Opinión. La Voz de Asturias
Primera toma.
La gripe A
26/04/2010
Es la gripe más famosa de la última década y acaba de cumplir su primer año entre la sociedad mundial. Los datos son reveladores. Apenas 8 de cada 100.000 habitantes padecen ahora esta nueva forma de contagio social, mientras que la inversión por persona casi se asemeja en porcentaje a lo que se ha gastado por banco en el intento de superación de la crisis económica. Dicen los expertos que nunca está de más la prevención, pero con esta gripe se han superado algunos estándares. Ahora queda la duda de si algún organismo público ha contribuido con su alarmismo a la difusión del mensaje del miedo para imponer algún criterio extraño en el mercado del medicamento. Alguien ha ganado en este juego, mientras que las administraciones han perdido mucho dinero y ya buscan como dar salida a los excedentes millonarios de la compra abusiva de vacunas hace apenas unos meses. Esto no es como el arroz que se almacena en la despensa. Las vacunas tienen fecha de caducidad y la solución a los millones de dosis pérdidas en los laboratorios públicos es, simplemente, pensar qué hacer con ellas. Las relaciones entre la empresa y los gobiernos sanitarios siempre es muy intensa. Es curioso, si se analizan los datos de esta crisis, percibir que las farmacéuticas no han sufrido apenas los efectos de la recesión. Al contrario, algunas firmas han mejorado sus resultados, porque la salud, en tiempos de crisis, también sufre. Aparecen las nuevas enfermedades sociales, se difunden los estudios de la depresión, del estrés, que azotan al actual modelo de convivencia. Es por eso que todos los gobiernos españoles, ajenos al color político que profesan, se han unido para ponerle fin a un crecimiento desmesurado del coste de la receta. Sólo en Asturias, se gastan más de 400 millones de euros al año en medicamentos o en la financiación de los mismos para los usuarios del sistema público. Con la gripe A pasó algo parecido, y ahí, los medios de comunicación jugamos un papel por definir en la propagación de la corriente mundial del miedo. Los equilibrios son tan débiles en este mercado, que un simple resfriado se convierte en congestión. Y la solución siempre está en el mismo lugar.
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