Entrevista a Julio Bobes
Próximo jefe de servicio del HUCA
«Vamos a un modelo europeo de psiquiatría y dejamos atrás otro de inspiración cubana»
«En Asturias llevamos años haciendo cosas muy discutibles; pero como es lo que se hizo siempre, parecía que era la única forma posible de hacerlo»
PABLO ÁLVAREZ, Oviedo, en La Nueva España
Julio Bobes García (Oviedo, 1952) es catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, un título que lleva aparejada la condición de jefe de servicio del área sanitaria de Oviedo. Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, próximamente se hará cargo de la jefatura del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Además, una discípula suya, Pilar Saiz, acaba de ser situada al frente de la Unidad de Coordinación de Salud Mental del Servicio de Salud del Principado (Sespa). En la entrevista que sigue, el doctor Bobes da por finiquitado el actual modelo de atención psiquiátrica de Asturias, uno de los logros sanitarios más apreciados por los sucesivos gobiernos socialistas y objeto, años atrás, de numerosas controversias entre partidarios y detractores. Según sus propias palabras, se trata de dejar atrás un modelo «cubano» y de ir a un modelo «europeo».
-¿Qué cambios necesita la asistencia psiquiátrica en Asturias?
-Vamos a un ajuste del modelo. Vamos a un modelo europeo de validación internacional en línea con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Conferencia Interministerial de Salud Mental de Helsinki, celebrada en enero de 2005, de la que salió un decálogo que inspira toda la política europea de salud mental.
-¿Hablamos del fin de una era en materia de psiquiatría?
-Se trata de ir a un modelo homologado en Europa, y de dejar atrás lo que teníamos, que era más bien de inspiración cubana, muy general y muy poco especializado. La política de salud mental que se ha hecho en Asturias en las últimas décadas no concuerda con lo que se hace en Europa, corresponde más bien a otras latitudes; para nada corresponde a lo que hay que esperar de un país como España.
-A usted nunca le gustó lo que se hacía en Asturias.
-El modelo de gestión clínica que había casi daba pena. No se adecuaba a las directrices, programas o protocolos que están vigentes en Europa. Llevamos años haciendo cosas muy discutibles, por no decir otra cosa. Pero como es lo que se ha hecho siempre, tal parecía que era la única manera posible de hacerlo.
-¿Cuáles son las prioridades?
-Hay que poner en marcha una nueva filosofía asistencial, docente y de investigación. Lo que hay ni siquiera se ajusta a las normas que emanan de los ministerios de Educación y de Sanidad.
-Sus últimas polémicas han tenido como objeto los efectos del consumo de alcohol en los jóvenes.
-Para los tratamientos del alcohol y de las drogas, la idea es integración. No tiene ningún sentido que en Asturias tengamos, por un lado, un plan de salud mental, y por otro un plan de drogas. Las adicciones son un epígrafe más de la salud mental. Separar una cosa de otra significa estigmatizar a los enfermos de adicciones. Hay que incluir las adicciones en los planes de salud mental; hay que normalizar el abordaje de las adicciones, idénticamente igual que se hace con la depresión o la anorexia o cualquier otra patología.
-Usted polemizó con el anterior consejero de Salud, Ramón Quirós, sobre la necesidad de elevar de 16 a 18 años la edad mínima para comprar alcohol.
-Elevar a 18 años la edad mínima para vender alcohol es una cosa en la que estamos todos de acuerdo. El único que no lo estaba era el anterior consejero, que se empecinó en defender lo contrario, cuando realmente no era una cosa de él, sino que la había heredado. Los ayuntamientos también están de acuerdo, y esto es importante, porque ese nuevo modelo del que he hablado implica que en el abordaje de las adicciones han de intervenir todas las administraciones, también los ayuntamientos.
-¿Ese cambio legal será una prioridad?
-Hay unanimidad, pero no sé si el cambio legal se hará más pronto o más tarde.
-¿Qué planes tiene para el servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)?
-Estoy a la espera de que me digan lo que tengo que hacer. Yo realmente ya soy jefe de servicio del área sanitaria de Oviedo desde hace 11 años, desde el mismo momento en que obtuve la cátedra universitaria -como todos los catedráticos-, pero en su día me enviaron al centro de salud de Teatinos. El servicio de psiquiatría del HUCA tiene que incorporarse a esos estándares europeos de los que antes hablaba, porque lo que se hace actualmente no está precisamente muy bien considerado.
-¿Áreas de mejora?
-Por ejemplo, estamos en un hospital universitario y la producción de investigación se aproxima a cero. Eso es incomprensible. Se necesita un impulso de la actividad asistencial, docente e investigadora. Con la plantilla que hay ahora, de tres psiquiatras interinos, no se podía hacer mucho. Bastante hacen con sacar adelante lo imprescindible de cada día. Hay que aplicar criterios de gestión clínica, y situarnos al nivel de los grandes hospitales españoles. Habrá que incorporar buenos profesionales, formar gente competente, enriquecer el perfil profesional del personal del servicio...
-¿Necesita la salud mental de Asturias nuevos instrumentos asistenciales?
-Sin duda. Necesitamos más centros de hospitalización parcial para enfermos mentales graves, más programas y más diversificados de atención a las adicciones -alcohol, heroína, etcétera- y programas y protocolos específicos para diferentes trastornos mentales que todavía no disponen de ellos.
-¿Por ejemplo?
-Trastornos bipolares, trastornos psicóticos, programas de prevención del suicidio...
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