,8% de los licenciados en Medicina que realizaron ayer el examen en España eran aspirantes llegados de fuera.
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