La mayoría de las farmacéuticas ha decidido bajar el precio de gran parte de sus fármacos para igualarlos con los genéricos
A una semana de la entrada en vigor de la nueva Ley…
Cofas cifra en 32 millones de euros el ahorro del nuevo plan farmacéutico
Los laboratorios bajan el precio de sus medicinas para igualarlas con los genéricos y entrar así en la prescripción por principio activo del ministerio
24.10.11 - LAURA FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.
Hasta 32 millones de euros. Este es el margen de ahorro anual que, según la cooperativa farmacéutica Cofas, podría dejar en Asturias la nueva prescripción de medicinas que el Ministerio de Sanidad implantará a partir del próximo 1 de noviembre. La intención del Gobierno central es que los facultativos receten por el nombre del principio activo del medicamento y no por su marca comercial, como se hace actualmente en la mayor parte del país. Este cambio en la prescripción permitirá que una vez que el paciente vaya con la receta a la farmacia, allí le dispensen el fármaco más barato.
El plan busca adelgazar la factura farmacéutica, que en Asturias cerró el pasado año en 343 millones de euros. El ministerio calcula que la prescripción por principio activo reportará un ahorro de 2.000 millones de euros anuales en el conjunto de España. La Consejería de Sanidad del Principado, que ve un exceso de optimismo en la estimación ministerial, no ha hecho aún sus cuentas. A falta de cifras oficiales, la Cooperativa Farmacéutica Asturiana (Cofas) avanza que la nueva modalidad de recetas «generará en el Principado un ahorro cercano al 9%». En euros, unos 32 millones de euros anuales, precisó el presidente de Cofas, Pablo Ramos.
Prescribir las medicinas por el nombre de su molécula y no por la marca del laboratorio es una medida que el departamento de Leire Pajín ha decidido regular por decreto. Se trata, por tanto, de una ley. El pasado mes de agosto, las comunidades autónomas reunidas en el Consejo Interterritorial de Salud dieron el visto bueno a esta iniciativa. «Algunas manifestaron dudas, pero ninguna lo rechazó de manera frontal», señalaron fuentes del ministerio.
La medida no cuenta con el apoyo de los médicos. Tampoco de los pacientes, que recelan del cambio. Así lo han hecho saber, al menos en Asturias, el Colegio de Médicos y la Asociación de Usuarios de la Sanidad. Conocedor de este rechazo, el Ministerio de Sanidad ha querido recordar a los facultativos que desde el día 1 de noviembre estarán obligados a recetar por principio activo. No se trata, por tanto, de algo voluntario. «Quienes no lo hagan estarán incumpliendo una ley», abundaron las mismas fuentes de Sanidad.
El Colegio de facultativos de Asturias y el Sindicato Médico (Simpa) consideran que la nueva prescripción se entromete, y mucho, en su trabajo profesional. «Nadie nos puede decir qué recetar y qué no», indicó Carmen Rodríguez, presidenta del colegio de facultativos. El caso es que el 1 de noviembre está a la vuelta de la esquina y los médicos no saben a qué atenerse.
Un decreto con lagunas
El decreto del ministerio que regula la prescripción por principio activo presenta lagunas. La normativa deja abierta la puerta a excepcionalidades, de manera que el médico que no quiera cambiar la prescripción farmacéutica de un enfermo pueda hacerlo. El problema es que el desarrollo de esa excepcionalidad aún no ha sido confeccionado y los facultativos desconocen cuáles son los mecanismos para mantener la medicación original cuando lo estimen necesario.
En medio de este batiburrillo, y del silencio de las consejerías de Sanidad, incluida la asturiana, los laboratorios ya se han adelantado a la Administración. La mayoría de las farmacéuticas ha decidido bajar el precio de gran parte de sus fármacos para igualarlos con los genéricos. De esta forma, las medicinas de marca comercial podrán competir en igualdad de condiciones con los fármacos más baratos a partir del próximo 1 de noviembre, cuando entre en vigor la prescripción por principio activo. La batalla del precio -que hasta ahora ganaban los genéricos debido a que tradicionalmente presentaban un coste menor debido a que son productos cuya patente ha caducado- ya no será un problema para los laboratorios.
15% más de descuento
Un claro ejemplo es lo que ha ocurrido con la gama de omeprazol, un protector gástrico que está entre los fármacos más recetados del país. En las últimas semanas, y ante los inminentes cambios en la prescripción, los laboratorios han fijado su coste en 2,50 euros, el mismo que hasta el momento mantenían los omeprazoles genéricos.
A la prescripción por principio activo se unirá también el descuento del 15% que practicaran las administraciones en las medicinas que lleven más de diez años en el mercado y que no tengan un genérico disponible. Ambas medidas podrían elevar el porcentaje de ahorro en Asturias hasta el 12%.
¿De qué color será mi pastilla?
24.10.11 - L. FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.
El nombre de pila de los medicamentos ya no será el de su marca comercial. Se acabó aquello de llamarlos por la designación que hasta ahora empleaban los laboratorios y con los cuales ilustraban las cajas. Ni Clamoxyl, ni Trankimazín, ni Losec, ni Zarator. A partir de noviembre hablaremos de amoxicilina, alprazolam, omeprazol o atorvastatina. Estos serán los nombres que desde noviembre comenzaremos a ver en las recetas que emitan los médicos de los hospitales y de los centros de salud. Aunque difíciles de pronunciar, nos tendremos que familiarizar con ellos.
Hay algunos medicamentos que por motivos que se desconocen ya han hecho este camino. El más conocido: la aspirina y su ácido acetilsalicílico. También el ibuprofeno, una gama de antiinflamatorios en la que el principio activo, el ibuprofeno sin ir más lejos, es más popular que la marca. El principal problema de la prescripción por principio activo es que muchos pacientes, sobre todo, los mayores, están acostumbrados a identificar sus fármacos por el color o por la forma. Un importante sector de la sociedad no emplea ni tan siquiera el nombre comercial, sino si la pastilla es rosa, amarilla, verde, alargada o redonda. No se trata de un asunto baladí, en un país como España donde el principio activo apenas tiene presencia. Salvo en Andalucía, donde la prescripción alcanza el 90%, en el resto del país las recetas se prescriben por la marca comercial. En Asturias, apenas un 3% de las prescripciones se hacen por la molécula del medicamento. Los médicos, temerosos por la pérdida de poder que les reporta la medida, han advertido de que los cambios originarán «confusión y falta de adherencia en los tratamientos farmacológicos».
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