Con dedicación exclusiva eso sin ningún género de duda.
Jefes sanitarios: digitales o por talento
La selección de los directores de las áreas de gestión del Hospital Central genera discrepancias entre Abascal y Ortega, candidatos a nefro-urología
Foto: Ramón Abascal (izda) y Francisco Ortega (dcha).
Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España
Si la selección de cualquier jefe de cualquier ámbito profesional suscita debates, en el sector sanitario -sensible como pocos- la controversia puede alcanzar niveles estratosféricos. ¿Qué cualidades debe reunir el responsable de un servicio o de un área? ¿Es mejor jefe quien tiene un mejor currículum clínico? ¿Es preferible el concurso-oposición o tiene más ventajas la libre designación? ¿Qué papel desempeña la capacidad de liderazgo?
La cobertura, por el procedimiento de libre designación, de los puestos de director de las ocho unidades y áreas de gestión clínica del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha generado una notable polémica que incluso ha llegado a los tribunales a instancia del Colegio de Médicos de Asturias. Esta demanda obligó a repetir la convocatoria, si bien todo apunta a que este contratiempo no introducirá cambios en el elenco de jefes seleccionados inicialmente.
En una de las convocatorias efectuadas, la del área de nefro-urología, el debate ha alcanzado una singular intensidad plasmada en la pugna por la plaza entre un nefrólogo, Francisco Ortega, y un urólogo, Ramón Abascal, dos médicos muy conocidos y de larga trayectoria profesional. El primero de ellos, ganador de la plaza, estima que el procedimiento de selección, «sin ser perfecto, se ajusta a la legalidad y a las necesidades del sistema sanitario». Entre tanto, el doctor Abascal sostiene irónicamente que el método empleado «es idóneo si lo que se quiere es un comisario político».
La discusión arrancó cuando la Consejería de Salud del Principado hizo pública la regulación de las unidades y áreas de gestión clínica, estructuras sobre las que pivota la nueva organización sanitaria auspiciada por el Gobierno regional. Un modelo que suele implicar la agrupación de servicios y que busca implicar más a fondo a los profesionales sanitarios en los modos de programar y ejecutar su trabajo cotidiano.
La Consejería decidió que los directores de estas unidades de gestión serían designados «mediante el procedimiento de libre designación». Eso sí, «tras convocatoria pública en la cual se especificará tanto el perfil del puesto como las competencias y habilidades requeridas». Y de inmediato se levantaron una serie de críticas, encabezadas por la presidenta del Colegio de Médicos, Carmen Rodríguez, quien sostiene que en las áreas de gestión clínica «la Administración Quirós encontró un tobogán rápido para nombrar digitalmente y dejar "colocados" (...) a sus clientes y amigos».
Desde el Servicio de Salud del Principado (Sespa), se argumenta que el procedimiento de selección aplicado a las áreas de gestión clínica no es un invento del Gobierno asturiano, sino que ya venía recogido en una norma de ámbito estatal, el real decreto 1/1999. En su disposición adicional decimocuarta, establece que las jefaturas de servicio y de sección de carácter asistencial del Insalud «se proveerán mediante convocatoria pública» y «mediante un proceso de selección basado en la evaluación del currículum profesional de los aspirantes y en un proyecto técnico relacionado con la gestión de la unidad asistencial».
Un dato adicional relevante: los aspirantes seleccionados «obtendrán un nombramiento temporal para el puesto de cuatro años de duración, al término de los cuales serán evaluados a efectos de su continuidad en el mismo». O sea, que los citados nombramientos no permiten -al menos sobre el papel- perpetuarse en los cargos.
¿Por qué la libre designación? El Sespa argumentaba en una resolución del año pasado que lo que la sanidad pública precisa es «personal implicado en la gestión, con capacidad de liderazgo y que sepa adaptar el funcionamiento de servicio a las nuevas necesidades». La Administración sanitaria agrega que para incorporar a este tipo de profesionales el procedimiento más adecuado es la libre designación, un sistema que se justifica por la necesidad de «una especial dedicación, capacidad de liderazgo y alineación con la planificación estratégica de la organización y, en consecuencia, un nivel elevado de confianza por parte de los órganos directivos».
En la convocatoria de la dirección del área de nefro-urología del Hospital Central de Asturias, los citados principios filosóficos se plasman en la definición del perfil requerido: un profesional «con acreditada experiencia profesional (...), con formación y experiencia en gestión clínica, con capacidad de liderazgo, y con voluntad y compromiso en la implantación, desarrollo y consolidación del modelo de gestión clínica». Idéntico perfil se demanda para las jefaturas de las restantes áreas.
En el caso de la de nefro-urología del HUCA, quedan agrupados los preexistentes servicios de nefrología, urología y metabolismo óseo. Ramón Abascal es el jefe del servicio de urología y para nada comparte la filosofía de lo que denomina «el dedo de la política». Por eso -relata- optó por concurrir a la plaza, aún no estando dispuesto a asumir el requisito de la dedicación exclusiva. «Tuve que presentarme a lo que era una pseudoconvocatoria, porque la plaza ya estaba dada, para luego poder reclamar, con el apoyo del Colegio de Médicos», explica.
El doctor Abascal enfatiza un interrogante: «¿Es que las áreas de gestión clínica constituyen la principal prioridad de la sanidad asturiana, o es que, como se hicieron pocas cosas, se quiere presentar algo al público?». A su juicio, la urología y la nefrología son especialidades inmiscibles, «como el agua y el aceite», aparte de que «no se ha contado con los urólogos para nada, y de hecho todos los urólogos del HUCA estamos en contra». Abascal aboga por un sistema de concurso-oposición, ya que «lo que requiere el sistema sanitario es profesionales preparados y estimulados, a los que se escucha, que se sientan en su salsa organizando y haciendo las cosas».
Muy distinta es la versión de Francisco Ortega, responsable del Insalud de Asturias en los años ochenta del siglo pasado y en los últimos tiempos coordinador del área de nefrología y metabolismo óseo del Hospital Central. «No quiero polemizar porque siento respeto por el doctor Abascal», explica Ortega, quien añade que «las áreas de gestión son una de las novedades más importantes de los últimos años». El nefrólogo no considera «perfecto» el sistema aplicado, pero argumenta que sirvió «para poner sobre la mesa y comparar el currículum y el proyecto de gestión de los dos candidatos». El doctor Ortega subraya que la calidad de un médico «también se mide en publicaciones, y yo pude acreditar unas 250, un tercio de ellas en revistas de alto impacto». Y apostilla que, «desde luego, a mi edad lo último que necesito es que nadie me busque un puesto».
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