Ciertamente yo también te quiero dentro
«El 15-M es el mayor servicio a la regeneración política hecho en este país»
«Los recortes provocan más sufrimiento social, la sensación de que incluso con la crisis unos ganan y otros pierden»
Foto: Gaspar Llamazares en la Plaza de la Catedral de Oviedo. Candidato de IU de Asturias al Congreso.
Oviedo, Pablo GALLEGO, en La Nueva España
En Asturias Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) podría ser considerado un famoso. Sus años como coordinador general de Izquierda Unida, puesto que abandonó por decisión propia hace algo más de tres años, y, sobre todo, sus últimas intervenciones en el Congreso, contrarias a la reforma de la Constitución española sin una gran consulta ciudadana, le han convertido en una especie de referente ciudadano. Dice que lo nota en la playa, cuando la gente se le acerca para hablarle. También por las palmadas que recibe en la espalda, que si fuesen votos harían que IU tuviese «más de veinte diputados», sentencia.
Su imagen, sentado a las puertas del Congreso en protesta por el acuerdo que permitió la reforma del texto constitucional, demostró «que es posible romper lo políticamente correcto sin situarse en la barricada, ser rebelde con causa», explica. La suya, ahora como cabeza de lista por Asturias para la próxima cita con las urnas, es buscar «una salida justa de la crisis, que la gente vea una luz al final del túnel, que es posible mantener la dignidad en momentos dramáticos».
Ayer, justo antes de entrar en la sede del partido, junto a la Catedral de Oviedo, dos jóvenes le abordaron, como a un famoso. «Somos del PP, pero queremos hacernos una foto contigo», dijeron. Él se la hizo.
–Sin ser apocalípticos, ¿la democracia está en peligro?
–Parece que sí. Vivimos un momento crítico para la gente, porque la crisis económica está provocando efectos dramáticos en las condiciones de vida de los ciudadanos, y crítico para la democracia. Los mercados, los tres o cuatro poderosos que atesoran el 20 o el 30 por ciento de la riqueza mundial, ya no quieren intermediarios, sino ser ellos mismos quienes controlen los gobiernos. Lo estamos viendo en Grecia y en Italia.
–¿Europa se desangra?
–Europa está herida de muerte. Nació como un proyecto de mercado, pero cada vez tenemos más economía especulativa, y los derechos y las libertades se han puesto en cuestión. Europa tiene una cotización bajísima.
–¿Los mercados darán tregua a España después del 20-N?
–Para nada, aunque el Partido Popular predique una especie de santo advenimiento, el «milagro popular», con una política económica «como Dios manda» una vez se produzcan las elecciones. Los mercados ya han evaluado el adelanto electoral y su resultado. El argumento del Partido Popular de que el cambio va a hacer que las cosas se arreglen es falso, publicidad engañosa, como tantas otras cosas.
–¿Recortar es la solución?
–La política de ajustes y recortes ha demostrado ya que es un fiasco que nos lleva a la recesión económica que estamos viviendo. Aumenta el desempleo y nos conduce a una situación en la que los recortes provocan más sufrimiento social, a la sensación de que incluso en la crisis unos ganan y otros pierden. La banca gana, mientras los ciudadanos, a los que sólo se les proponen sacrificios, pierden.
–¿Cuál es su alternativa?
–Proponemos una salida justa de la crisis, juntos, más por el lado de los ingresos que por el recorte en los gastos. Que el objetivo no sea cuadrar las cuentas, sino el empleo, y mantener la cohesión social.
–A través de...
–Por ejemplo, mediante una política de lucha contra el fraude y la evasión fiscal, con un sistema de impuestos que no sea como un queso de Gruyère en el que los poderosos hacen ingeniería financiera para buscar un agujero por el que escaquearse de pagar. Así tendríamos el poderío económico suficiente para abordar el problema del empleo y dar un impulso público a la economía, como hizo Roosevelt.
–Dicen que tenemos que ahorrar y ser austeros.
–En lugar de utilizar el término «austeridad» utilizaría «racionalidad». Hay márgenes de eficiencia y de eficacia en los servicios públicos, podemos hacerlo mejor. Si la prioridad es el empleo, hay cosas de las que los políticos podemos prescindir, tanto desde el punto de vista institucional como de las condiciones económicas. También rendir cuentas ante la ciudadanía. Aprovechando que estamos en crisis, aprendamos buenas prácticas.
–Las encuestas dan a Rajoy una mayoría absoluta holgada. ¿Qué implicaciones puede tener?
