El incomprensible e inaceptable cambio del modelo a favor del sector privado que patrocina el Principado
Las ONG de discapacidad, al borde del cierre
Siete entidades sociales alertan de que el Principado «nos lleva a la quiebra».
La decisión de Bienestar de privatizar transporte y pisos pone en peligro la atención a 692 personas dependientes y el puesto de 260 trabajadores
Foto.- Responsables de Rey Pelayo junto a jóvenes del centro. / Marieta
Chelo Tuya | Gijón, en El Comercio.
El Principado les paga parte de la atención que prestan a 692 asturianos con discapacidad intelectual. Pero por sus centros pasan miles de personas que, mayores o menores, con discapacidad o sin ella, tienen un denominador común: están en riesgo de exclusión. Sus plantillas llegan a los 260 trabajadores. Y todas nacieron con fe: ya sea en Dios, ya en que las personas poseen derechos, aunque tengan discapacidad. Todas fueron pioneras ayer y hoy son profesionales. Todas son empresas, pero ninguna con ánimo de lucro. Y todas están en riesgo de quiebra.
La decisión de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda de privatizar el servicio de transporte y los pisos tutelados para personas con discapacidad ha disparado la alarma en el tercer sector, denominación que engloba las entidades sociales. Ellas, las que no tienen ánimo de lucro, las que reinvierten los beneficios en los programas que realizan, creen que la entrada de la empresa privada en el sector de la discapacidad «nos arrasará».
Así lo asegura José María Mori, pionero en el altruismo social cuando aún no existía la denominación Organización No Gubernamental. Como la mayoría, su ONG, Una Ciudad para Todos, nació como asociación, en aquel momento volcada en la erradicación del chabolismo. Logrado su objetivo, la discapacidad se convirtió en el motor de la entidad, que ahora ve «cómo la privatización de las rutas de transporte es un primer paso de la empresa privada, que nos arrasará». Es el gerente de Una ciudad para Todos, Carlos Aller, el portavoz de una plataforma, la del tercer sector de la discapacidad, que «nunca quiso protagonismo», pero que surgió «en defensa de un modelo de servicios sociales: el mixto entre lo público y las entidades sociales».
Un modelo, recuerda Raúl Cantero, coordinador del Centro de Apoyo a la Integración (CAI) del Sanatorio Marítimo, «del que Asturias fue pionera. No entendemos cómo, después de haber sido referente en el país, es ahora la comunidad pionera en querer introducir el sector privado en la atención a colectivos tan vulnerables como infancia y discapacidad»… (leer más)
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