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La demora para pruebas hemodinámicas disminuye…

La demora para pruebas hemodinámicas disminuye…

La espera para someterse a una prueba coronaria en el HUCA baja a un mes

Los pacientes aguardan 27 días para un test diagnóstico y 37 para un cateterismo terapéutico

02.11.10 - L. FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.

El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha aligerado sus tiempos de espera para las pruebas de corazón más complejas. Actualmente, los pacientes que tienen que someterse a test coronario, bien diagnóstico o terapéutico, aguardan una media de un mes. Según datos facilitados por el complejo hospitalario a EL COMERCIO, la demora para un diagnóstico coronario está en 27 días y en 37 para un cateterismo terapéutico, también conocido como angioplastia.

Estas demoras son las más bajas que el servicio de Cardiología y Hemodinámica del HUCA ha exhibido en los últimos veinte años. Así lo resalta el director médico del Central, César Morís. La mejora en los tiempos de atención coronaria se ha alcanzado principalmente a lo largo de este año, cuando se pasó de una demora máxima que en febrero pasado llegaba a 210 días a la actual de cuatro semanas.

Esta importante reducción se logró, explica Morís, incrementando la actividad de las dos salas de hemodinámica que funcionan en el HUCA. Ambos dispositivos son los únicos en la sanidad pública asturiana en los que se pueden llevar a cabo pruebas de corazón altamente complejas (cateterismo, angioplastias y colocación de stent). Pero esta situación se verá modificada a partir de enero próximo, cuando el Hospital de Cabueñes abra la nueva unidad de hemodinámica que atenderá a pacientes adscritos a las áreas de Gijón, Arriondas y Langreo. Ante el aumento de las demoras coronarias, el HUCA puso a funcionar por la tarde (dos días a la semana) las dos salas de hemodinámica disponibles. Eso hizo posible acotar las esperas que en cardiología solían ser casi siempre algo elevadas.

La gráfica del Central muestra que el peor tiempo de demora registrado en los dos últimos años para procedimientos hemodinámicos en Asturias se dio a principios de 2009, cuando un paciente llegó a acumular 251 días de espera. No obstante, Morís aclara que en algunas ocasiones el enfermo precisa algún tipo de prueba especial, lo que obliga a retrasar o postergar la angioplastia. De ahí que a veces la demora que aparece en los datos estadísticos de Sanidad no se ajuste a la situación real.

Las últimas cifras de lista de espera, las correspondientes a septiembre, indican que son 57 las personas que están pendientes de una prueba coronaria diagnóstica en Asturias. Otras 18 aguardan a ser llamadas para someterse a un cateterismo terapéutico.

Al igual que ocurre con los tiempos de demora, también ha bajado el volumen de pacientes coronarios en espera. A principios de año había 225 personas aguardando por un diagnóstico (casi cinco veces más que ahora). Hace un año la lista era aún más abultada: 293 pacientes.

César Morís, cardiólogo y anterior jefe del Área del Corazón del HUCA, asegura que «los actuales tiempos para pruebas diagnósticas y terapéuticas son bastante buenos. Cuatro semanas de media, está muy bien», dice. Este especialista apunta que las demoras de 27 y 37 días corresponden a pacientes no urgentes. «Las urgencias coronarias se atienden todas como tales, sin esperar ni un minuto», abunda.

Fármaco frente a angioplastia

Donde no queda muy bien situada la sanidad asturiana es en el tiempo al que se debe enfrentar un enfermo del corazón que tiene que pasar por el quirófano. Para los casos no urgentes, la demora está en 100 días. César Morís reconoce que son esperas algo prolongadas, pero adelanta que el objetivo del HUCA «es acercarnos a los 60 días», que era el compromiso que habían adquirido hace una década los diferentes servicios de salud del país.

En otro orden de cosas, el director médico del HUCA también se refirió al estudio de la Sección de Hemodinámica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que situaba a Asturias en el furgón de cola del país en tratamientos y pruebas cardiológicas. «No es que hagamos pocas angioplastias primarias en pacientes infartados, sino que en Asturias los infartos se abordan de otra manera». Morís explica que los infartos se pueden tratar de dos modos: desde la perspectiva farmacológica o mediante angioplastias (prueba que se utiliza para desobstruir arterias). En Asturias, el protocolo del Servicio de Salud (Sespa) indica que los infartos deben ser abordados mediante fibrinolisis, una inyección que se da por vía endovenosa y que disuelve el coágulo del corazón.

En todo caso, lo importante y prioritario, indica este cardiólogo, «es abordar al paciente infartado en el menor tiempo posible». Y es que cuanto más tiempo pasa tras un ataque al corazón, más daño irreversible se producirá sobre el músculo coronario. La Sociedad Europea de Cardiología se inclina más por las angioplastias que por el tratamiento farmacológico. «Pero es que en Europa la cifra de infartos es mucho más alta que en España», precisa este facultativo.

El informe al que se refiere Morís y que fue adelantado por este periódico, señala que Asturias figura en el último puesto en realización de cateterismos primarios en enfermos con infarto agudo de miocardio. Según la SEC, el Principado realizó en 2009 un total de 104 cateterismos por millón de habitantes frente a los 448 de Navarra.

Abundando en este documento, el director médico del HUCA destaca que Asturias se ubica en el puesto medio en la realización de coronariografías (pruebas que sirven tanto para diagnosticar como para tratar una dolencia cardiológica). Aquí el Principado ocupa el séptimo puesto, con 2.767 pruebas por millón de habitantes. El ránking autonómico lo encabeza Galicia, con 3.240 procedimientos.

«Ahora operamos a pacientes mayores que antes eran descartados», dice César Morís

02.11.10 - L. F. | GIJÓN, en El Comercio.

La demanda coronaria ha crecido mucho en los últimos años. Cada vez son más los enfermos que requieren atención por presentar un corazón dañado. Sobre todo, entre las personas de más edad. Anualmente, el HUCA practica del orden de las 700 operaciones coronarias. Hace cinco años el número no llegaba a 500.

El envejecimiento de la población se deja notar ya en los quirófanos de cardiología. César Morís lo explica muy bien: «Ahora operamos a pacientes que antes eran descartados». El director médico del complejo hospitalario recuerda que hace algunos unos años, no demasiados, era impensable intervenir a una persona de más de 80 años del corazón. «Ahora, no». De hecho, este experto asegura que recientemente «hemos colocado una válvula percutánea a un paciente de 89 años».

Lo que apunta Morís no es algo exclusivo de la cardiología. En otras especialidades es cada vez más habitual intervenir a personas que han superado los 80 o los 90 años. El récord, de momento, lo ostenta el servicio de Traumatología del Hospital Central de Asturias que dirige el doctor Alejandro Braña, que implantó una cadera a una mujer de 103 años. La edad ya no es una contraindicación médica. De ahí, que la demanda crezca año tras año.

El aumento de las cirugías y, por ende, de las demoras en sanidad -hechos que el Servicio de Salud del Principado relaciona con el envejecimiento- preocupa desde hace tiempo a las autoridades sanitarias de la región.

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