–Las encuestas muestran bastante bien la realidad política. De una parte, constatan el fracaso del Partido Socialista, que ha defraudado a sus electores haciendo una política conservadora, eludiendo los compromisos de solidaridad y cambio del modelo productivo. Por otra, la alternancia, el apoyo al PP, que es más por incomparecencia del contrario que porque el Partido Popular represente realmente una alternativa. Los dos están pillados y son impotentes ante la crisis. Y si el PP gana, tocará la misma política de recortes, sólo que más fuerte. Aun así, los ciudadanos todavía no han votado. No son los culpables de la crisis, pero sí tienen la responsabilidad de marcarnos la salida.
–Los sondeos también vaticinan que, de su mano, IU recuperará en Asturias el escaño perdido en 2004. ¿Le preocupa?
–Todo apunta a que será así y para nosotros es muy importante. Recuperar ese diputado y tener grupo parlamentario propio es fundamental. No solamente nos permite defender una salida justa y social a la crisis, sino también defender Asturias y sus prioridades. Aspiro a mejorar los resultados y convertir a IU en la tercera fuerza política en la región. Eso también aclarará la situación política en Asturias.
–¿De qué forma?
–Después de la borrachera del resultado electoral, el Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos necesita una cura de humildad. La solución de Asturias no puede ser la de Sergio Marqués, que las dos fuerzas políticas mayoritarias dejen que el Ejecutivo se pudra. El Gobierno tiene una responsabilidad, pero el PSOE y el PP, también. Nosotros hemos demostrado que sabemos asumir nuestra responsabilidad.
–¿Sigue en pie su idea de consensuar uno o dos temas con el resto de diputados asturianos en el Congreso, independientemente de su filiación política?
–Ante la evidencia de que la representación de Asturias es plural, lo que cabe es combinar la representación de cada partido con los compromisos con Asturias. Hay un programa básico que compartimos todas las fuerzas políticas asturianas, y que deberíamos ser capaces de defender y representar en el Congreso de los Diputados, a través de un intergrupo parlamentario asturiano, para tener más fuerza.
–¿Sobre qué asuntos?
–Uno muy importante sería el actual destierro de los jóvenes titulados asturianos. También la política industrial, la defensa de uno de los mejores modelos sociales de España, y alguna infraestructura estratégica que permita mejorar la conexión económica y social y ayudar a superar el aislamiento. Por ejemplo, la variante de Pajares.
–¿Cree que realmente será posible, como ustedes proponen, iniciar en el Congreso una investigación que determine quiénes son los responsables de la crisis?
–Hemos hecho comisiones de investigación por cosas mucho menores, como Gescartera, que luego se han diluido como un azucarillo. Casi diría que esa comisión no solamente debería determinar quiénes han sido los causantes de la crisis, sino también quiénes, desde las administraciones públicas, han sido cómplices y culpables. Igual que no veo probable un juicio sumarísimo, averiguar las causas de la crisis y depurar responsabilidades políticas me parece algo muy sano para la democracia. No podemos salir de la crisis y acabar aplicando las mismas políticas que nos lleven a otra.
–¿Qué pasa con la corrupción?
–A veces decimos que es algo minoritario, pero marca muy desfavorablemente nuestra democracia. Tiene que haber mayores penas, y que los partidos políticos asuman toda la responsabilidad de sus cargos públicos. Si supiéramos que la sentencia y la responsabilidad económica se nos van a caer encima empezaríamos a ponernos las pilas cuando un cargo público que está imputado quiere ir en nuestra lista.
–¿Y el movimiento del 15-M?
–El 15-M, el movimiento de los «indignados», es lo más importante que ha ocurrido en España, y probablemente en el mundo, desde el movimiento antiglobalización. Es el que mayor servicio ha hecho a la regeneración política en este país. Las calles eran únicamente para comprar y ahora son también para debatir. La crítica regenera la acción política y resalta la necesidad de que los políticos no sean intermediarios de los mercados, sino representantes ciudadanos.
–En uno de sus últimos discursos, Cascos alabó la coherencia demostrada por Izquierda Unida. ¿Tiene algo que responderle?
–Se agradece, pero yo no diría lo mismo de Álvarez-Cascos. No creo que la salida a la crisis sea el populismo, ni gobiernos con toques autoritarios, como si el diálogo, el consenso y la configuración de mayorías sociales fuesen una debilidad. La fortaleza de un país es su capacidad para llegar a acuerdos.
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