Al hilo de la nueva situación en la relación PP-FORO en Asturias y los recortes del gobierno central
AL GRANO, por JUAN NEIRA
Madrid, Asturias y Gijón
El presupuesto asturiano depende del diálogo entre Foro y PP en la Junta, y de la sintonía entre el Principado y el Gobierno central
Foto: Ovidio Sánchez conversa con Mercedes Fernández, con Goñi a su derecha, antes del comienzo del comité ejecutivo del PP asturiano, celebrado el pasado viernes.
02.01.12 – El Comercio.
EL comité ejecutivo regional del PP dio un giro inesperado a la línea que seguía el partido al proponer el acuerdo presupuestario con el Gobierno de Álvarez-Cascos. Desde el inicio de la legislatura, el PP ejercía la oposición de forma coordinada con los socialistas sumando una mayoría de 25 escaños que limitaba extraordinariamente la capacidad de disposición del Principado. Juntos, PSOE y PP, tomaron el control de la mesa de la Cámara y aprobaron resoluciones para sustraer competencias al Ejecutivo, al poner el sector público empresarial en manos del Parlamento. El daño hecho al Gobierno regional es incuestionable, aunque no sirvió para plantear una alternativa de gobierno, ya que ambos partidos no están en condiciones de aparecer ante la opinión pública formando coalición de gobierno. Todas las ventajas que tiene sumar escaños desde la oposición desaparecen cuando hay que dar la cara repartiéndose las consejerías.
El cambio de estrategia lo expuso Ovidio Sánchez ante el comité ejecutivo, en pocas palabras, con el estilo inconfundible del que traslada una orden recibida. Cambiar la alianza con el PSOE por el acuerdo con Cascos es la consecuencia de pasar de tomar las decisiones en la sede de la ovetense calle Manuel de Pedregal, a hacerlo desde la madrileña calle de Génova. Rajoy no quiere «entrar en los líos del PP asturiano», pero tampoco le gusta que una organización regional de su partido esté aliada con los socialistas.
Nueva doctrina
En consecuencia con la orden recibida, Ovidio Sánchez dio libertad a los grupos municipales del PP para apoyar o rechazar los presupuestos de sus ayuntamientos. Unos días antes había advertido a Pilar Fernández Pardo que no podía apoyar los presupuestos del Ayuntamiento de Gijón sin contar con el visto bueno de la dirección regional. Esta prerrogativa de la dirección del PP asturiano es insólita, porque una cosa es dictar una regla general sobre la investidura de los alcaldes y otra inmiscuirse en la aprobación de las cuentas concretas de los consistorios. Además, se trata de una disposición que conoce significativas excepciones, porque los mismos días que advertía Ovidio Sánchez a Fernández Pardo de la imposibilidad de pactar por su cuenta con Foro, Gabino de Lorenzo llegaba a un acuerdo con el PSOE. En el Ayuntamiento de Oviedo, total autonomía para establecer acuerdos de presupuestos, pero en el Ayuntamiento de Gijón, el PP depende del visto bueno de los altos burócratas del partido.
Hasta tal punto es así que Fernández Pardo negoció y cerró un acuerdo presupuestario con los concejales de Foro, a primeros de diciembre, pero no pudo hacerlo público ni quiso confirmarlo para evitar la toma de medidas disciplinarias por la dirección regional. Sin embargo, cuando el comité ejecutivo regional del PP dio vía libre a los grupos municipales para pactar lo que consideren oportuno, Fernández Pardo quiso precipitadamente hacer una presentación pública de los presupuestos con Foro para dar a conocer a los gijoneses lo que hace un mes ya estaba cerrado.
El cambio anunciado por Ovidio Sánchez está envuelto en demasiados interrogantes para darlo por definitivo. Una cosa son las grandes decisiones estratégicas y otra muy distinta el día a día de las instituciones. El primer test sobre la teórica convergencia entre Foro y PP será la discusión de los presupuestos del Principado. El proyecto de cuentas regionales registrado en la Cámara está diseñado para el pacto. Los grupos de izquierda van a discrepar por puro prejuicio ideológico, porque el crecimiento de las partidas sociales (Sanidad, Educación y Servicios Sociales) constituye el numen de su discurso, lo que según ellos los diferencia de la alternativa conservadora-liberal a la salida de la crisis.
Ingresos y gastos
El PP ha puesto reparos a la previsión de ingresos contenida en el documento enviado por el Gobierno regional a la Cámara. Vamos a ser claros: no conozco ningún proyecto presupuestario que fuera rechazado por la previsión de ingresos. En esto se produce una contradicción en todos los parlamentos, porque la recaudación tributaria y el cálculo sobre la deuda constituyen los cimientos de las cuentas, pero el debate político siempre se realiza sobre las partidas de gasto. Puede parecer anómalo, pero es así, al igual que hay un debate con mayúsculas sobre la aprobación de los presupuestos, pero no sobre la ejecución de los mismos. Es más, este año, con los cambios fiscales introducidos por el Gobierno de Rajoy, todos los cálculos sobre ingresos saltan por los aires, y lo mismo ocurrirá con las previsiones de gasto, cuando la presentación de los Presupuestos Generales del Estado incluya un ajuste en las regiones de 10.000 millones de euros. Dicho de una forma resumida: la aprobación de los presupuestos en las comunidades autónomas para 2012, es más una apuesta política y estratégica que una identificación con las partidas concretas. En tiempo de crisis agudas, y esta lo es en grado máximo, los partidos responsables arriman el hombro.
El asunto aún se complica más tras las medidas aprobadas en el último Consejo de Ministros, que fueron rechazadas por el Principado al estimar que Asturias será una de las regiones más perjudicadas, perdiendo mil millones de euros en el ajuste. Demasiadas incógnitas para saber lo que va a pasar. Como premisa inicial, el acuerdo o la sintonía entre Asturias y Madrid facilitarían el pacto en el interior de la región. Ahora bien, ningún gobierno puede llegar a ninguna alianza a costa de silenciar el daño producido al territorio.
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